DOCTRINA Y VIDA CRISTIANA

La Nueva Creación:
“Orden y Disciplina en la Nueva Creacion”
Parte XII

Ni tampoco ningún hermano debería asumir las responsabilidades públicas en la Iglesia como líder, representante, etc., sin ninguna elección, aunque esté seguro de que no haya ninguna objeción respecto de su aceptabilidad. El método de las Escrituras de ordenar ancianos en todas las iglesias es por elección de la congregación, extendiendo la mano en un voto. Insistir en tal elección antes de iniciar el servicio es seguir la orden de las Escrituras, fortifica al Anciano y adicionalmente, recuerda a la Ecclesia sus deberes y responsabilidades como designar a los ancianos en nombre y espíritu del Señor, a medida que expresa la elección de Dios, la voluntad de Dios. Adicionalmente, esta disposición de las Escrituras interesa a los miembros de la Ecclesia respecto de todas las palabras y acciones de los ancianos, como sus servidores y representantes. Se opone a la idea muy dominante de que los ancianos poseen y gobiernan la congregación y pone fin a su pensamiento y a su discurso de “mi pueblo”, más que del “pueblo de Dios a quien yo sirvo”.

¿Por qué estos asuntos, tan claramente expuestos en las Escrituras, no son comprendidos ni explicados de manera más general? Porque la naturaleza humana se complace de tener honores y preferencias, y cae fácilmente en condiciones erróneas que le favorecen; porque ellos han sido aceptados durante diecisiete siglos; porque el pueblo permite estas condiciones y las prefiere en lugar de las libertades por las cuales Cristo libera. Además, muchos también se han sentido tan seguros de que las costumbres de Babilonia deben ser correctas que ellos nunca han estudiado la Palabra del Señor respecto de este asunto.

El periodo de servicio de los Ancianos

Según la inspiración, nada está dicho respecto del periodo para el cual debería ser elegido un anciano, por ello estamos en la libertad de ejercer el razonamiento y el juicio en relación con esta cuestión. Muchas personas pueden ser ancianos estimados, o hermanos desarrollados en la Iglesia, y pueden ser útiles y altamente apreciados, y sin embargo, no ser parte de los ancianos elegidos presentados por la Ecclesia como sus representantes: predicadores, maestros, pastores. Las “mujeres ancianas” 1 son así varias veces aludidas de manera honorable por los apóstoles, sin la menor insinuación de que cualquiera de ellas fuera alguna vez elegida como anciana representante o maestra en la congregación (Ecclesia). Algunos elegidos como adecuados para el servicio de la Ecclesia podrían dejar de poseer las calificaciones estipuladas; u otros podrían, bajo la divina providencia, avanzar hacia una mayor eficiencia para el servicio de la Iglesia. Un año o sus subdivisiones, un semestre o un trimestre, parecerían ser periodos apropiados para tales servicios, el último si las personas son menos experimentadas y el anterior si son muy experimentadas y favorablemente conocidos. A falta de una ley, o más aun de un consejo o sugerencia, cada congregación debería determinar la voluntad de Dios en cada caso, de la mejor manera posible.

(1) La posición de la mujer en la Iglesia es tratada en el Cap. V.

La cantidad de ancianos

La cantidad de ancianos no está limitada por las Escrituras, pero de manera razonable, mucho dependería del tamaño de la Ecclesia, así como también de la cantidad disponible: competentes, etc. (No se debería asumir a nadie como un creyente ni como plenamente consagrado; tal debería haber recibido, de palabra y de hecho, inequívocas evidencias de su fe y de su consagración mucho antes de ser elegido como Anciano). Nosotros estamos a favor de tener cuantos ancianos posean las calificaciones esbozadas, y los privilegios de los servicios entre ellos. Si el apropiado fervor actúa sobre los ancianos y desean algún tipo de trabajo misionero o de predicación requeriría de algunos de ellos, o parte del tiempo de muchos. Cada Ecclesia debería ser de ese modo un seminario teológico del cual saldrían continuamente maestros eficientes hacia campos más amplios del servicio. El Anciano que muestre envidia de los demás y un deseo de dificultar que ellos ministren, debería ser considerado como indigno de continuar; sin embargo, no se debería elegir a ningún incompetente ni novato, para satisfacer su vanidad. La Iglesia, como miembros del cuerpo de Cristo, debe votar de la manera en que ellos confían que la Cabeza los haría votar.

Quizás se debería tener cuidado para evitar elegir un Anciano cuando no haya nadie competente para el servicio, respecto de las calificaciones establecidas por los apóstoles, es mucho mejor no tener ancianos que tenerlos incompetentes. En el ínterin, hasta que se encuentre un hermano competente para el servicio, dejemos que las reuniones sean de un tipo informal, teniendo a la Biblia como libro de texto y al Hermano Russell presente de manera representativa como maestro a través de los Estudios de las Escrituras, vuestro Anciano elegido, si así lo prefieren.


(La siguiente parte del libro “La Nueva Creación” se publicará en la edición de septiembre - octubre de 2015)


Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba