DOCTRINA Y VIDA CRISTIANA

Miembros en Particular

“Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.”
– 1 Corintios 12:27

UNA ESTRECHA E INTIMA RELACION EXISTE en los que están en Cristo y nuestro Padre Celestial. Esta relación la cual sentimos hacia él es lo que también debemos sentir unos hacia otros. El texto de nuestro tema presenta una positiva declaración del Señor y nuestra respuesta también debe ser igual. Sin embargo, no siempre es así porque tenemos un adversario, Satanás, el diablo, que está intentando por todos los medios posibles destruir nuestra fe como hijos de Dios. Está empeñado en destruir lo positivo de nuestra posición y nuestra permanencia en el cuerpo de Cristo.

¿Por qué está el Adversario interesado en la destrucción de nuestra fe? Antes de que podamos saber que medidas usar para defendernos contra nuestro gran enemigo, tenemos que saber cuales son sus motivos y porque está interesado en nosotros. Debemos darnos cuenta de que Satanás ya ha sido juzgado. Él sabe que en última instancia va a ser destruido cuando el plan de Dios se lleve a cabo hacia su finalización. Él entiende que la única esperanza que tiene de salvarse es intentando alterar el plan de Dios de alguna manera, para escapar y quizá pueda evitar la pena de muerte que ya se ha pronunciado en contra de él.

METODOS DE SATANAS PARA DESTRUIR EL CUERPO DE CRISTO

Satanás trató de destruir a Jesús en su primer advenimiento. Luego, a través de la Edad del Evangelio, trata de destruir la iglesia por medio del gran sistema del Anticristo. En este sentido, durante la cosecha de la edad del Evangelio, está realizando un desesperado intento final para destruir al resto de los miembros del cuerpo de Cristo en este lado del velo, es decir, la fe del pueblo del Señor. Él es un activo y potente enemigo.

El Adversario sabe que tendría poco éxito al venir a nosotros abiertamente pues podría ser fácilmente detectado, pero es un enemigo astuto y nunca usa este método. Viene en forma sutil para engañarnos si no tenemos cuidado. Dirige sus ataques principalmente a través de la debilidad de nuestra carne y en ocasiones con el poder de la sugestión. Dios permite esto porque significa una forma de examinarnos, probarnos y desarrollar la estructura de nuestra fe.

Cuando Satanás ataca en esta forma muy sutil, es posible no reconocer que es la ‘voz’ del adversario tentándonos. Sugerimos algunos ejemplos de cosas que él podría ‘susurrar’ a nuestros oídos. Que alguien, independientemente se sienta menor que los demás; esto podría tener un efecto no sólo en nosotros mismos, sino también en el cuerpo de Cristo -la Iglesiacon los que estamos asociados. Por ejemplo, podríamos pensar en nuestras mentes, ‘estoy demasiado cansado para ir a la reunión de esta noche’, ‘he tenido un día duro’, ‘estoy cansado y el Señor lo entiende’. O bien podríamos decir, ‘tengo tantas debilidades, estaré satisfecho con cualquiera cosa que el Señor me da’. Estos son pensamientos muy sutiles y pareciera que en ellos realmente no hay nada malo. Tal vez otros pensamientos pueden entrar en nuestra mente: ‘Esta solo es mi forma de pensar, el Señor perdonará’; ‘no lo voy a comentar en la reunión porque los demás pueden decir que ellos son mucho mejor’; ‘mi criterio no siempre es tan bueno, así que no participaré en la votación de las elecciones de la clase (iglesia)’.

Lo mencionado de alguna manera afecta a todo el cuerpo. Sin embargo, estos pensamientos negativos, al persistir y con tendencia a mantenerse, podrían convertirse en una actitud que impedirá en última instancia no sólo nuestro crecimiento cristiano, sino también será perjudicial para el bien espiritual de toda la Iglesia. De hecho, uno de los propósitos de esta lección es centrar nuestros pensamientos en asociación con la Iglesia.

RESISTIENDO A SATANAS

¿Cómo podemos resistir al diablo en las áreas que hemos citado? Sabemos que si podemos hacerlo, para que “huya” de nosotros (Santiago 4:7). Sólo hay una manera de hacer esto, manteniendo un balance muy positivo y agresivo para la realización de la consagración de nuestros votos y nuestras responsabilidades en el cuerpo de Cristo.

Nuestro texto declara enfáticamente, “Vosotros pues sois el cuerpo de Cristo” Esto significa que ahora, en este lado del velo, no sólo este texto de 1 Corintios 12:27, sino a lo largo de todo el capítulo, el apóstol Pablo habla de la relación y responsabilidad que cada uno de nosotros tiene ahora con referencia al cuerpo de Cristo. Las palabras de Pablo no tienen referencia a lo que está más allá del velo. Esta es la razón por la que es una cuestión tan importante. Además, si tenemos el privilegio de ser considerados como fieles y el poder entrar en las glorias más allá del velo, dependerá de lo que estamos haciendo acerca de nuestras responsabilidades y durante el resto de nuestro caminar por el sendero estrecho.

MIEMBROS EN PARTICULAR

Nuestro texto del tema va más allá, no sólo se limita a decir que somos parte del cuerpo de Cristo. Declara muy enfáticamente que somos miembros en particular. Se ha dicho que cuando ingresamos dentro del cuerpo de Cristo perdemos nuestra identidad; somos agrupados en una canasta y Dios trata con nosotros como un cuerpo colectivo. Esta es una verdad desde cierto punto de vista, el apóstol menciona aquí acerca de una identidad especial que cada uno de nosotros debe tener, particularmente muy propia y que se desarrolla en el transcurso de nuestra vida cristiana, una identidad que se refleja sobre la base de la relación con nuestro Padre Celestial y con nuestros hermanos.

Cuando las piedras preciosas se encuentran, cada una requiere una diferente preparación a fin de convertirse hermosas, en las manos del tallador. Son preparadas cada una de estas pequeñas joyas como si se tratase de la más importante de todas. No piensa, “Voy a hacer de esta una más bella que la otra”, las desarrolla cada una al máximo de belleza. Por lo tanto, nuestra relación con el Padre Celestial es muy personal. Él trata a cada uno de sus hijos como la joya más importante que se está desarrollando y convirtiéndose preciosa. Los miembros del cuerpo de Cristo son muy especiales para el Padre Celestial. A través de sus ángeles desarrolla los asuntos de cada uno según su diseño especial y su plan. Él desea tener una relación muy especial con cada miembro del cuerpo individual durante todo el período de su vida cristiana. Otras traducciones de la última parte de nuestro tema texto dicen: “Cada uno es distinto y necesario” (Taylor Translation), “Los miembros asignados con las partes” (Berkley Translation). Nosotros no decidimos que parte vamos a cumplir en el cuerpo. Es Dios quien establece las funciones que cada uno cumplirá, como él desea – 1 Corintios 12:18.

TODOS LOS MIEMBROS DEL CUERPO SON IMPORTANTES

El apóstol describe en 1 Corintios, capítulo 12, la diversidad de las funciones que tienen los miembros en el cuerpo de Cristo. Utiliza las partes del cuerpo humano como ejemplo. En el versículo 7 de este capítulo, leemos: “Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho”. Significa que Dios da a cada uno la oportunidad de poder aportar algo en beneficio de toda la Iglesia a través de la manifestación del Espíritu Santo en sus vidas. Esto no deja a nadie fuera. Significa que no hay un hermano o hermana en la Iglesia, en cualquier parte del mundo, que son miembros de este cuerpo y que no tienen una responsabilidad importante y especial que deban cumplir en su nombre para el beneficio del cuerpo.

Si reconocemos esto con el fin de llevar a cabo esta responsabilidad, tenemos que cultivar una muy estrecha y singular relación con todos nuestros hermanos. Refiriéndose a Efesios 4:15,16, Pablo dice, “Sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor”.

Para aplicar este principio en una forma práctica, podemos pensar en la Iglesia como un ejemplo en miniatura del cuerpo de Cristo. El apóstol Pablo describe además la hermosa relación que existe entre cada uno de nosotros como parte de este cuerpo. “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros. Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios; y a aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a éstos vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro. Porque los que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba, para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros. De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan” – 1 Corintios 12:12-26.

Estos versículos indican cuan importante es que mantengamos la seriedad y el esfuerzo por desarrollar una relación muy estrecha y amorosa con cada uno de los miembros en la Iglesia, el cuerpo de Cristo. Cada uno somos “miembros en particular”. No nos hemos puesto nosotros mismos, ni hemos colocado a nadie en el cuerpo de Cristo. Es nuestro Padre Celestial quien nos ha colocado en el cuerpo de Cristo, debemos cumplir en forma muy personal y especial todas las responsabilidades de acuerdo a nuestra capacidad y circunstancias. Esto es vital para la realización de nuestra vocación y elección segura.

En la Iglesia, es especialmente importante que los ancianos tomen en cuenta de la enorme responsabilidad que existe sobre ellos de ver en la medida que sea razonable, que cada miembro sienta que es una parte necesaria que contribuye en todo el cuerpo de la Iglesia. Cada uno debería ser alentado a asistir a las reuniones, participar en los estudios y en las actividades de la congregación; si esto se consigue, la Iglesia prosperará espiritualmente.


(LA SEGUNDA PARTE DE ESTE ARTICULO SE PUBLICARA EN EL NUMERO DE MARZO-ABRIL DEL 2009)



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba