DOCTRINA Y VIDA CRISTIANA

La Nueva Creación:
“Orden y Disciplina en la Nueva Creacion”
Parte XI

Al considerar este asunto es conveniente que tengamos una idea clara de la unidad de la Iglesia, y mientras que toda la Iglesia en el mundo es única, sin embargo, en otro sentido de la palabra, cada conjunto o compañía individual de creyentes es una representación del todo. Por ello, cada Ecclesia individual debe considerar al Señor como su Cabeza y a los doce apóstoles como las doce estrellas brillantes, los maestros, a quienes el Señor sostuvo de manera especial en su mano y controló, usándolos como sus portavoces para instruir a su Iglesia en cualquier lugar, en toda reunión, a lo largo de esta edad.

Aunque esté compuesta de solamente dos o tres miembros, en cada congregación o Ecclesia deben buscar reconocer la voluntad de la Cabeza con respecto a todos sus asuntos. Deben sentir una unidad con todas las estimadas ecclesias de “la misma fe” en el sacrificio de nuestro querido Redentor y en las promesas de Dios, dondequiera que sea. Deben estar deseosas de conocer su bienestar y reconocer el hecho de que el Señor, como supervisor de su obra, puede hoy en día, como también en cualquier periodo, usar algunos instrumentos especiales para el servicio de la Iglesia como un todo, así como también usar a ciertos miembros de cada pequeña compañía local. Acudiendo al Señor de esa manera y reconociendo el carácter de los servidores que él usaría (humildes, entusiastas, claros en la Verdad, dando evidencias de tener el untamiento y la unción del Espíritu) ellos estarían preparados para esperar dichos ministerios generales para las necesidades de toda la Iglesia, y buscar una participación en la bendición y dispensación del “alimento (espiritual) a su debido tiempo” que el Maestro nos prometió. También, ellos recordarán de manera especial cómo él prometió las bendiciones especiales al final de esta era y que él proporcionaría cosas nuevas así como también antiguas para la familia de la fe por medio de los canales apropiados de su elección (Mateo 24:45-47).

Los medios, los canales de estas bendiciones, el mismo Señor los supervisará y dirigirá. Todos los miembros del cuerpo unido a la Cabeza deben tener confianza y buscar el cumplimiento de sus promesas; pero no obstante, deben “probar los espíritus”, para probar las doctrinas, provengan de quien provengan. El poner a prueba no implica una pérdida de confianza en aquellos que son reconocidos como canales de la Verdad divinamente dirigidos, sino que esto implica una fidelidad al Señor y a la Verdad como algo superior a todos los maestros humanos y sus declaraciones; esto implica también que ellos no están escuchando la voz del hombre, sino la voz del Pastor Principal; que ellos se dan un banquete con sus palabras y las aman, “aman masticarlas y digerirlas”. Estos miembros del cuerpo crecen más fuertes y más rápidamente que los demás, en el Señor y en el poder de su fuerza, porque están más atentos a la guía e instrucciones del Señor.

Sin embargo, esta unidad general del cuerpo, esta afinidad general, esta enseñanza general a través de un canal general, que el Señor ha proporcionado para la reunión de sus joyas con él mismo durante su segunda presencia (Malaquías 3:17, Mateo 24:31), no interfiere con un reconocimiento apropiado del orden en cada una de las pequeñas compañías, o ecclesias. Por muy pequeña que sea la compañía, debería haber orden en ésta. Sin embargo, mediante esta palabra “orden” nosotros no queremos decir “frialdad” o “formalismo”. El orden que mejor y más satisfactoriamente funciona es aquel que funciona silenciosamente y del cual los mecanismos están fuera de la vista. No obstante, si la reunión fuera tan pequeña como tres, cinco o diez, deberían acudir al Señor para determinar su guía respecto de cuáles de ellos deberían ser reconocidos como ancianos, o más avanzados en la Verdad, teniendo las diversas calificaciones de un Anciano como ya las hemos visto esbozadas en la Palabra inspirada: claridad en la Verdad, aptitud para enseñarla, vida intachable con respecto al carácter moral, y habilidad de preservar el orden sin la innecesaria fricción, como podría estar ejemplificado en su familia, etc.

Si, de esa manera, la pequeña compañía tiene la Palabra y el Espíritu del Señor ante ellos y actuando sobre ellos, el resultado de sus opiniones conjuntas, como está expresado en una elección de servidores, debería ser aceptado como la opinión del Señor respecto del asunto, las personas elegidas como ancianos serían muy probablemente los mejores y los más apropiados en el grupo. Sin embargo, se debe tener cuidado de que tales elecciones no sean realizadas sin la debida consideración y oración, de aquí que es aconsejable que se haga el debido anuncio por anticipado, y que sea reconocido que solamente aquellos que sostengan ser miembros de la Nueva Creación (hombres y mujeres) intentarán expresar la opinión del Señor respecto del asunto, en el voto. Deberían haber tales que hayan pasado el punto de arrepentimiento por el pecado y restitución en la medida de su habilidad y aceptación del sacrificio del Señor Jesús como la base de su armonía con Dios; y quien, por lo tanto, haya realizado una completa consagración de sí mismo al Señor, y de ese modo haya estado sujeto a la unción y a todos los privilegios de la “casa de los hijos”. Estos son los únicos competentes para apreciar y expresar la opinión, la voluntad, de la Cabeza del cuerpo. Estos son los únicos que constituyen la Iglesia, el cuerpo de Cristo, aunque otros que todavía no han dado el paso de la consagración, pero que confían en la preciosa sangre, pueden ser considerados como miembros de “la familia de la fe” de cuyo progreso se tiene la esperanza, y cuyo bienestar debe ser considerado.

Ordenación de ancianos en cada Ecclesia

“Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayuno, los encomendaron al Señor, en quien habían creído.” (Hechos 14:23)

La forma de este enunciado con otras referencias a los ancianos, en relación con todas las iglesias, justifica la deducción de que ésta era la invariable costumbre en la Iglesia primitiva. El término “ancianos”, como se ve en el texto, incluye a predicadores, pastores, maestros y profetas (o expositores públicos); de aquí que es importante que aprendamos lo que significa esta palabra “ordenado”. En la actualidad, esta palabra se usa generalmente con referencia a una ceremonia de investidura, pero éste no es el significado de la palabra griega jeirotoneo1 que es usada en este texto. Significa “elegir al extender la mano”, que es todavía la forma usual de votar. Esta definición es dada en la Concordancia Analítica de la Biblia del Profesor Young. Como este puede ser considerado como una autoridad presbiteriana, también daremos la definición establecida en la Concordancia Exhaustiva de la Biblia de Strong, que puede ser considerado como una autoridad metodista. La última define la raíz de la palabra: “Ser uno que alcanza con la mano, o votante (por levantar la mano)”.

(1) Ref. Strong, No 5500. —Trad.

Una palabra griega totalmente diferente es usada cuando nuestro Señor declaró respecto de los apóstoles: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que os elegí a vosotros, yo os he puesto para vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, Él os lo dé.” (Juan 15:16). Esta es la misma palabra, tithemi2, usada por el Apóstol cuando, al hablar de su ordenación, decía: “Para esto yo fui constituido predicador y apóstol (digo verdad en Cristo, no miento), y maestro de los gentiles en fe y verdad.” (1 Timoteo 2:7). Pero esta ordenación que el Apóstol declara de manera distinta, “Pablo, apóstol ‘no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos’” (Gálatas 1:1). Todos los miembros del Cuerpo Ungido, unidos con la Cabeza y partícipes de su Espíritu, son por lo tanto ordenados de manera similar, ciertamente no para el apostolado como lo fue Pablo sino para ser ministros (servidores) de la Verdad, cada uno en la medida de sus talentos y oportunidades (Isaías 61:1), los doce solamente fueron ordenados para ser apóstoles, o representantes especiales: ministros plenipotenciarios.

(2) Ref. Strong, No 5087. —Trad.

Al recurrir a la ordenación o reconocimiento de los ancianos por medio del voto de la congregación (Ecclesia) de la Nueva Creación “extendiendo la mano”, como se vió anteriormente, notamos que éste era el modo tradicional, porque el Apóstol usa la misma palabra griega para decir cómo Tito se convirtió en su ayudante. Él dice en 2 Corintios 8:19: “sino que también fue designado por las iglesias como compañero de nuestra peregrinación”. Las palabras en cursiva provienen de la palabra griega jeirotoneo que, como se mostró anteriormente, significa “elegir extendiendo la mano”. Y además, la palabra “también” implica aquí que el mismo Apóstol fue elegido por medio de una votación similar. No elegido ni escogido para ser un apóstol sino para ser un misionero, en esta ocasión un representante de las iglesias y sin duda a costa de ellos.

Evidentemente, sin embargo, algunos de los subsecuentes viajes del Apóstol sucedieron sin el voto o apoyo de la Iglesia de Antioquía (2 Timoteo 1:15). Las regulaciones de la Iglesia Primitiva permitieron que todos ejerzan libremente sus talentos y administración de acuerdo con sus propias conciencias. Las ecclesias (congregaciones) podían aceptar o rehusar los servicios de los apóstoles, aun como sus representantes especiales, y los apóstoles podían aceptar o rechazar tales compromisos, cada uno de ellos ejerciendo su propia libertad de conciencia.

Pero, ¿no hay ninguna ordenación de ancianos, etc., que se mencione en el Nuevo Testamento a parte de ésta, una elección? ¿Hay algo que signifique dar autoridad o permiso para predicar, como la palabra inglesa ordain (ordenar) que ahora es usada generalmente en todas las confesiones en relación con el dar licencia y ordenar ancianos, predicadores, etc.? Nosotros examinaremos estas preguntas.

La palabra ordain (ordenar), en relación a los ancianos, es usada solamente en otro lugar y es la traducción de una palabra griega distinta, a saber, kathistemi3, que significa: “poner”, Young; “colocar”, Strong. Esta palabra aparece en Tito 1:5: “Por esta causa te dejó en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses (kathistemi) ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé”, esto es, como yo lo dispuse. Nueva Versión Internacional, “Y en cada pueblo nombraba”. Aparentemente, este texto parece implicar que Tito estaba autorizado para designar a estos ancianos, sin tener en cuenta los deseos de las congregaciones (iglesias, ecclesias); y es en vista de esto que se basa la teoría episcopal del ordenamiento eclesial. Católicos, episcopales y metodistas-episcopales, todos reclaman a sus obispos que establezcan una autoridad apostólica, que coloquen o designen ancianos para las congregaciones, sin la extensión de la mano o voto de la Iglesia.

(3) Ref. Strong, No 2525. —Trad.

Este texto es el baluarte de esta idea, pero parece ser más bien un débil soporte cuando observamos la última oración: “Así como yo te mandé”, y reflexionamos que sin duda el Apóstol no daría a Tito el “encargo” o la instrucción de actuar de manera distinta de la que él (el Apóstol) actuó sobre este asunto. La explicación del propio procedimiento del Apóstol, traducida correctamente, es muy explicita: “Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayuno, los encomendaron al Señor, en quien habían creído.” (Hechos 14:23).

Indudablemente el consejo del Apóstol y el de Tito, a quien él encomendó especialmente a los hermanos como un ministro fiel de la Verdad, no solamente sería deseado sino que buscado por los hermanos y muy en general seguido; no obstante, el Apóstol y todos quienes siguieron sus pasos buscaron poner la responsabilidad donde Dios la puso, sobre la Ecclesia, cuyo interés debería ser “probar los espíritus (el que enseña y su enseñanza) si son de Dios” (1 Juan 4:1). El Apóstol aconseja, “Si alguien habla en desacuerdo con esta Palabra, es porque no hay luz en él”, y “aléjense de aquellos”; la iglesia no debe votar por aquellos y de ninguna manera aceptarlos como maestros, ancianos, etc.

En cualquier evento, sería necesario el acuerdo de la Ecclesia, ya sea expresado por el voto, como está establecido, o no; no obstante supongamos que Tito hubiera designado ancianos que no congeniaban con los hermanos, ¿cuánto tiempo habría prevalecido la paz?, ¿cuánto servicio pastoral u otro tipo de servicio realizaría tal Anciano, detestable para los sentimientos de la Iglesia? Prácticamente nada.

Las prácticas sacerdotales, y no las enseñanzas de nuestro Señor y sus doce apóstoles, son responsables de la división de los santos en dos clases llamadas “clérigo” y “laicos”. Es el espíritu de las prácticas sacerdotales y del anticristo que todavía busca dominar sobre la herencia de Dios, imponiendo prácticas antibíblicas, trayendo consigo la ignorancia en las congregaciones. El Señor y los Apóstoles no reconocen a los ancianos sino a la Iglesia (Ecclesia) como el cuerpo de Cristo, y cualquiera que fuera la dignidad u honor que se les atribuya a los ancianos fieles, como servidores del Señor y de la Iglesia, no es simplemente su reconocimiento de ellos mismos ni su reconocimiento por otros ancianos. La elección de la congregación debe conocerlos, debe reconocer sus gracias y habilidades cristianas a la luz de la Palabra de Dios, de lo contrario ellos no pueden otorgarle ninguna posición ni honor. Por ello, ningún Anciano tiene autoridad alguna por medio de su autodesignación. Ciertamente, la posición de ignorar a la Iglesia, el cuerpo de Cristo, y de nombrarse por sí mismo, y por su opinión, superior al conjunto, como de primera clase, tal hermano no tiene una actitud adecuada como para ser reconocido como un Anciano, siendo los principales puntos esenciales para tal servicio: la humildad y un reconocimiento de la unidad de la Ecclesia como el cuerpo del Señor.


(La siguiente parte del libro “La Nueva Creación” se publicará en la edición de julio- agosto de 2015)


Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba