DOCTRINA Y VIDA CRISTIANA

Estudio X
EL BAUTISMO DE LA NUEVA CREACION
Parte 7

Supongamos que hubiera una total confusión sobre el tema de la forma del bautismo, y el testimonio con respecto al procedimiento por la Iglesia primitiva fuera tan confusa, que nosotros no tuviéramos nada en lo absoluto para orientarnos y determinar si la forma apostólica del bautismo en el agua fue por medio de la aspersión, derrame o en la inmersión, ahora nos encontramos en una posición donde, vemos claramente lo que constituye el bautismo verdadero; para nosotros si es posible ver claramente lo que o no constituye los símbolos o imágenes. Investigando detalladamente todas las formas practicadas, hay una sola, la que representa la muerte y la sepultura con Cristo. Nosotros hemos fallado en reconocer el símbolo de muerte para uno mismo, y para el mundo, y con Cristo, con muchas o pocas gotas de agua sobre la frente, o con un cubo lleno de agua sobre toda la persona. Si hay alguna semejanza simbólica de muerte en uno de estos símbolos nosotros no lo hemos percibido. Pero en lo que nosotros consideramos la inmersión, nosotros ahí vemos a primera vista una maravillosa, una llamativa, una notable ilustración adecuada de todo lo que representa el bautismo verdadero a la muerte. No únicamente la palabra baptizo en griego significa inmersión, cobertura, sepultura, sino todo lo relacionado con el procedimiento y con la inmersión hacia el agua, de espaldas, en el nombre de Cristo es la representación más llamativa de una sepultura, adecuada en todo lo particular. El administrador del símbolo representa a nuestro Señor. Cuando el candidato va hacia él en el bautismo también en nuestros corazones vamos al Señor para el bautismo. Confesando que por nuestra voluntad para sí mismo y para el mundo, nos entregamos en las manos del Señor, pidiendo que acepte la voluntad para el acto, y pedimos que, al rendir nuestras voluntades, él nos sepulte en su muerte — que él ocasionará ciertas experiencias, disciplinas, condiciones y castigos, en la forma más adecuada para que se nos permita cumplir nuestro pacto de consagración. Cuando el candidato ha rendido su voluntad, el administrador suavemente lo va sumergiendo en el agua, y mientras él está de espaldas, incapacitado en el agua, proporciona una ilustración completa de nuestra incapacidad para ayudarnos mientras estamos en la muerte; y cuando el administrador de nuevo le levanta poniéndole de pie, nosotros vemos representado exactamente lo que nuestro Señor nos ha prometido, la resurrección de la muerte a su debido tiempo por su poder propio. No tenemos el propósito en limitar las conciencias de los que no están de acuerdo con nosotros; pero nos parece evidente y claro que el autor de este símbolo fue el Señor. ¿Quién más pudo haber creado un cuadro o un símbolo tan perfecto sobre esta materia?

El que ya ha ejecutado su bautismo verdadero, el que ya se ha entregado en las manos de Cristo para llegar a estar muerto con él, sepultado en la semejanza de su muerte, es el que ve la belleza de este cuadro simbólico, y es cuando, creemos nosotros, debemos sentir un deseo intenso propio para llevar a cabo su cumplimiento. El lenguaje de su corazón seguramente es, “¡Me agrada hacer tu voluntad, oh Dios mío!”

¿Qué ventajas se acumularán por la obediencia a este símbolo? Nosotros contestamos que no se acumula ninguna ventaja sobre el cumplimiento de una de las partes de nuestro voto de consagración, pero será para nuestro beneficio antes que nada, cumplir con todos los requisitos — todo, incluyendo la rendición total de nuestras voluntades en la voluntad del Señor, y con el propósito total de caminar en sus pasos. Pero mientras todo el beneficio no se realizara sino hasta llegar a la meta final, en la Primera Resurrección, y su Gloria, Honra e Inmortalidad, sin embargo, hay cierto beneficio que debemos de disfrutar ahora. La paz mental, la paz del corazón, el hecho que, así como con nuestro Señor, nosotros también tenemos el propósito en — “cumplir con todo lo justo” — y es eso lo que contribuye a tener la paz de Dios que corre como un río, regularmente, constantemente y enérgicamente, mediante las vidas de los que son suyos — la paz de Dios que sobrepasa todo el entendimiento, de nuestros corazones.

El testimonio del Apóstol es, que hay “Un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos.” (Ef. 4:4-6) continúa que como hay un solo bautismo apropiado también hay un solo símbolo apropiado; y la gente Cristiana en general está de acuerdo que la inmersión en el agua es la que más le corresponde al lenguaje Bíblico. Como ilustraciones de este acuerdo, anoten lo siguientes comentarios de las personas que a pesar de haber sido bautizadas en la muerte de Cristo, estaban tan confusas que no sabían como identificar el símbolo en agua, y llegaron a la conclusión de que éste no era importante.

ALGUNOS TESTIMONIOS SOBRE EL BAUTISMO

Juan Calvino, Reformador, dice: “La palabra misma baptizo significa sumergirse. Es muy seguro que la inmersión era practicada por la iglesia primitiva.” (Instituciones, Lib. IV, Cap. XV, par. 19)

Dr. Macknight, Presbiteriano: “En el bautismo la persona bautizada está sepultada debajo del agua”. “Cristo se entregó para ser bautizado; esto es, estar sepultado debajo del agua.”

Dr. Felipe Schaff, Presbiteriano: “La inmersión, y no la aspersión, fue indudablemente la forma normal original. Esto lo demuestra el verdadero significado de las palabras griegas baptizo, baptista, bautismos.” Historia de la Iglesia Apostólica, página 568

En una publicación posterior — en 1885 — él escribe más acerca de estas “comparaciones,” y todos “están a favor de la inmersión, en lugar de la aspersión, así como lo es totalmente aceptado por los mejores catedráticos, católicos, protestantes, ingleses y alemanes.” Las Enseñanzas de los Doce Apóstoles, páginas 55, 56

Martín Lutero, Reformador: “Bautismo es una palabra griega y puede ser traducida como (Inmersión).” “A los que van a ser bautizados, yo los voy a sumergir en agua.” Las Obras de Lutero. Vol. 1, página 336.

Juan Wesley, fundador del Metodismo: “Sepultados con él por el bautismo al referirse al método antiguo de la inmersión.”

Wall, Episcopalista: “La inmersión fue con toda probabilidad el único camino para nuestro santificado salvador, y seguramente fue la forma más común y ordinaria para la cual los cristianos antiguos recibieron su bautismo”. Historia del Bautismo Infantil, Vol. 1, página 571, Oxford. 1862.

Dean Stanley, Episcopalista: “Por los primeros trece siglos la forma mas universal practicada — del bautismo — es la cual nosotros leemos en el Nuevo Testamento, y la cual representa el verdadero significado de la palabra ‘Baptizo’, comparado a los que fueron bautizados siendo lanzados, sumergidos, inmersos en el agua.” Instituciones Cristianas, página 17.

Brenner, Católico Romano: “Por mil trescientos años el bautismo fue general y regularmente la inmersión de la persona por debajo del agua.” Exhibición Histórica de la Administración del Bautismo, página 306.

“La persona completa es inmersa en el agua.”, Enciclopedia de Kitto

“Bautismo, es, sumergir, o inmersión.” Enciclopedia Americana

“El bautismo fue administrado originalmente por la inmersión.” Enciclopedia de Brande

“El bautismo significa inmersión.”, Diccionario de la Biblia Smith

“Bautizo, estar en o bajo el agua.” Léxico Griego de Liddell y Scott

“Inmerso, hundirse.’ Léxico Griego de Robinson

“Inmerso, sumergirse, hundirse.” Léxico de Greenfield

¿QUIÉN PUEDE ADMINISTRAR EL BAUTISMO EN EL AGUA?

Como todos los consagrados, los que han sido bautizados en la muerte de Cristo, constituyen el Sacerdocio Real, “y miembros del cuerpo ungido del Señor”, es natural que no únicamente están comisionados por Mateo 28:19 para enseñarle a la gente, y así conducirlos al bautismo, o la sepultura de sus voluntades en el Señor, sino también son comisionados igualmente para realizar el símbolo de esta consagración, el bautismo en agua. Y, además si no está al alcance conveniente ninguna persona consagrada para el servicio del símbolo, nosotros no tenemos ninguna objeción concreta en contra de su ejecución por un creyente que no está consagrado, o tal vez por una persona del mundo, un incrédulo; porque el contrato verdadero está entre el Señor y el individuo que se está consagrando; y como el bautismo en el agua no es el verdadero, sino únicamente un símbolo, el administrador no es el Señor, simplemente un hombre, ya sea un hombre bueno o malo, él actuaría simplemente como un representante para la conveniencia y el servicio del que ha recibido la inmersión. No obstante, hay un orden y aptitud general que es bueno observar en éste como en todas las cosas relacionadas a la Ecclesia; esto indicaría que las personas más indicadas para este servicio serían los ancianos elegidos.

LA FORMA DE EXPRESIÓN

Ninguna forma de expresión en particular para este servicio está ante nosotros establecida en las Escrituras, y todos pueden observar fácilmente que las palabras son de segunda importancia — que el bautismo podría ser igualmente válido si no se usara ni una sola palabra; porque como fue mencionado anteriormente, el contrato verdadero está entre quien ha sido bautizado y el Señor, y el acto del bautismo en el agua es la confesión externa. No está, por lo tanto, basado en las creencias y opiniones del administrador, pero sí está basado en el pensamiento y la intención de corazón del que ha sido simbólicamente bautizado. No obstante, basando nuestro juicio sobre las palabras del Señor, en Mateo 28:19, y en las palabras del Apóstol, en Romanos 6:3, nosotros recomendamos una forma simple y pura de palabras para esta ocasión:

“Hermano Juan [u otro nombre cristiano], en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, por ésta autoridad, yo te bautizo en Cristo.”

LA REPETICIÓN DEL SÍMBOLO

Porque desde hace mucho tiempo se perdió el significado verdadero del bautismo, nosotros hemos recibido muchas preguntas de los que ya han sido inmersos en agua, son relacionadas a la validez de su bautismo en el agua, y si sería apropiado repetir el símbolo. Nuestra respuesta es que el símbolo no necesita repetirse; porque no tiene ningún significado, o más virtud, que cualquier otro baño o inmersión en el agua, al menos que sea precedido por la consagración total a la muerte, y eso cada uno debe de decidirlo basado en la obediencia de este testimonio, si el conocimiento sobre el tema estaba deficiente, no sería necesario repetirlo — si es que el bautismo en agua se aplicó después de la consagración, o bautismo a la muerte.

EL BAUTISMO PARA LOS MUERTOS

“¿Qué harán los que se bautizan por los muertos, si de ninguna manera los muertos resucitan?” —1 Cor. 15:29

Una equivocación del significado de las palabras anteriores por el apóstol condujo, durante la “Edad de las Tinieblas”, a un bautismo de sustitución: Gente cristiana, cuyos amigos habían muerto sin haber sido bautizados, se bautizaban por estos muertos en una forma representativa. Los puntos de vista correctos de lo que constituye el bautismo verdadero, nos muestran rápidamente la inconsistencia de este procedimiento. Una persona no puede de ninguna forma consagrarse, o querer transferir su vida natural o su vida espiritual por otra persona. El mal entendimiento de las palabras del Apóstol, sin embargo, ha conducido a la confusión en las mentes de muchas personas que no pueden reconocer qué grande era la apostasía que tuvo lugar poco después de la muerte de los apóstoles, y qué absurdo e irrazonables eran muchas de las teorías y costumbres presentadas en ese entonces.

El tópico del Apóstol era la resurrección de los muertos, y él aquí mantenía y elaboraba esta doctrina. Evidentemente se efectuaron varios movimientos en contra de la fe de la Iglesia en Corinto, con respecto a la resurrección de los muertos. Como parte de su argumento, en el versículo bajo consideración, él llamó la atención a la Iglesia con el hecho que todos ellos habían sido bautizados, y que su bautismo significó o simbolizó la muerte, como nosotros lo hemos examinado. Él entonces, para demostrarles la inconsistencia de la posición nueva, les pregunta que adonde estaría la sabiduría o el valor de tal consagración a la muerte, como su bautismo lo había sugerido, si fuera verdad la teoría nueva de que los muertos no resucitarían. Ellos se habían consagrado para ser miembros, para morir uno con el otro, en la fraternidad con Cristo, y así estar muertos con él, como miembros de su cuerpo, miembros del gran sacrificio de la Expiación en nombre del mundo muerto, porque sus esperanzas estaban en la resurrección prometida.

El argumento del Apóstol es que la posición cristiana en conjunto se mantiene firme o se cae si no hay resurrección de los muertos, entonces los que han caído dormidos en Cristo se han perdido, así como el resto del mundo; y si así fuese el caso, que no hubiera una futura esperanza para la Iglesia, o para el mundo mediante la Iglesia, ¿por qué deberíamos consagrar nuestras vidas a la muerte? Nosotros estamos bautizados a la muerte con Cristo, bautizados por los muertos, con el propósito de que estemos asociados con él como el donador de la vida al mundo — la Simiente de Abrahán.


(La siguiente parte del libro “La Nueva Creación” se publicará en la edición de julio - agosto de 2021)


Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba