Odio - Destrucción - Lágrimas

El 11 de septiembre pasado, cuatro aviones comerciales de las dos más grandes aerolíneas americanas, bajo el comando de secuestradores, se estrellaron contra las Torres Gemelas en Manhattan, New York, El Pantágono en Washington y el último, por razones que aún se desconocen, en un campo en Pennsilvanya.

Todas las personas a bordo de estos vuelos perecieron. En Nueva York, la búsqueda continúa día y noche en esa montaña de escombros, a pesar de que la esperanza de encontrar a algún sobreviviente se esfumó con el tiempo.

La tragedia dejó un saldo de más de seis mil víctimas, incluyendo por lo menos a 300 bomberos, e incontables familias fragmentadas.

Hoy por hoy hay muchas preguntas para las cuales parece que no tenemos respuesta.

El siguiente documento es un intento por comprender tanto odio, tanta destrucción y tanto dolor.


¿Por qué Dios permite el mal?

"Mas del árbol del conocimiento del bien y del mal, no comerás; porque en el diá que comieres de él, de seguro morirás." -Gen. 2:17

¿Por qué Dios no impide el sufrir que hoy existe en el mundo? Esta pregunta ha sido formulada en tiempos de guerra, cuando las ciudades se destruyen y cuando jóvenes, viejos, niños, justos, injustos, creyentes e incrédulos perecen a causa de la inhumanidad del hombre para con el hombre. También ha sido formulada por quienes han experimentado o han observado mucho sufrimiento a causa de enfermedades. ¿Por que Dios permite que un niño inocente enferme y muera? ¿Por qué permite que el injusto prospere en tanto que aquellos que le sirven experimentan dificultades?

Muchos han muerto o han sido lastimados a causa de los desequilibrios de la naturaleza, tales como ciclones, huracanes y terremotos. ¿No puede Dios hacer algo para impedir estos desastres? Cuando leemos que cientos de personas mueren en accidentes automovilísticos en un fin de semana, surge la pregunta: "¿No tiene Dios compasión?" Hay innumerables situaciones en las que el hombre, creado a la imagen de Dios, experimenta sufrimientos y finalmente muere. Y como es bien sabido, esta situación no es solamente de esta generación, ni está limitada a una sola parte de la tierra sino que es universal. Hasta donde es posible profundizar en la historia, el hombre ha sufrido y ha muerto en guerras, a causa de pestes, hambre, y calamidades. Todos, generación tras generación, han caído víctimas del gran enemigo: la Muerte. Abel, un hijo de Adán cuyo sacrificio agradó a Dios, fue la primera víctima, pereciendo en manos de su hermano Caín. Hoy día, más de cien mil personas mueren cada vienticuatro horas. Nuestros hospitales e instituciones mentales están llenos de personas que sufren y mueren. No es de extrañar que muchos pregunten dónde está Dios y por qué no hace algo para reducir la angustia y los sufrimientos de sus criaturas humanas.

JOB BUSCÓ LA RESPUESTA

La pregunta: ¿por qué Dios permite el mal? no es nueva. Ha sido formulada por muchos a través de las épocas. Hace miles de años un fiel siervo de Dios, llamado Job, se sintió perturbado y quizo averiguar la causa de sus propios sufrimientos. El registro de este incidente se encuentra en el libro de la Biblia que lleva el nombre de Job. El primer versículo de este libro nos informa que Job era un hombre justo, temeroso de Dios y apartado del mal. Job gozaba de prosperidad, habiendo sido abundantemente bendecido por Jehová en cosas materiales. Según el registro: "Su hacienda era siete mil ovejas y tres mil camellos, y quinientas asnas, y muy numerosa servidumbre; de manera que aquel hombre era más grande que todos los hijos de Oriente." Capítulo 1, versículo 3) También Job fue bendecido con una gran familia, y él deseaba que los miembros de ella fueran también bendecidos por Dios. Job oraba por su familia y ofrecía sacrificios. Job decía: "Quizá hayan pecado mis hijos, y renegado de Dios en sus corazones." (versos 4 y 5) Según Job pensaba, en caso de que sus hijos hubieran pecado, sus oraciones por ellos serían escuchadas y recibirían respuesta favorable.

Sin embargo, a Job le esperaban duras experiencias para las cuales no se hallaba preparado. Satanás, el gran adversario de Dios y de los hombres, acusaba a este siervo de Dios de que le era leal debido a la abundancia de buenas cosas con las que había sido bendecido. En respuesta a tal acusación, Dios permitió a Satanás que, para poner a prueba la fidelidad de Job, trajera sobre éste varias calamidades. Dios no dudaba de la fidelidad de Job, y bien sabía que el resultado de la prueba y de los sufrimientos que por algún tiempo permitiría sobre Job, le resultarían en grandes bendiciones. Y Job experimentó bastantes sufrimientos. Según el registro: "Aconteció pues un día en que sus hijos y sus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano mayor, que vino un mensajero a Job y le dijo: ¡Los bueyes estaban arando, y las asnas paciendo junto a ellos, cuando acometieron los Sabeos, y se los llevaron, ya los mozos los hirieron a filo de espada; y he escapado yo, yo sólo, para traerte las nuevas! Todavía estaba este hablando, cuando entró otro, que dijo: ¡Un fuego de Dios ha caído del cielo, el cual ha consumido las ovejas y los mozos, y los ha devorado; y he escapado yo, yo sólo, para traerte las nuevas! Todavía estaba este hablando cuando entró otro, que dijo: ¡Los Caldeos se dividieron en tres cuadrillas, y cayeron sobre los camellos, y se los han llevado, e hirieron a los mozos a filo de espada; y he escapado yo, yo solo, para traerte las nuevas! Todavía estaba este hablando, cuando entro otro, que dijo: ¡Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano mayor, cuando he aquí que vino un gran viento de más alIá del desierto, e hirió las cuatro esquinas de la casa, de modo que cayó sobre los jóvenes, los cuales han muerto; y he escapado yo, yo sólo, para traerte las nuevas!"-Job 1:13-19

JOB PERMANECIÓ FIEL

La reacción de Job a todo estos males fue: "Se levantó, y rasgó su manto, y rapóse la cabeza, y cayó en tierra, y adoró; y dijo: ¡Desnudo salí de las entrañas de mi madre, y desnudo volveré allá! ¡Jehová ha dado, y Jehová ha quitado; sea el nombre de Jehová bendito!" y leemos que "en todo esto no pecó Job, ni profirió palabras insensatas contra Dios" (vs. 20-22). Luego Dios permitió que más calamidades sobrevinieran a Job quien perdió su salud.

Satanás hirió a Job con "una úlcera maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza. y tomó Job un tiesto de olla para raerse con él, sentado en medio de ceniza".

Luego, hasta su misma esposa se volvió en contra de él y le dijo: "¿Todavía mantienes tu integridad? ¡Reniega de Dios y muere!" A ésto Job replicó: "Como suele hablar cualquiera de las insensatas; has hablado tú. ¿Qué? ¿Aceptaremos el bien de parte de Dios, y el mal no lo hemos de aceptar?" -Cap. 2:9,10

Job no se apartó de Dios cuando le sobrevino la calamidad, no procedió como lo habían hecho miles de personas a través de las épocas. Su principal afán, como se deja ver en su libro, fue el de averiguar por qué Dios había permitido que él fuera afligido con experiencias tan amargas. Después de que Job enfermó, tres de sus amigos le visitaron con el fin de consolarle. En la parte final del libro de Job se nos informa que estos tres tal llamados amigos no hablaron la verdad concerniente a Dios, y que los puntos de vista que expresaron a Job eran incorrectos, Job 42:7.

Mucho se discurrió entre Job y sus tres amigos, pero lo que éstos le dijeron se puede resumir en que según ellos, Job sufría por haber cometido serios pecados que él les ocultaba y de los cuales no se había arrepentido ni le había pedido perdón a Dios. Job por supuesto sabía que él era imperfecto, pero también se daba cuenta de que no había transgredido voluntariamente las leyes divinas y por lo tanto no estaba dispuesto a aceptar las conclusiones de sus amigos.

LOS MALOS TAMBIÉN SUFREN

Job no ignoraba que, aún cuando era un siervo de Dios, le tocaba sufrir en tanto que los malhechores frecuentemente prosperaban y escapaban de los males que a otros sobrevenían. Por eso respondió a sus consoladores: "¿Por qué siguen viviendo los inicuos, llegan a edad provecta, y se hacen poderosos en riquezas? Su descendencia permanece estable con ellos, en su misma presencia, y sus vástagos delante de sus ojos. Sus casas estan en paz, exentas de temor; pues no cae la vara de Dios sobre ellos. Sus toros engendran, y no engañan sus esperanzas; sus vacas paren, y no malogran las crías. Envían, como manada de ovejas, sus chiquillos, y sus hijos andan saltando de contento. Cantan al son del pandero y del arpa, y se regocijan al sonido de la flauta. Gastan en placeres sus días, y en un momento bajan al sepulcro (sin sufrir prolongadas y dolorosas enfermedades)" Job 21:7-13. En tanto que Job sabía que la explicación ofrecida por sus amigos no era la verdadera, con todo no entendía por qué Dios permitía que él sufriera tan severamente. En hermosa y poética frase, él describe su búsqueda del entendimiento de Dios a la luz de sus propias experiencias, dijo: "Mas he aquí que hacia adelante voy, y no esta allí también hacia atrás, mas no le puedo percibir; a la izquierda, donde manifiesta su poder, pero no le discierno; se emboza a mi derecha, de modo que no le pueda ver. Empero el conoce el camino por donde voy; cuando me haya probado, saldré como el oro" Job 23:8-10.

Job comprendía que era severamente probado conforme a un propósito divino, pero aún no había descubierto la razón. Se daba cuenta también de que si mantenía su integridad hacia Dios, pasaría triunfante la prueba, y sería "refinado". Su esposa quería que Job maldijera a Dios, mas el se daba cuenta de que sería una insensatez. En todas las edades han habido quienes profesan ser creyentes pero cuando les ha llegado la aflicción buscan saber en dónde se encuentra Dios y lo que él hace por proteger sus intereses. Muchos ban llegado hasta apartarse de Dios.

LA RESPUESTA DE DIOS

Empezando con el capítulo 38 de este admirable libro, encontramos la respuesta de Dios a lo que Job deseaba saber. La respuesta se encuentra en forma de preguntas.

Tales preguntas tenían por objeto el recordar a Job que en realidad lo muy poco que él sabía con respecto a Dios y que debido a lo limitado de su conocimiento sobre el particular, no debería sorprenderse por no comprender plenamente el motivo por el cual Dios permitía que sufriera. Este es un punto muy importante que debemos recordar. Cuando preguntamos a Dios por qué él no hace algo para aliviar las dolencias humanas ¿acaso no damos a entender que si Dios tuviera nuestra inteligencia algo haría? Y si no vemos nuestros deseos cumplidos ¿no llegaremos hasta dudar de la existencia de Dios? De encontramos culpables de semejantes razonamientos haríamos bien en considerar las preguntas que Dios hizo a Job.

Hay cuatro capítulos con preguntas. Todas ellas tienen que ver con las maravillas de la creación. Dios pregunta a Job si se encontraba presente cuando el echó los cimientos de la tierra, y si entendía las leyes que gobieran las olas del mar. Le pregunta si sabía algo con respecto a los instintos y hábitos de los varios cuadrúpedos y aves y de los grandes monstruos marinos. Por último le pregunta a Job si él puede explicar la sabiduría y el poder que están representados en todas estas maravillas de la creacion.

Conforme prosiguen las preguntas, Job interrumpe y dice: "¡He aqui que yo soy vil! ¿qué podré responderte? ¡Pongo mi mano sobre mi boca! Una vez he hablado, mas no responderé; y dos veces, pero no añadiré más palabra" (Job 40:4,5) De acuerdo con Profesor Strong, en la expresión de Job, "He aquí yo soy vil", la palabra "vil" literalmente significa rápido, insignificante y áspero. Según parece, Job reconocía que había hablado muy apresuradamente, que su punto de vista era limitado, y que se había expresado ásperamente.

UNA IMPORTANTE LECCIÓN PARA TODOS

Job había empezado a comprender la posición que debía tener ante su Dios; que no le tocaba juzgarlo conforme a su limitado entendimiento ni expresarse muy libremente cuando ni siquiera entendía de qué se trataba. En ésto hay una lección para todos nosotros. Es un hecho indisputable el que el mundo está lleno de mal y no debemos por eso perder la fe en Dios, ni criticarle. Nuestra actitud debiera ser una de humilidad, con un ardiente deseo de buscar respuestas para nuestras preguntas pero en la única y apropiada fuente: la Palabra de Dios.

Jehová continuó haciendo preguntas a Job, hasta que Job habló nuevamente y dijo: "Yo sé que tú lo puedes todo, y que no puede estorbarse ningun propósito tuyo. Con razón dices: ¿Quién es éste que oscurece mi consejo sin cordura? Pues he hablado sin inteligencia, tratando de cosas demasiado maravillosas para mi, que yo no entendía. Oye, te ruego, y hablaré; yo más bien preguntaré, y tú me harás saber. De oídas, había yo sabido de ti; mas ahora te ven mis ojos" Cap. 42:2-5.

Finalmente Job se dio cuenta del propósito de su severa prueba. Se apercibió de que tenía por benéfico fin darle un más claro entendimiento de Dios para que pudiera servirle mas fielmente y con mayor apreciación. Job habla de este reconocimiento como "viendo" a Dios en contraste con el hecho de solamente haber oído hablar de él. Por cuanto obtuvo tan valioso entendimiento por medio de su breve período de prueba, pudo apreciar sus sufrimientos como una muy valiosa experiencia.

Según leemos, a Job le fue restaurada su salud y "Jehova bendijo el postrer estado de Job más que el primero; de modo que tuvo catorce mil ovejas, y seis mil camellos, y mil yuntas de bueyes, y mil asnas. Tuvo también siete hijos y tres hijas. …y no se hallaron otras mujeres en toda aquella tierra tan hermosas como las hijas de Job; y les dio su padre herencia entre sus hermanos" Cap.42:12-15.

UNA ILUSTRACIÓN

El designio de Dios en permitir de una manera general el mal a través de las edades, ha sido y es el mismo que en el caso de Job. Dios hizo una perfecta criatura humana, a su propia imagen y semejanza. El ser hechos a la imagen de Dios significa el poseer la capacidad de razonar. Una de las preguntas que Dios hizo a Job fue: "¿Quién puso la sabiduría en lo íntimo? O ¿quién ha dado inteligencia a la mente?" (Job 38:36) Dios fue quien dotó a Adán con la capacidad de, por medio del uso de su raciocinio, alcanzar conocimiento y sabiduría. Ésto es diferente a lo que llamamos instinto, cualidad con la que han sido dotados los animales inferiores.

Sin embargo, Dios no implantó el conocimiento milagrosamente en el cerebro de Adán con la intención de que éste arbitrariamente se gobernara. No fue la voluntad de Dios que el hombre funcionara automáticamente, al estilo de "robot," sin entendimiento de sus acciones. Se le dio la habilidad de adquirir conocimiento y se le dio la libertad de gobernarse a si mismo por medio de ese conocimiento obtenido. Su etemo destino finalmente sería determinado por el uso que hiciere de tal conocimiento.

El hombre adquiere conocimiento haciendo uso de sus cinco sentidos. Aprende a observar, ejerciendo su sentido de la vista. Aprende por medio de lo que oye, siendo el oído la "antena" con la que recolecta información. El hombre siente dolor cuando entra en contacto con agua hirviendo, y por medio de la experiencia aprende a graduar la temperatura del agua que usa interna y externamente. El hombre percibe la fragancia de una rosa y se deleita en ella, pero disgustado se aparte cuando le llegan olores desagradables. Con gusto participa el hombre de alimentos sabrosos, pero evita el comer cosas de mal sabor aún en los casos de que aparecen apetecibles a la vista.

De modo que con el ejercicio de sus cinco sentidos el hombre adquiere conocimiento con la información que recibe y por medio de la experiencia. Conforme al diccionario, el hombre también adquiere conocimiento por medio de la intuición, pero tal aserción no es verdadera por cuanto la tal llamada intuición del hombre resulta de información ya adquirida. Solamente Dios posee la habilidad de adquirir y desarrollar conocimiento de una manera por completo independiente de toda fuente externa. El conocimiento adquirido por el hombre conforme a su pretendida habilidad intuitiva es de poca importancia y sin verdadero valor.

Para que el hombre continuara como fiel hijo de Dios le era preciso recibir conocimiento del bien y del mal y así estar en condiciones de escoger inteligentemente entre uno y otro. Dios quiere que quienes le adoren lo hagan "en espíritu y en verdad", como lo dijo Jesús (Juan 4:23,24). Dios no quiere ciega adoración. La fidelidad hacia él debe basarse en entendimiento y apreciación. Uno de los mayores objetivos del permiso del mal conforme al gran plan divino para salvar al hombre de pecado y de la muerte, es el lograr este fin.

LA INFORMACIÓN NO ES SUFICIENTE

Como principios, el bien y el mal están establecidos por la ley divina. Hoy día el mundo se halla lleno de crimen y se encuentra en condición caótica sufriendo pues las leyes de Dios, sus normas de bien y mal, son pasadas por alto y hasta negadas. Aún cuando el hombre fue dotado de consciencia, en sí misma ella no es capaz de discernir entre lo bueno y lo malo a menos que se le suministre la debida información procedente de una fuente con autoridad, la cual para nosotros es la Palabra de Dios, la Biblia.

Puesto que Dios sabía que Adán poseía la habilidad para entender los hechos que le eran comunicados, lo sometió a una prueba de obediencia, indicándole la ley sobre el particular. El Creador había provisto para nuestros primeros padres un hermoso hogar "a la parte del Oriente" del Edén, en el cual se encontraba "toda suerte de árboles gratos a la vista y buenos para comer" (Gen. 2:8-17). Allí se encontraba el árbol de la vida, y otro designado como "el árbol del conocimiento del bien y del mal" Jehová ordenó a Adán que no se acercara de este árbol y le informó que si desobedecía la pena sería la muerte "en el día que comieres de él, de seguro morirás" El Creador tenía el derecho de exigir obediencia de parte de su criatura humana y de imponer la sentencia de muerte en caso de que desobedeciera.

La exigencia de obedecer era la ley divina, y puesto que Dios informó a Adán que la muerte sería la pena por la desobediencia, podemos inferir que Adán sabía lo que resultaría de una transgresión. Lo cierto es que Adán no pudo mirar a través de las épocas y visualizar todos los sufrimientos y la muerte que el pecado y el egoismo humano, que en él comenzaron, traerían sobre toda la raza humana. Sin embargo, él sabía que su desobediencia le acarrearía la muerte.

NECESIDAD DE LA EXPERIENCIA

Pero esta información no fue suficiente para impedir que tomara un mal camino. Adán carecía del entendimiento de lo que resultaría de su desobediencia por cuanto su conocimiento no estaba fundado en la experiencia sino simplemente en lo que se le había informado. Indudablemente Adán amaba a su Creador pero con todo razonó equivocadamente y, como Eva, había transgredido una ley divina y por lo tanto debía morir, era preferible morir con ella que vivir sin ella. Porque carecía de la necesaria fortaleza de espíritu, que se obtiene por medio de la experiencia, Adán transgredió la ley divina y al desobedecer se lanzó en la senda de la muerte.

CONOCIMIENTO DEL BIEN Y DEL MAL

Sin embargo, en el plan de Dios, la desobediencia voluntaria de Adán era la manera para finalmente conducirlo a adquirir un pleno conocimiento de Dios y de sus normas de bien y del mal. El árbol cuyo fruto le fue prohibido era "el árbol del conocimiento del bien y del mal". Por consiguiente, al participar del fruto de ese árbol tendría que obtener el conocimiento implicado por su nombre, aún cuando en el proceso le tocara sufrir y morir.

Después de que Adán y Eva participaron del fruto prohibido, Jehová dijo concerniente a ellos: "He aqui que el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, conociendo el bien y el mal" (Gen. 3:22) Esto no significa que el fruto prohibido tuvo un efecto mágico sobre nuestros primeros padres capacitándolos a adquirir inmediatamente el conocimiento del bien y del mal. Leemos que poco después de esa desobediencia se sintieron avergonzados de su desnudez, siendo ésto un parcial efecto indudable del darse cuenta de su culpabilidad a causa de haber desobedecido el mandamiento del Creador.

Pensamos que lo dicho por Jehová significa que a partir de ese momento el destino del hombre era el de conocer tanto el bien como el mal, y que obtendría ese conocimiento por medio de la experiencia. De esa manera pronto empezó la educación de nuestros primeros padres. Fueron arrojados del Edén a una aún no completa parte de la tierra para morir allí. Les tocaría ahora enfrentarae a toda suerte de desfavorables elementos denominados "espinas" y "abrojos" que produciría la tierra y en contra de los cuales tendrían que luchar hasta la muerte, cuando volverían al polvo de donde habían sido tornados.

El designio divino en la creación de nuestros primeros padres fue hacerlos progenitores de una raza. Y los hijos de Adán, para llegar a conocerle en verdad y para lograr apreciar sus verdaderas normas del bien y del mal, tendrían que aprender por experiencia los terribles resultados de la desobediencia. Más tarde tendrían también que aprender, por medio del contraste, las bendiciones que serían derramadas sabre ellos como resultado del amor de Dios. Por eso el Creador dispuso que toda la progenie de Adán fuera juntamente conducida a la muerte. Pablo escribió "De la manera que por medio de un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por medio del pecado la muerte, así la muerte pasó por todos los hombres, por cuanto todos pecaron" Rom 5:12.

LA MUERTE NOS AFECTA A TODOS

Por más de seis mil años la raza humana, bajo la condena de muerte a causa del pecado, ha estado en contacto con el mal y ha aprendido por experiencia los terribles resultados de la desobediencia. Los efectos de la muerte se han hecho sentir en la raza humana: jóvenes y viejos, todos han sido plagados de dolencias físicas y mentales. Ni jóvenes ni viejos han escapado a la muerte y frecuentemente niños de tierna edad han sido cegados por este enemigo del hombre, aún cuando no se daban cuenta de lo que ocurría a su alrededor. Algunos cuantos han llegado a una avanzada edad, pero finalmente han sido arrebatados por la muerte.

Mas no son las enfermedades el único medio de llegar a las puertas de la muerte. Las catástrofes resultantes de una tierra no terminada contribuyen con un buen número de víctimas, como también hacen su parte la multitud de accidentes, y la crueldad del hombre para con el hombre, manifestada en crímenes y guerras.

A través de las épocas, Dios no se ha interpuesto al gran enemigo, la Muerte. Pablo nos informa que la mayor parte de la gente, a causa de no querer reconocer la existencia de Dios, ha sido entregada a "un ánimo réprobo" (Rom. 12:28).

Esto significa que Dios no ha restringido a la raza humana para que siga su propio curso egoísta y pecaminoso. Tampoco ha impedido la ejecución de la sentencia de muerte, en cuanto a librar a algunos de ella.

Sin embargo, el gran designio de Dios no termina con ver a la raza humana en garras de la muerte pues él ha hecho provisión, por medio del Redentor Jesucristo, para librarla de la muerte y restaurarla a una condición de vida perfecta en la tierra. Pablo dice: "Pues siendo así que por medio del hombre vino la muerte, por medio del hombre también viene la resurrección de entre los muertos. Porque como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados" (1 Cor. 15:21,22). Esta provisión de vida por medio de Cristo se basa en la muerte y resurrección de Jesús. Él dijo: "el pan que yo daré es mi came, para la vida del mundo" (Juan 6:51). Por esta razón Jesús vino al mundo como ser humano, Heb. 2:9,14.

Al describir la manera como Jesús llegó a ser el Redentor del mundo, por medio de su muerte, la Biblia emplea la palabra "rescate", la cual conforme a la palabra griega de la cual es traducida, significa el "precio correspandiente". Jesús fue un hombre perfecto, como Adán fue un hombre perfecto antes de pecar. En la muerte, Jesús fue un precio correspondiente por la vida que Adán perdió. y como toda la raza humana perdió la vida a causa de la desobediencia de Adán, es redimida por medio de la muerte de Cristo.

JUSTOS E INJUSTOS

Todo ésto significa que al debido tiempo, todos serán despertados del sueño de la muerte. Pablo nos informa que "ha de haber resurrección asi de justas como de injustos" (Hechos 24:15). A través de las edades, a pesar de que el pecado y el egoísmo han predominado, han habido hombres y mujeres nobles que a causa de su fe y obediencia a las justas leyes de Dios han merecido el título de "justos", como los denomina Pablo. A éstos también se les ha permitido sufrir, como en el caso de Job, no como castigo, sino para probarlos y prepararlos para un exaltado puesto conforme a lo que el Creador ha dispuesto para ellos en un tiempo futuro.

A través de las épocas también han existido millones de personas nobles, exentas de egoísmo, que no han expresado fe en Dios, probablemente por haber observado que el inocente sufre lo mismo que el culpable. Éstos no han logrado entender por qué se permite que un niño muera. No han podido entender la razón por la cual un poderoso y amoroso Dios permite que muchos, sin culpa alguna, hayan estado por años postrados a causa de enfermedades, otros se hayan visto afligidos por ceguera, locura y crueles enfermedades. Si estos incrédulos se hubieran enterado del plan de Dios indudablemente hubieran entendido el porqué de todo ésto.

Además, a través de las edades, el verdadero Dios de la Biblia ha sido representado con falsos colores. Muchos de los profesos creyentes del cristianismo, que se quejan de los sufrimientos que ven a su alrededor, se esfuerzan por creer que los que mueren sin fe serían torturados eternamente en un infierno de llamas y azufre. Esta blasfémica enseñanza ha contribuído a producir muchos incrédulos pues una mente que funciona debidamente no puede admitir la idea de que un Dios de amor pudiera torturar a sus criaturas. Semejante crueldad es en contra hasta de las leyes de las naciones civilizadas.

PRIMERA Y SEGUNDA LECCIÓN

Es un hecho que muy pocos en las épocas pasadas han recibido provecho de las experiencias tenidas con el mal. En realidad, como ya lo hicimos presente, muchas personas a causa de ellas se dan vuelta incrédulos. No es difícil entender tal resultado, y si fueramos a fundar nuestras conclusiones en las limitadas habiliadades humanas y su restringido punto de vista, no habría satisfactoria respuesta en lo que respecta a por qué Dios permite el mal.

Conforme al limitado punto de vista de la mayoría, la muerte es el final de la existencia. Otros opinan que es el final de toda oportunidad para aprender más y para aprovechar las experiencias anteriores. Estas puntos de vista no están apoyados por el testimonio de la Biblia.

Como hemos visto conforme a la Biblia, los que duermen el sueño de la muerte serán despertados de él y se les dará la oportunidad de sacar provecho de las experiencias de la vida presente. Lo mismo sucede ahora pues las dificultades y angustias de un día con frecuencia son de mayor valor más tarde. Así será, pero en una mayor escala cuando los que ahora duermen el sueño de la muerte sean despertados y entren a un grado mas avanzado en la escuela de la vida.

En el caso de Job, aún cuando él no pudo entender por qué Dios le dejaba sufrir, cuando sus dolorosas experiencias cesaron él pudo decir: "De oídas había yo sabido de ti; mas ahora te ven mis ojos". Lo mismo ocurrirá con la humanidad en general. Cuando las experiencias de sufrimiento y muerte hayan terminado y sean despertados de la muerte, su corta visión en cuanto a entender a Dios, será corregida y se regocijarán al saber lo relacionado con la misericordiosa provisión que el Creador ha hecho en su beneficio, por medio de Cristo el Redentor. Éste los rescatará de la muerte y los ha de restaurar a la perfección de vida, cuando llegue el debido tiempo y si a la luz del verdadero conocimiento de Dios le obedecen y amoldan sus vidas en conformidad con las normas del bien y del mal que él ha establecido.

ALEGRÍA EN LA MAÑANA

El salmista escribió: "Una noche podrá durar el lloro, mas a la mañana vendrá la alegría" (Sal. 20:5). Esta "noche" de pecado, dolor y muerte empezó con la desobediencia de nuestros primeros padres. En realidad ha sido una noche de llanto. El dolor que ha doblegado a la raza humana ha sido amargo y muchos en medio de sus angustias dudan de la misericordia divina. ¡Pero, habrá un mañana de gozo para la raza humana! Esa mañana de gozo será introducida cuando lo que las Escrituras llaman "el Sol de Justicia" se levante, "trayendo salud etema en sus alas" (Mal.4:2). Jesús es el glorioso "Sol de Justicia" predicho por los profetas de Dios desde el principio del mundo Hechos 3:19-21.

Como gobernantes en su reino, asociados con Jesús, se hallarán sus fieles seguidores, los que han sufrido y muerto con él. Jesús murió, el justo por los injustos, y sus seguidores voluntariamente sufren y mueren injustamente con él, mas al debido tiempo serán exaltados a la más elevada existencia espiritual para estar asociados con él en su reino. Jesús dijo a sus discípulos: "Voy a prepararos el lugar, y si yo fuere y os preparare el lugar, vendre otra vez, y os recibiré conmigo; para que donde yo esté vosotros también esteis" (Juan 14:2,3). Las Escrituras también declaran que éstos vivirán y reinarán con Cristo mil años, siendo revividos en "la resurrección primera" Apoc. 20:6.

Cristo y sus seguidores, un "pequeño rebaño", serán los gobernantes invisibles del mundo durante los mil años de su reino. (Luc. 12:32) Ellos serán representados en la tierra por otro grupo de fieles servidores de Dios, cada uno de ellos, en tiempos anteriores a la venida de Cristo habiéndose probado fieles a Dios bajo pruebas de adversidad. Éstos serán "príncipes en toda la tierra" (Sal. 45:16). Este grupo consistirá de los antiguos y dignos siervos de Dios de tiempos pasados empezando con el justo Abel. Incluirá figuras prominentes tales como Abraham, Moisés, David, Elías, Daniel y a todos los santos profetas de Dios.

Estos "príncipes en toda la tierra" serán despertados de la tumba con perfección humana y por mil años serán los representantes visibles en la tierra del divino Cristo. Será un gobierno maravilloso y eficaz. Implantará la paz eterna y universal que el hombre, a causa de su egoísmo, no ha logrado establecer. El divino jefe o cabeza de ese gobierno, Cristo, es proféticamente llamado "el Príncipe de Paz" y se nos dice que "del aumento de su dominio y de su paz no habrá fin" Isa. 9:6,7.

LA "CASA" DE JEHOVÁ

En Miqueas 4: 1-4 el reino de Cristo es aludido como la "casa" o familia gobernante de Dios, integrada por Jesús y por quienes, a causa de su fidelidad en seguir sus huellas, son exaltados a la gloria celestial como hijos de Dios. La profecía dice: "Mas sucederá que en los postreros días el monte de la Casa de Jehová será establecido como cabeza de los demás montes, y será ensalzado sobre los collados; ¡Y como ríos fluirán a el los pueblos! Pues caminarán muchas naciones diciendo: ¡Venid, y subamos a la Casa del Dios de Jacob! y él nos enseñara de sus caminos y nosotros andaremos en sus senderos; porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová y juzgará entre muchos pueblos, y reprenderá a fuertes naciones, hasta en tierras lejanas; y ellas forjarán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en hoces; no levantará espada nación contra nación, ni aprenderán más la guerra, y se sentarán cada cual debajo de su parra, y debajo de su higuera; y no habrá quien los espante; porque la boca de Jehová de los Ejércitos lo ha dicho"

La antigua nación de Israel a la cual esta profecía fue primeramente dirigida, era gobernada desde un monte, el Monte Sión, en Jerusalén. Por eso Jehová se refiere a tal hecho profetizar sobre el reino del Mesías y las promesas de bendición que éste traerá para todos. "El monte" de Jehová es el Reino de Dios, que en esta profecía es simbólicamente representado por Sión.

Nótese que bajo el gobierno de ese reino la gente se enterará de la manera en que Dios quiere que proceda. El período entero del Reino de Cristo será uno de contínuo aprendizaje. Según esta profecía, uno de los resultados de este período de educación será que la gente no aprenderá más la guerra. En ese entonces el mensaje de paz en la tierra que entonaron los ángeles se hará realidad. El Príncipe de Paz reinará supremo - Lucas 2:13,14

BAJO LA PARRA Y LA HIGUERA

Además habrá seguridad económica. Ésto se simboliza en la profecía que dice que cada cual estará bajo su parra y bajo su higuera. Muchos de los sufrimientos del mundo durante los siglos pasados se han debido a la carencia de alimento, vestimenta y asilo. Aún en este día la mayoría de la raza humana existe sin el suficiente alimento, y hay millones de persanas que cuentan con muy poca ropa que ponerse y sin techo sobre su cabeza. Todo ésto será corregido durante el Reino de Cristo.

Mas no serán la paz y la seguridad las únicas bendiciones que la gente recibirá bajo el gobierno de Jehová por medio de Cristo. Isaías escribió sobre el particular: "Y en este monte hará Jehová de los Ejércitos, para todas las naciones, un banquete de manjares suculentos. Y destruirá en este monte la cobertura de las caras, la que cubre todos los pueblos, y el velo que esta tendido sabre todas las naciones. ¡Tragado ha a la muerte para siempre; y Jehová el Señor enjugará las lágrimas de todas las caras, y quitará el oprobio de su pueblo de sobre toda la tierra! Porque Jehová así lo ha dicho. Y se dirá en aquel día: He aquí este es nuestro Dios; le hemos esperado, y él nos salvará! … estaremos alegres y nos regocijaremos en su salvación" Isa. 25:6-9.

Además de la "fiesta de cosas ricas" que esta profecía nos promete será extendida a todas las naciones bajo el reino de Dios, se nos informa que "el velo" y "la cobertura" que ahora cubre a la gente serán removidos. Ésto claramente se refiere a los impedimentos que hoy tiene la gente para conocer a Dios como realmente él es. Otra profecía nos dice que "entonces serán abiertos los ojos de los ciegos" (Isa. 35:5). Los que son ciegos físicamente recibirán nuevamente su vista, y los ciegos espiritualmente adquirirán la verdadera perspectiva de Dios y su glorioso carácter.

EL MAL SERÁ DESTRUIDO

Con respecto a este mismo tiempo del Reino de Cristo leemos: "No dañarán ni destruirán en todo mi santo monte; porque estará la tierra llena del conocimiento de Jebová como las aguas cubren el mar" (Isa. 11:9). En ese entonces no habrá mas sufrimiento ni muerte como resultado de la transgresión de Adán. Será el tiempo en que los hijos de Adán recibirán vida por medio de Cristo. No se permitirán más calamidades que destruyan la vida. Las pacíficas y prósperas condiciones que hoy día todos desean, existirán entonces en toda la tierra pues "el conocimiento de Jehova" llenará toda la tierra "como las aguas cubren el mar".

Jehová nos asegura que entonces la muerte será tragada para siempre y que él limpiará toda lágrima de todos los rostros. ¡Cuán preciosas promesas son éstas! Pablo escribió que Cristo reinará hasta que haya sujetado a todos sus enemigos bajo sus pies, y que "¡El postrero enemigo, la muerte, ha de ser destruido!" ( I Cor. 15:25,26). El resultado de todo ésto se describe en Apocalípsis 21:4 en las palabras: "Y limpiara (Dios) todas lágrima de sus ojos; y la muerte no será más; ni habrá mas gemido, ni clamor, ni dolor, ¡porque las cosas de antes han pasado ya!"

LA PRIMERA EXPERIENCIA CON EL BIEN

Será durante el reino de Cristo que Adán y sus hijos en general recibirán su primera y verdadera experiencia con el "bien". Entonces completarán su educación sobre a la importancia de las normas del bien y del mal establecidas por Dios. Aún cuando Adán fue perfecto cuando fue creado, carecía del suficiente conocimiento para impedir su transgresión. Job mantuvo su integridad ante Dios bajo la prueba, pero también necesitó la experiencia con el mal, y ser librado de él, para lograr "ver" a Dios. De la misma manera Adán y su raza "verán" a Dios como resultado de sus experiencias.

Y el Dios que entonces "verán" será el que han anhelado conocer y servir. Reconocerán el valor de las experiencias por las cuales han pasado. Y entendiendo el valor de ellas, se darán cuenta de que los pocos años de sufrimiento son nada en comparación con la eternidad de gozo que ante ellos se abrirá conforme al amor divino. No es de extrañar que vayan a exclamar: "Este es nuestro Dios; le hemos esperado …estaremos alegres y nos regocijaremos en su salvación"

Cuando tocaron a su fin las terribles experiencias de Job, le fue restaurada su salud y le fue devuelta su familia. Esto representa en parte las grandes bendiciones que esperan a toda la humanidad durante el reino de Cristo. Pedro habla de este período como "los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han habido desde la antigiiedad" Hechos 3:19-21.

La declaración de Pedro concerniente a la restauración de salud y vida de la raza humana fue basada en el milagro que acababa de ejecutar curando a un hombre cojo de nacimiento. En "los tiempos de la restauración" los cojos saltarán como el ciervo y toda enfermedad será curada por el "Sol de Justicia" que se levantará "trayendo salud eterna en sus alas" Isa. 35:6; Mal. 4:2.

Según hemos visto, esta amorosa provisión, de Dios para la raza humana incluye a los que duermen el sueño de la muerte. En ésto encontramos la clave para entender el por qué Dios ha permitido el mal. El punto de vista de Dios con respecto a las experiencias humanas no se limita al corto tiempo de vida del hombre. Tiene que ver con una lección de experiencia con el mal que, al tiempo de la resurrección, podrá ser comparada con el "bien" que entonces todos experimentarán en ese "banquete de manjares suculentos" que Jehová extenderá a todos.

TIEMPO DE APRENDIZAJE

Este futuro tiempo de bendición también es descrito en la Biblia como uno de juicio o prueba. Isaías escribió que cuando los juicios de Dios estén sobre la tierra, "los habitantes del mundo aprenderán justicia" (Isa. 26:9). Toda injusticia del tiempo presente será ajustada. Los que en la actualidad voluntariamente se oponen a Dios y a sus leyes y tratan a sus semejantes injustamente, recibirán entonces la correspondiente disciplina para que corrijan su mal proceder. Todas las circunstancias presentes relativas a todo individuo serán entonces tomadas en cuenta, y todos serán bendecidos o castigados en conformidad.

Aún los que han muerto en la infancia serán despertados de entre los muertos y recibirán la oportunidad de gozar de las bendiciones de Dios. Para consuelo de las madres que han perdido a sus hijos en la infancia, leemos: "Se oye una voz en Rama, lamentación y llanto amargo: es Raquel que llora a sus hijos, y rehúsa ser consolada acerca de sus hijos, porque ya no existen. Asi dice Jehova: ¡Deten tu voz para que no siga en los lamentos, y tus ojos, para que no lloren más; proque será premiado tu trabajo, dice Jehová; pues ellos volverán de la tierra del enemigo; de modo que hay esperanza para tu porvenir, dice Jehová; y volverán tus hijos a su propia tierra" (Jer. 31:15-17). Es decir, volverán a vivir en la tierra. Con la experiencia adquirida tanto con el mal como con el bien, cada cual podrá decidir inteligentemente si desea o no escoger el bien y vivir eternamente o escoger el mal y ser nuevamente sentenciado a muerte, a una muerte de la cual no habrá resurrección. En ese entonces Cristo será el Rey supremo y también el supremo Juez. Pedro también se refiere a Cristo llamándolo el gran "Profeta" y nos informa qué es lo que acontecerá: "toda alma que no obedeciere a aquel Profeta, será exterminada de entre el pueblo" Hechos 3:22,23.

Durante la presente noche de pecado y muerte, todos mueren, tanto los creyentes como los incrédulos, los inocentes y los culpables, los justos y los injustos. Pero durante el reino de Cristo, solamente los voluntariamente desobedientes a las leyes de Dios serán destruídos. Todos los demás continuarán viviendo y caminarán hacia la perfección. Si continúan fieles, como perfectas criaturas humanas, entrarán a las futuras y eternas épocas de felicidad y vida "con canciones y regocijo eterno", el dolor y el gemido huirá de ellos, y la "¡alegría y el regocijo los alcanzarán!" Isa. 35:10.