El Plan De Dios Para El Hombre
23 Lecciones para el Estudio de la Biblia en el Hogar


INDICE
El Plan de Dios para el HombreLas Cuatro Edades
La Creación del HombreEl Día del Señor
El Comienzo del Reinado de la MuerteEl Objetivo del Regreso de Nuestro Señor
La Esperanza de la LiberaciónEl Reino de Cristo
El Salvador y la SalvaciónLos Súbditos del Reino Serán Bendecidos
Siguiendo al MaestroDios Prueba a Su Pueblo
La Gloria de lo TerrenalLa Primera Resurrección
La Gloria de lo CelestialLa Mejor Resurrección
La Esperanza de la InmortalidadLa Resurrección General Parte I
El Regreso Prometido de CristoLa Resurrección General Parte II
La Manera del Regreso de Nuestro SeñorLa Unidad con Dios Restaurada
Los Tres Mundos       No Habrá Más Muerte


El Plan de Dios para el Hombre

TODO el universo es gobernado de acuerdo con los designios fijos del Creador. Puesto que esto es verdad, aquellos que siembran semillas saben que a su debido tiempo segarán una cosecha; y los astrónomos pueden pronosticar los movimientos exactos del sol, de la luna, y de las estrellas. Dios tiene un plan también para sus criaturas humanas, cada detalle del cual está desarrollándose exactamente según su diseño.

Dios creó la tierra como el hogar eterno del hombre, pero él advirtió a nuestros primeros padres que la vida de ellos dependería de la obediencia a su ley. Ellos desobedecieron y fueron condenados a la muerte. Por la herencia esta condena de muerte pasó a su prole, y desde entonces la familia humana ha experimentado más de seis mil años de pecado, enfermedades, y muerte. Ahora se teme que la raza entera pudiera ser destruida por el mal uso egoísta de las invenciones y de los descubrimientos humanos.

Pero la Biblia nos asegura que esto no ocurrirá, y que, en cambio, la raza humana será restaurada a la vida como fue diseñada al principio por el Creador. El plan de Dios por lo cual esto se lleva a cabo, ha estado avanzando hacia su finalización a lo largo de los siglos, y la Biblia revela que ahora el tiempo está cerca para la consumación gloriosa de aquel plan. Aquellos que entienden el plan de Dios para el hombre están llenos de esperanza en vez de miedo.

Hay muchas facetas del plan divino, como usted descubrirá al usar este libro de estudio. No es un libro sólo para leer. Usted recibirá el mayor provecho de él asegurándose de que entiende las respuestas a las preguntas en cada lección antes de pasar a la siguiente.

Y para adquirir este conocimiento es importante también que usted busque todos los textos bíblicos que son citados y lea el material de referencia sugerido. Le recomendamos estos estudios temáticos de la Biblia. Si surgen preguntas que no se contestan en los estudios, no dude en escribirnos.

Los materiales de referencia sugeridos en las “Ayudas para los Estudiantes” son los seis tomos de los Estudios de las Escrituras. Con la excepción del primer tomo, El Plan Divino de las Edades, los demás tomos están disponibles solamente en inglés. Así que las páginas citadas de los tomos 2 al 6, al final de cada lección, se refieren a las ediciones en inglés.


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EL PLAN DE DIOS PARA EL HOMBRE
Lección I

La Creación del Hombre

LOS SEIS “días de la creación” a los cuales se hace referencia en el primer capítulo del Libro de Génesis no se relacionan con la obra original de crear el universo, sino con la preparación de nuestra tierra para sostener la vida, la vida humana en particular. Se nos informa que la tierra ya existió antes del comienzo de estos “días” de la creación.—Gén. 1:2 (A)

En realidad estos días eran épocas largas de tiempo durante las cuales se llevó a cabo la preparación gradual de la tierra para la habitación humana. Fue hacia el final del sexto “día” que el hombre fue creado, a la imagen de Dios, y se le mandó multiplicarse y llenar la tierra. (Gén. 1:26-31) La “imagen de Dios” a la cual el hombre fue creado no significa una semejanza física, sino una moral. El hombre fue dotado con la capacidad de razonar y entender las instrucciones de Dios acerca de lo correcto y de lo incorrecto, de lo bueno y de lo malo. (B)

Ser creado a la imagen de Dios no implica que el hombre fue dotado con inmortalidad, tampoco significa que un “alma inmortal” fue implantada en alguna parte del organismo humano. La expresión “alma inmortal” no aparece en ninguna parte de la Biblia. La palabra “alma” simplemente significa una criatura. La criatura, Adán, consistía de un organismo animado por el “aliento de la vida.”—Gen. 2:7 (C)

La comisión de Dios a nuestros primeros padres para multiplicarse y llenar la tierra revela que el destino divino para el hombre fue que él debe habitar la tierra, la cual fue creada para ser su casa perdurable. (Isa. 45:18) El hombre fue creado como un ser terrenal, perfectamente adaptado al hogar que Dios le había preparado en la tierra. (1 Cor. 15:47) No se dijo nada a nuestros primeros padres sobre la posibilidad de transferirse a otra parte del universo.

Se le dio al hombre el dominio sobre la tierra y sobre los animales inferiores. (Sal. 8:4-8) Él debía “sojuzgar” la tierra, significando esto que debía ponerla bajo su control y hacerla hermosa, útil, y fructífera. En el hogar paradisíaco que el Creador les proveyó a nuestros primeros padres, había belleza así como un suministro abundante de comida que sostenía la vida.—Gén. 2:8,9

Puede asumirse que este maravilloso hogar paradisíaco fue diseñado por Dios para servir como un modelo operativo para el hombre a medida que procuraba realizar la comisión dada a él para llenar la tierra con su prole, y sojuzgarla. Y no es difícil imaginar cómo hubiera sido la situación si el objetivo divino hubiera sido realizado de acuerdo con los arreglos del Creador.

A medida que la familia humana aumentaba en número, aquel hogar paradisíaco que Dios especialmente preparó “en Edén, al oriente” pronto hubiese sido demasiado pequeño, así que sus fronteras tendrían que ser ampliadas según la necesidad. Esto habría continuado hasta que toda la tierra se transformara en un paraíso enorme, lleno de una familia humana perfecta y feliz que disfrutaba de salud y de vida perfecta perdurable, regocijándose en la luz del sol de la sonrisa del Creador. Esto fue el objetivo de Dios en la creación del hombre.


AYUDAS PARA LOS ESTUDIANTES

Preguntas

A fin de entender el plan de Dios para la salvación humana del pecado y de la muerte, es esencial saber el propósito divino en la creación del hombre. ¿Puede usted contestar estas preguntas?


Material de Referencia

(A) “La Nueva Creación,” página 18, par. 1
(B) “La Nueva Creación,” página 39
(C) “La Reconciliación Entre Dios y el Hombre,” páginas 307, 308


Resumen de los Pensamientos Importantes

El hombre fue creado a la imagen moral de Dios, dotado con la capacidad de distinguir lo correcto de lo incorrecto. Se le encargó la comisión de multiplicarse y llenar la tierra, la cual Dios creó como su casa eterna.


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EL PLAN DE DIOS PARA EL HOMBRE
Lección II

El Comienzo del Reinado de la Muerte

FUE el designio de Dios que el hombre disfrutara de la vida eterna en la tierra, pero fue necesario que él demostrara su mérito para disfrutar de la bendición de vida en su hogar terrenal al demostrar su obediencia a la ley divina. La penalidad por la desobediencia de la ley de Dios fue la muerte.—Gén. 2:15-17; Rom. 6:23

Dios declaró su ley de una manera muy sencilla y así expresó claramente cuál sería la penalidad por la desobediencia. Pero Satanás, hablando por medio de la “serpiente”, le dijo a Eva que la muerte no sería el resultado de desobedecer el mandamiento de Dios.—Gén. 3:1-5

A través de los años desde aquel tiempo, esta falsedad ha sido expresada de muchos modos distintos, con el resultado de que pocos han creído que la muerte es una realidad. La mayoría de los religiosos en todas partes del mundo pagano y cristiano profeso insisten que “la muerte no existe.” Así que ellos están de acuerdo con la falsedad viciosa perpetrada por el Diablo en el Jardín de Edén.

Eva misma fue engañada por la mentira del Diablo y tomó de la fruta prohibida. Entonces ella se la ofreció a Adán y él la tomó. Pero Adán no fue engañado. Él sabía lo que sería el resultado de su desobediencia.—1 Tim. 2:14

Creemos que tal vez es posible que Adán careciera de fe en la capacidad del Creador de tratar con la transgresión de Eva de una manera que sería a su favor; entonces él deliberadamente desobedeció, sintiendo que la vida no valdría la pena sin su ayudante, Eva. Sin importar su razonamiento, su pecado fue voluntario, y la sentencia divina de la muerte vino sobre él. (Gén 3:17-19) Eva también experimentó la misma condena.

La transgresión y la condena de nuestros primeros padres sucedieron antes del nacimiento de sus hijos. Esto significa que el proceso de morir ya había comenzado cuando nacieron sus hijos. Así que su prole fue imperfecta y automáticamente cayó bajo la condena de muerte.—Rom. 5:12

De este modo comenzó el reinado del pecado y de la muerte que ha continuado por más de seis mil años. Durante este tiempo han sufrido y han muerto millones de personas. La tristeza, las enfermedades, y el dolor mental y físico han sido experimentados por todos, tanto jóvenes como viejos, en cada generación. Este período largo del sufrimiento humano se describe en la Biblia como una noche de llanto que ha sobrevenido a la raza humana a consecuencia de la ira o la condena de Dios, que recae sobre la gente debido al pecado. (Sal. 30:5) Sin embargo, al debido tiempo de Dios, como veremos más tarde, habrá una liberación del sufrimiento y de la muerte.

El Apóstol Pablo dijo que “la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia.” (Rom. 1:18) Ésta es revelada por todo lo que las enfermedades y la muerte nos recuerdan. Verdaderamente, el hombre está aprendiendo el resultado terrible de transgredir la ley divina.


AYUDAS PARA LOS ESTUDIANTES

Preguntas

A fin de entender el plan de Dios para el rescate del hombre caído en la muerte, es necesario captar de forma clara exactamente lo que pasó en el Jardín de Edén. ¿Puede usted contestar estas preguntas?


Material de Referencia

“La Reconciliación Entre Dios y el Hombre,” páginas 407-409


Resumen de los Pensamientos Importantes

La obediencia a la ley de Dios es la condición bajo la cual todas las criaturas inteligentes de Dios puedan disfrutar de una continuación de su favor y de las bendiciones de la vida eterna.


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EL PLAN DE DIOS PARA EL HOMBRE
Lección III

La Esperanza de la Liberación

CUANDO Dios pronunció la sentencia de muerte sobre nuestros primeros padres, él no los abandonó sin la esperanza de que en algún tiempo y de alguna manera la penalidad pudiera quitarse. Un rayo de esperanza debe notarse en la declaración que hizo Dios a la “serpiente” con respecto a una “simiente” venidera que le magullaría en la cabeza.—Gén. 3:15

No podemos suponer que Adán y Eva entendieron claramente las implicaciones de la declaración de Dios acerca de la simiente de la mujer; pero parece que recibieron alguna esperanza por ella, ya que cuando nació su primer hijo Caín Eva dijo, “Por voluntad de Jehová he adquirido varón.”—Gén. 4:1

A la luz de las promesas subsiguientes de Dios, está claro ahora que la declaración de Dios acerca de una simiente que magullaría la cabeza de la serpiente realmente significa que al debido tiempo de Dios Adán y su raza serán liberados de la gobernación de Satanás y del pecado y de la muerte. (Apoc. 20:1-3; 1 Cor. 15:25,26) Esto significa que se cumplirá el propósito original de Dios en la creación del hombre, y la tierra se hará un paraíso enorme, poblado por la prole redimida y restaurada de Adán y Eva.—Apoc. 21:4

Aproximadamente dos mil años después de la caída del hombre en el pecado y la muerte Dios hizo una promesa a Abran—a quién se le dio más tarde el nombre Abrahán—que por él y por su simiente todas las familias de la tierra serían bendecidas. (Gén 12:3) Luego, cuando Abrahán probó su mérito al demostrar su buena voluntad de obedecer al Señor al ofrecer en sacrificio a su hijo Isaac, Dios confirmó esta promesa por su juramento.—Gén. 22:15-18

En el Nuevo Testamento la simiente prometida a Abrahán se identifica como Cristo. (Gál. 3:8,16) Además, se ofrece la explicación adicional que aquellos que siguen en los pasos de Cristo estarán asociados con él como la simiente prometida. (Gál. 3:27-29) Esto significa que los cristianos verdaderos participarán con Jesús en la futura obra de bendecir a la humanidad con la salud y la vida.

Fue debido al gran amor de Dios por sus criaturas humanas que, a pesar de que previó que le desobedecerían, él, por medio de Cristo, hizo la provisión de liberarlos de la penalidad de la muerte. (Juan 3:16) El plan de Dios para la liberación de la humanidad de la muerte mediante Cristo está en la misma base que la condena de toda la raza humana por un solo hombre. Todos perdieron la vida por causa de Adán, y todos tendrán una oportunidad de recobrar la vida por medio de Cristo.—1 Cor. 15:21,22

Hay muchas promesas en la Biblia para asegurarnos de que cuando el plan divino para la liberación de la humanidad del pecado y de la muerte esté completo no habrá más enfermedades, dolor, o muerte, que la alegría remplazará el dolor, y que se limpiarán todas las lágrimas. (Isa. 25:8,9) Esta liberación de la humanidad del pecado y de la muerte incluirá el despertar de aquellos que hayan muerto. Todos éstos han sido “rescatados” por Jesús y serán restaurados a la vida.—Isa. 35:10 (A)


AYUDAS PARA LOS ESTUDIANTES

Preguntas

Saber las respuestas a estas preguntas implica un conocimiento inestimable de los propósitos revelados de Dios que pertenecen a su creación humana. ¿Cuántas puede usted contestar?


Material de Referencia

(A) “El Plan Divino de las Edades,” páginas 196, 197


Resumen de los Pensamientos Importantes

La declaración ambigua hecha a la “serpiente” acerca de una “simiente” es en realidad la primera promesa de Dios respecto a la liberación del hombre caído del pecado y de la muerte.


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EL PLAN DE DIOS PARA EL HOMBRE
Lección IV

El Salvador y la Salvación

CUANDO nació Jesús, un ángel anunció que él sería el Salvador. (Lucas 2:11) El plan de Dios de la salvación para la raza moribunda requirió el sacrificio de una vida humana perfecta como un sustituto por la vida perdida del hombre perfecto, Adán. Pero cada miembro de la raza adámica fue caído e imperfecto de modo que ninguno pudiera llegar a ser un Redentor y Salvador.—Rom. 3:10; Sal. 49:7

El amor abundante de Dios por la raza humana caída lo impulsó a enviar a su propio Hijo amado al mundo para que él pudiera ser el Salvador. (Juan 3:16; 1 Juan 4:14) A fin de proporcionar la salvación de la muerte, fue necesario que Jesús se hiciera hombre, que fue cumplido por el hecho de que nació de una madre humana. (Heb. 2:9,14) Jesús de buena gana entregó su vida para proveer la salvación para la raza condenada y moribunda.—Juan 6:51

Jesús amó al mundo de la humanidad y no sólo dio su propia vida para que la gente pudiera vivir, sino también soportó mucho sufrimiento y aflicción. (Isa. 53:3-7) Dándose cuenta de lo que Jesús sufrió a favor de nosotros, esto debe motivarnos a desplegar nuestro amor y lealtad por él y por su Padre Celestial, ya que se dio a sí mismo para ser nuestro Redentor y Salvador.

La Biblia usa la palabra “rescate” para describir lo que se llevó a cabo a favor de nosotros por medio de la muerte de Jesús. (1 Tim. 2:5,6) La palabra “rescate”, como se utiliza en la Biblia con respecto al plan divino de la redención, significa un precio correspondiente. El hombre perfecto Jesús se hizo un sustituto en la muerte por el hombre perfecto Adán, que perdió su vida a causa de la desobediencia a la ley divina.

La Biblia declara que la penalidad por el pecado es la muerte, pero que Dios ha hecho la provisión para la vida eterna mediante el don de su Hijo amado como el Redentor y el Salvador. (Rom. 6:23) Esto significa que al debido tiempo de Dios cada miembro de la raza adámica tendrá una oportunidad de aceptar la provisión del amor de Dios y así ser rescatado de la muerte.—1 Cor. 15:22

El don de Dios de la vida mediante Cristo está disponible sólo por la fe y la obediencia. Sin embargo, hay que informarse de esta provisión de vida para creer. (Rom. 10:14,15) La gran mayoría de la humanidad murió sin haber recibido el conocimiento verdadero de Cristo; pero esto no significa que no tendrán aún una oportunidad de creer en él y de obtener la salvación, pues ellos serán “salvos”, o despertados de la muerte, para este propósito.—1 Tim. 2:3-6

La Biblia nos habla de aquel futuro tiempo de la bendición del pueblo cuando el conocimiento del Señor llenará la tierra y cuando todos conocerán al Señor y unidamente le servirán a él.—Isa. 11:9; Sof. 3:9

Aquellos que creen en Cristo ahora y se dedican para hacer la voluntad de Dios se consideran justificados sobre la base de la fe. (Rom. 4:24) Éstos ya no son enajenados de Dios debido a la condena adámica, sino que están reconciliados con él por la fe. (Rom. 5:1; 8:1) Si estos seguidores leales y consagrados de Jesús siguen fieles hasta la muerte durante esta Edad Evangélica, ellos serán recompensados con el maravilloso premio de la inmortalidad.—2 Ped. 1:4; Rom. 2:7; 1 Cor. 15:53,54


AYUDAS PARA LOS ESTUDIANTES

Preguntas

Muchos saben que la Biblia habla de la salvación y de Jesús como el Salvador, pero ¿qué significan estas expresiones? ¿Cuántas de las preguntas siguientes puede usted contestar?


Material de Referencia

“La Reconciliación Entre Dios y el Hombre,” página 417, par. 2 hasta la página 420


Resumen de los Pensamientos Importantes

Jesús se hizo el Salvador del mundo entregando su vida como un rescate por la vida perdida del padre Adán.


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EL PLAN DE DIOS PARA EL HOMBRE
Lección V

Siguiendo al Maestro

JESÚS invitó a aquellos que creían en él a que se hicieran sus seguidores. Él puso en claro, sin embargo, que los únicos que podían ser sus seguidores verdaderos eran quienes estaban dispuestos a negarse a sí mismos y tomar la cruz. (Mat. 16:24) Jesús explicó que aquellos que no lo amaban aun más que a los miembros de sus propias familias no eran dignos de él. (Mat. 10:37,38) Estos requisitos del discipulado establecidos por el Maestro son muy exigentes. No son los requisitos bajo los cuales la humanidad en general recibirá finalmente la vida por Cristo, sino son las condiciones bajo las cuales, en este momento, uno puede ser un seguidor verdadero de Jesús.

La abnegación, como enseñada por Jesús, no es simplemente el abandonar ciertas cosas buenas como el comer o renunciar a otros placeres de la vida. Por el contrario, es la privación de uno mismo, una dedicación al Señor que es tan completa y de todo corazón que uno se priva de todos los derechos de gobernar su propia vida. Es la renunciación por completo de su propia voluntad y de sus propios caminos y la aceptación de la voluntad del Señor como regla de la vida. Esto significa un cambio completo en la perspectiva de la vida, una transformación de la mente para conformarse a la voluntad de Dios.—Rom. 12:2

Llevar la cruz significa más que aguantar experiencias desagradables. Por su parte tomar la cruz y seguir a Jesús significa su consentimiento de sufrir y morir con el Maestro. Aquellos condenados a la muerte conforme a la ley romana llevaban su propia cruz al lugar de la crucifixión. Por su parte llevar una cruz, por lo tanto, significaba que él estaba por el camino de la muerte, y este es el sentido simbólico de llevar la cruz para el cristiano. Como discípulos de Jesús, sufrimos y morimos con él.—Rom. 6:3-6; 2 Tim. 2:11,12

Ser un discípulo de Cristo, por lo tanto, implica mucho más que llevar una vida moral y recta. Significa la dedicación de la vida de uno a la causa de Dios a medida que ésta se lleva a cabo por medio de Cristo. Significa una dedicación a la causa que conduce al sacrificio de uno mismo y de todos los intereses egoístas. Esta es la vida cristiana.

Pero la vida de sacrificio por la causa cristiana tiene sus recompensas de paz y de alegría en el Señor, que son el resultado del aseguramiento de tener la aprobación divina. Esta es una paz y una alegría que están basadas en el conocimiento de que nuestro Padre Celestial amoroso sabe lo mejor para nosotros y hace que todas las cosas nos ayuden a bien.—Rom. 8:28

Hay también futuras recompensas para aquellos que fielmente entregan sus vidas al pisar en los pasos de Jesús. La promesa para ellos consiste en que si fielmente sufren y mueren con Jesús vivirán y reinarán con él.—Rom. 8:17,18; Apoc. 3:21

El objetivo de vivir y reinar con Cristo es participar con él en ofrecer las bendiciones de salud y de vida al resto de la humanidad, las cuales él proporcionó por su propia muerte como el Redentor y el Salvador del mundo. El privilegio de participar en la exaltación de Jesús es descrito por Pablo como el “premio del supremo llamamiento.”—Fil. 3:14


AYUDAS PARA LOS ESTUDIANTES

Preguntas

No hay ninguna vocación más importante que ser un seguidor dedicado del Maestro, como se demostrarán en las respuestas a estas preguntas:


Material de Referencia

“La Nueva Creación,” página 443, par. 2, y página 444


Resumen de los Pensamientos Importantes

Ser un cristiano verdadero significa mucho más que llevar una vida recta y moral. Significa el sacrificio hasta la muerte.


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EL PLAN DE DIOS PARA EL HOMBRE
Lección VI

La Gloria de lo Terrenal

UNA de las maravillas de las obras creativas de Dios es su variedad casi interminable. Los evolucionistas creen que esta variedad simplemente indica el desarrollo y la progresión, que fluctúan a medida que una especie evoluciona en otra. Esto sucede, dicen ellos, por casualidad y sin fin. La Biblia no está de acuerdo con esta teoría. La Biblia enseña que la gran variedad en la creación es por causa del diseño del Creador y que las especies son fijas.—1 Cor. 15:39; Gen 1:24,25

La orden o especie más alta en la creación terrenal de Dios es la humana. El Apóstol Pablo se refiere a esto como “lo terrenal”, que simplemente significa “de la tierra”. (1 Cor. 15:40) El hombre fue creado a la imagen de Dios, y su perfección reflejó la gloria del carácter del Creador.—Gén. 1:26,27; Sal. 8:4,5; Heb. 2:6,7

El hombre no fue una mezcla de naturalezas terrenales y espirituales. En todas las creaciones innumerables de Dios no hay ningún híbrido, excepto cuando los haya producido el hombre. Aunque un número muy limitado de las criaturas humanas de Dios será exaltado a una naturaleza más alta en la resurrección bajo las condiciones de la fidelidad al seguir los pasos de Jesús, como veremos en una lección posterior, esto no significa que la gente es, por naturaleza, parcialmente espiritual.—1 Cor. 15:47-49

Se le dio al hombre perfecto el dominio sobre todas las formas inferiores de la creación terrenal. En este respecto él fue dotado con la gloria oficial del Creador, quién ejerce el dominio sobre todo el universo.—Gén. 1:28; Sal. 8:4-8

A causa de la desobediencia a la ley divina, el hombre no sólo perdió la vida sino también perdió su dominio sobre la tierra. Por eso, ya no vemos la gloria de Dios reflejada en la raza humana como fue poseída por el primer hombre, Adán. Hoy en día vemos al hombre caído, imperfecto y moribundo, e incapaz de desenredarse de la esclavitud de las enfermedades y de la muerte en la cual fue sumergido debido a su pecado.—Sal. 14:1-3; 53:1-3; 49:7; Rom. 3:10,12,23

Pero Dios sigue amando a sus criaturas humanas; él hizo la provisión para librarlos del pecado y de la muerte. (Sal. 102:19,20; Juan 3:16,17; 5:28,29, La Biblia de las Américas) La provisión de Dios para el mundo condenado y moribundo por el pecado, para sus criaturas humanas terrestres, es el rescate provisto por Jesús. Aunque hoy en día vemos que el hombre sigue muriendo y ha perdido su propio dominio, por la fe vemos que Jesús ya entregó su vida para que se le restauraran al hombre la vida y la gloria terrestre durante los mil años del reino mesiánico.—Heb. 2:6-9

El propósito divino no es de exaltar a la gente de la tierra a un plano más alto de la vida, sino, por medio de una resurrección, restaurarlos a la vida en la tierra. Esto es descrito por el Apóstol Pedro con la palabra “restitución”, que no significa exaltación, sino restauración.—Hechos 3:21

¡Qué provisión tan gloriosa es ésta para una raza condenada y moribunda por el pecado! Hoy el mundo está lleno de miseria y calamidades, de degradación y dolores, todos los cuales desaparecerán durante el reinado milenario de Cristo. Finalmente, ni una mancha del pecado estropeará la paz y la armonía de la humanidad. No habrá ningún dolor, ni ninguna evidencia del antiguo reinado del pecado y de la muerte. Ya no existirá más ninguna necesidad de tener médicos ni empresarios de pompas fúnebres. Los hospitales serán vaciados de pacientes. En vez de morir e ir a la tumba, la gente volverá de la muerte, y el poder de Dios se utilizará para restaurarlos a la vida. Esta es la provisión amorosa de Dios para el hombre. Este es el destino para la humanidad que ha sido hecha posible por el rescate que está en Cristo Jesús. Esta será la gloria restaurada de lo terrenal.


AYUDAS PARA LOS ESTUDIANTES

Preguntas


Material de Referencia

“El Plan Divino de las Edades,” páginas 177-181


Resumen de los Pensamientos Importantes

El hombre fue creado como un ser terrestre y no es una mezcla de lo terrenal y lo espiritual. Por medio del rescate y la resurrección, él será restaurado a la vida en la tierra como un ser humano.


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EL PLAN DE DIOS PARA EL HOMBRE
Lección VII

La Gloria de lo Celestial

LA PALABRA “celestial” (en inglés) aparece sólo dos veces en la Biblia Rey Jaime. (1 Cor. 15:40) Es una traducción de la palabra griega epouranios. El sentido literal de esta palabra es “sobre el cielo.” (Véase la Concordancia Exhaustiva de Strong.)

Esta misma palabra griega es traducida también como “cielo” por el Apóstol Pablo en una declaración en la cual él contrasta las cosas del cielo con las cosas de la tierra. (Fil. 2:10) Esto indica que hay creaciones inteligentes de Dios en los reinos del universo por encima, o más allá, del cielo, o hablando más científicamente, más allá de la atmósfera de la tierra.

La palabra epouranios también se traduce como “celestial” (heavenly) en varios lugares. Esta es la palabra que está asociada con el Padre en el nombre, “Padre Celestial.”—Mat. 18:35

El Apóstol Pablo estaba seguro de que el Señor lo libraría del mal de modo que pudiera participar con Jesús en el reino “celestial”. (2 Tim. 4:18) Aquí también se usa la palabra griega epouranios.

Esta es la palabra que está utilizada también por el Apóstol Pablo cuando, al presentar la esperanza que se ofrece a los seguidores dedicados de Jesús, usa la expresión, “llamamiento celestial.”—Heb. 3:1

Cuando Nicodemo, un gobernante de Israel, expresó su sorpresa a Jesús sobre la idea de “nacer de nuevo,” Jesús se refirió a ella como algo que estaba entre las “cosas celestiales” que la mente humana no podía apreciar. (Juan 3:12) Aquí otra vez se utiliza la palabra griega epouranios.

El Apóstol Pablo usa esta palabra en otro contexto en el cual él enfatiza que los seres celestiales son separados y distintos de los terrenales, es decir, de los seres humanos. (1 Cor. 15:48) Sin embargo, Pablo explica que algunos miembros de la raza humana, en la resurrección, serán exaltados a un estado celestial.—1 Cor. 15:49

Es vital tener en mente la importancia de estos textos bíblicos, ya que enfatizan que hay una gran diferencia entre la naturaleza celestial y la naturaleza terrenal, que los dos no son de ninguna manera combinados en uno, como creen muchos erróneamente. El hombre no fue en ningún sentido un ser celestial, o espiritual, cuando fue creado, tampoco se cambiará jamás la naturaleza del hombre aquí en la tierra.

Las Escrituras sí enseñan que aquellos que sacrifican sus vidas terrenales, siguiendo los pasos de Jesús, serán exaltados a la naturaleza celestial en la resurrección. En efecto, en una futura lección descubriremos que hay planos diferentes de vida, o naturalezas, “encima del cielo” y que los seguidores de Jesús serán exaltados al más alto de éstos, aun hasta la naturaleza divina.—2 Ped. 1:4

Esta es la esperanza gloriosa que las promesas de la Biblia ofrecen a los seguidores fieles del Maestro. Vale mucho más que dejar todo lo que tenemos y somos a fin de alcanzar aquel “premio” glorioso de la naturaleza divina.

La “gloria de lo celestial” es en efecto un maravilloso premio. El Apóstol Pablo lo describe como el “premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” (Fil. 3:14) Jesús explicó que este “tesoro en el cielo” fue alcanzable sólo por dejar todos los tesoros terrenales y hacerse sus seguidores en la muerte de sacrificio, que él ilustró con la idea de tomar nuestra cruz como sus discípulos. (Mat. 16:24) Que todos aquellos que hayan puesto sus afectos en las cosas de arriba sean diligentes a medida que siguen adelante en el camino angosto que conduce a la gloria, la honra, y la inmortalidad.


AYUDAS PARA LOS ESTUDIANTES

Preguntas


Material de Referencia

“El Plan Divino de las Edades,” páginas 185-189


Resumen de los Pensamientos Importantes

La Biblia enseña que Dios ha creado a seres en planos más altos de la vida que el humano y que se les promete a los seguidores fieles de Jesús la exaltación a lo más alto de éstos, que es el plano divino.


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EL PLAN DE DIOS PARA EL HOMBRE
Lección VIII

La Esperanza de la Inmortalidad

AQUELLOS que poseen la inmortalidad viven eternamente, pero la vida eterna no es necesariamente la inmortalidad. Si nuestros primeros padres hubieran permanecido obedientes a su Creador y si se les hubiera permitido seguir tomando de los árboles dadores de vida en Edén, ellos habrían vivido para siempre, pero no habrían sido inmortales.—Gén. 3:22-24

La inmortalidad es la indestructibilidad. Es una calidad de la naturaleza divina que fue poseída al principio sólo por Dios y fue conferida a Jesús en el momento de su resurrección.—Juan 5:26; Heb. 1:3; Mat. 28:18

El Apóstol Pablo nos informa que Jesús sacó a luz la vida y la inmortalidad por el Evangelio. (2 Tim. 1:10) El Evangelio es las buenas nuevas de la salvación de la muerte por la sangre redentora de Jesucristo. Durante la Edad Milenaria la vida eterna será ofrecida al mundo entero de la humanidad en la realización de la promesa de Dios de bendecir a todas las familias de la tierra, pero aquellos que ahora aceptan a Cristo, sobre la base de la fe, y dedican sus vidas al Señor se les promete la inmortalidad.—Rom. 2:7

Esto significa que los seguidores fieles de Jesús, en la resurrección, serán exaltados hasta lo sumo para ser semejantes a él. (1 Juan 3:1-3) Ser semejante al Jesús resucitado significa ser un partícipe de la naturaleza divina.—2 Ped. 1:4

Llegar a esta condición y posición exaltada implica la humildad y la fidelidad al Señor en la vida presente, una fidelidad demostrada por un consentimiento de sacrificar la vida misma en el servicio del Señor. Y esto debe ser una fidelidad perdurable que continua hasta la muerte.—Apoc. 2:10

El hombre fue creado mortal. Esto significa que la muerte fue una posibilidad, pero no una necesidad. La muerte para los humanos se hizo una certeza debido al pecado. (Gen 2:17; Rom. 5:12) Los seguidores de Jesús siendo miembros de la raza humana son, por naturaleza, mortales. Por medio de la fe, la condena de la muerte es quitada de ellos, y entregan su humanidad justificada en sacrificio.—Rom. 5:18; 8:1

El Apóstol Pablo usa las palabras contrastantes “corruptible” e “incorruptible” para describir las cualidades de la mortalidad y la inmortalidad, y él nos informa que en la resurrección los cristianos, quienes son mortales ahora, o corruptibles, se visten de la incorruptibilidad. Para enfatizar Pablo repite este pensamiento, usando las palabras mortal e inmortalidad.—1 Cor. 15:53,54

Pablo se refiere al tiempo cuando la muerte es sorbida en victoria. Esta es una de las promesas de Dios del Antiguo Testamento que se aplica a la Edad Milenaria cuando la humanidad es restaurada a la vida perfecta en la tierra. (1 Cor. 15:54,55; Isa. 25:7,8) Pero estas bendiciones de la vida eterna para los humanos no pueden llegar al mundo de la humanidad hasta que todos los seguidores verdaderos de Jesús durante la edad presente se hayan demostrado dignos de la exaltación a la inmortalidad. Entonces éstos vivirán y reinarán con Cristo con el objetivo de destruir al gran enemigo, la muerte.—1 Cor. 15:25,26; Apoc. 20:6


AYUDAS PARA LOS ESTUDIANTES

Preguntas


Material de Referencia

“El Plan Divino de las Edades,” página 212, par. 1, y página 213


Resumen de los Pensamientos Importantes

El hombre no fue creado inmortal, sino que la inmortalidad se promete a los seguidores fieles de Jesús y se les confiere en la resurrección.


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EL PLAN DE DIOS PARA EL HOMBRE
Lección IX

El Regreso Prometido de Cristo

LOS DISCÍPULOS de Jesús con confianza creían que su Maestro era el Mesías prometido y que él había venido al mundo en cumplimiento de las promesas del Antiguo Testamento acerca del establecimiento de un gobierno poderoso que expandiría su esfera de influencia en todas partes de la tierra habitada. (Isa. 9:6,7; Sal. 72:8; Juan 1:41,42) Por esta razón ellos estaban enormemente decepcionados cuando Jesús fue detenido y cruelmente ejecutado. Ellos no se daban cuenta en aquel tiempo de que Jesús dio su carne a favor de la vida del mundo.—Juan 6:51

No fue hasta más tarde, por la influencia iluminadora del Espíritu Santo, que los apóstoles y otros discípulos de la Iglesia Primitiva aprendieron que sus esperanzas por el reino, que se centraban en Jesús, serían realizadas sólo a consecuencia de su regreso a la tierra en lo que con el tiempo se conocerá como su segundo advenimiento. Sin embargo, aun antes de su muerte Jesús dijo a sus discípulos que se iba, que volvería, y que estarían entonces con él de nuevo.—Juan 14:3; Mat. 16:27

Después de la resurrección de Jesús, cuando él apareció a sus discípulos por última vez antes de regresar al cielo, ellos estaban muy preocupados en cuanto a su esperanza por el reino. Sin embargo, Jesús entonces les dio una comisión para ser sus testigos; y cuando él los dejó, dos ángeles aparecieron y les aseguraron que Jesús volvería.—Hechos 1:6-11

En un sermón que Pedro predicó poco después del Pentecostés, él habló del regreso de Cristo y vinculó el acontecimiento con lo que él describió como “los tiempos de la restauración de todas las cosas.”—Hechos 3:20,21

La esperanza del regreso de Cristo para establecer su reino y recompensar a sus seguidores era muy real para los miembros de la Iglesia Primitiva. Era una fuente de consuelo y de fuerza espiritual para ellos a medida que procuraban dar testimonio acerca de Jesús al mundo hostil.—Tito 2:13; 1 Tes. 4:16-18

Los hermanos de la Iglesia Primitiva no entendían que el regreso de Cristo estaba todavía muchos siglos en el futuro. La expectativa general de aquel tiempo consistía en que él volvería muy pronto. Muchas de las promesas dieron lugar a este punto de vista, ya que no tenían en cuenta de que las promesas estaban basadas sobre el punto de vista divino del tiempo.—Sal. 90:4; 2 Ped. 3:8,10; Apoc. 3:11; 22:20

Estos hermanos estaban en la posición difícil de abogar por la causa de un Mesías que había sido ejecutado por sus enemigos. Ellos entendían la razón por la que él murió, pero el mundo no creyente no la entendía. La verdad es que proclamaban el hecho de que Jesús había sido levantado de entre los muertos; pero a esto se tenía que añadir que él había regresado al cielo, que parecía imposible a un mundo no creyente.

Fue difícil obtener la aceptación de un mensaje como éste, y la fe de los hermanos fue profundamente probada. Por lo tanto, para ellos, el regreso de su Señor fue el centro de todas sus esperanzas, y anhelaban el tiempo cuando él aparecería de nuevo.—1 Ped. 1:7,8


AYUDAS PARA LOS ESTUDIANTES

Preguntas


Material de Referencia

“El Plan Divino de las Edades,” páginas 92,93


Resumen de los Pensamientos Importantes

Un objetivo importante del primer advenimiento de Jesús fue para morir como el Redentor, para rescatar al mundo de la muerte. Él viene la segunda vez como el Libertador, para restaurar la vida a la humanidad.


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EL PLAN DE DIOS PARA EL HOMBRE
Lección X

La Manera del Regreso de Nuestro Señor

AL CONSIDERAR la manera del regreso de Cristo a la tierra en su segundo advenimiento, es esencial recordar que ya no es un ser humano, y que sacrificó su humanidad para proporcionar la redención de la muerte por Adán y su descendencia, la raza humana. (Heb. 2:9; 2 Cor. 5:16) Las Escrituras hablan de las experiencias de Jesús “en los días de su carne,” que están en el pasado. (Heb. 5:7) Las Escrituras también nos informan que Jesús fue muerto en la carne pero en la resurrección fue vivificado en espíritu, o como un ser espiritual, a la imagen misma de su Padre Celestial.—Heb. 1:3; 2 Cor. 3:17; 1 Ped. 3:18

Habiendo sido exaltado a la naturaleza divina cuando fue levantado de entre los muertos, Jesús es invisible ahora a los ojos humanos, de igual manera como lo es el mismo Creador. (1 Tim. 1:17; 6:15,16) Para demostrar a sus discípulos que había sido levantado de entre los muertos, él milagrosamente les apareció en varias ocasiones en un cuerpo de carne—una vez como jardinero, otra vez como forastero, etc. Pero en las Escrituras se hace referencia a estas apariencias como “signos” y “pruebas”. (Juan 20:30; Hechos 1:3) Los apóstoles sabían que para ver a Jesús como lo es, es decir, un ser divino, ellos tendrían que hacerse como él, y guardaban esta esperanza.—1 Juan 3:1-3

Jesús enseñó a sus discípulos que el mundo de la humanidad no lo vería después de su muerte y resurrección. (Juan 14:19) Jesús explicó que sus discípulos sí lo verían, y así es, porque en la resurrección ellos deben hacerse como él. Puesto que los ojos humanos no son capaces de ver al Jesús resucitado y exaltado, él es capaz de volver en secreto, aunque el mundo sigue con los asuntos comunes de la vida.—Apoc. 16:15; 1 Tes. 5:2; 2 Ped. 3:10

Jesús explicó que sería necesario que sus seguidores buscaran los signos que denotarían el hecho de su segunda presencia en la tierra y que durante un tiempo su presencia sería desconocida a todos aquellos que “no velaban”. Jesús comparó esto a los días de Noé antes del Diluvio, cuando el mundo siguió con los asuntos comunes de la vida, no sabiendo el verdadero significado de los tiempos en los cuales vivían.—Mat. 24:38,39; Lucas 21:36; 17:26,27

Ser “veladores”, como se usa este término en la Biblia, no significa mirar al cielo para ver el regreso de Jesús. Al contrario, el pensamiento es fijarse en los acontecimientos mundiales para ver el cumplimiento de las profecías que pertenecen al tiempo del regreso de nuestro Señor. Pedro habla de “la palabra profética más segura.”—2 Ped. 1:19

Con el tiempo el mundo entero de la humanidad “verá”, o discernirá, el hecho de la segunda presencia de nuestro Señor. La Biblia dice que lo “verán” en las “nubes”, significando que lo perciben en las experiencias caóticas y dolorosas que acompañan a la desintegración de la gobernación terrenal y el establecimiento del reino de Cristo. Los pueblos del mundo nunca verán a Jesús en un sentido literal.—Apoc. 1:7; 2 Tes. 1:7-10

El mundo de la humanidad discernirá a Jesús de una manera semejante a la manera en la cual Job vio a Dios. Después de que su fe fue probada severamente por las aflicciones que el Señor permitió que le sucedieran, Job expresó en oración: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven.” (Job 42:5) Job no vio a Dios literalmente, sino había adquirido un mejor entendimiento de él.


AYUDAS PARA LOS ESTUDIANTES

Preguntas


Material de Referencia

“El Tiempo Ha Llegado,” páginas 106-108


Resumen de los Pensamientos Importantes

Al estudiar las profecías que pertenecen al regreso de Cristo y de su segunda presencia en la tierra, es esencial recordar que él es actualmente un ser divino, “la imagen misma” de su Padre Celestial.


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EL PLAN DE DIOS PARA EL HOMBRE
Lección XI

Los Tres Mundos

HAY divisiones de tiempo importantes en el plan de Dios a las cuales la Biblia se refiere como mundos y edades. Lo que la Biblia dice acerca de uno de estos períodos de tiempo no puede ser verdad del otro; entonces en nuestro estudio de la Biblia es necesario que apliquemos las promesas y profecías al período de tiempo correcto en el plan divino; si no, la Biblia parecerá contradictoria. El Apóstol Pablo se refiere a este método apropiado de estudiar la Biblia como “usar bien la palabra de verdad.”—2 Tim. 2:15

En la Biblia se hace referencia a todo el período de tiempo desde Adán hasta el Diluvio como un “mundo”—“el mundo de entonces.” (2 Ped. 3:6) Tales siervos fieles de Dios como Abel, Enoc, y Noé vivieron en este mundo. Fue hacia el final de este mundo cuando Dios instruyó a Noé a construir un arca.—Gén. 6:14

El período de tiempo que comienza con el Diluvio y se termina con el establecimiento del reino de Cristo es lo que la Biblia describe como el “presente siglo malo.” (Gál. 1:4) Se llama siglo malo, no porque no haya nada bueno en ello, sino porque el mal predomina. Satanás, el Diablo, es el príncipe, o el gobernante, del “presente siglo malo.”—Mal. 3:15; Juan 14:30; 2 Cor. 4:4

El tercer mundo comienza cuando el Señor ata a Satanás y empieza su reinado de mil años. Se hace referencia a esto en la Biblia como “el mundo venidero.” (Heb. 2:5) Durante los primeros mil años de este tercer mundo, Jesús será el gobernante supremo; y el objetivo de su reinado será establecer la voluntad de Dios en todas partes de la tierra y destruir a todos los enemigos de Dios y de la justicia.—1 Cor. 15:25-28

Ya que el mal ha predominado en los dos primeros mundos, es obvio que cualquier referencia en la Biblia a las condiciones generales durante estos dos períodos de tiempo tendría esto en cuenta. Sólo en ocasiones especiales, y por razones específicas, ha intervenido Dios en los asuntos de la humanidad durante estos dos mundos para poner fin a la maldad. Sin embargo, parece que los inicuos han prosperado durante la mayor parte del tiempo.—Job 21:7-15

Por el momento parece que las obras inicuas son prácticamente desenfrenadas. Será diferente en “el mundo venidero,” pues para entonces Satanás estará restringido, y el reino de Cristo tendrá el control.—Apoc. 20:1-4

Durante este “presente siglo malo” los siervos justos de Dios son perseguidos frecuentemente. (2 Tim. 3:12) Se hace referencia a la persecución en el Antiguo Testamento como el “oprobio” del pueblo de Dios, y se nos asegura de que este oprobio será quitado por las agencias del reino de Cristo. (Isa. 25:8) Entonces los justos prosperarán y hasta los grandes males de las enfermedades y de la muerte serán quitados. El Apóstol Juan, escribiendo del tercer mundo en el plan divino, dijo: “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.”—Sal. 72:7; Oseas 13:14; 1 Cor. 15:55; Apoc. 21:1-5


AYUDAS PARA LOS ESTUDIANTES

Preguntas

Probablemente usted haya escuchado alguna vez que la Biblia es contradictoria; pero no es verdad, como usted aprenderá cuando sepa las respuestas a estas preguntas.


Material de Referencia

“El Plan Divino de las Edades,” páginas 65-70


Resumen de los Pensamientos Importantes

A fin de entender las enseñanzas de la Biblia, es esencial conocer las divisiones de tiempo en el plan de Dios y aplicar las promesas y profecías de la Biblia a los períodos de tiempo apropiados.


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EL PLAN DE DIOS PARA EL HOMBRE
Lección XII

Las Cuatro Edades

EN NUESTRO estudio anterior aprendimos que hay tres divisiones de tiempo principales en el plan de Dios. La primera de éstas fue el mundo antes del Diluvio; la segunda, el período que comenzó con el Diluvio y terminó con el establecimiento del reino de Cristo; y la tercera es el mundo que comienza con Satanás atado y el establecimiento del reino de Cristo que sigue eternamente en el futuro.

La segunda de estas divisiones de tiempo principales, descrita por el Apóstol Pablo como este “presente siglo malo” (2 Cor. 4:4; Gál. 1:4), se divide en tres edades. La primera de estas edades comenzó con el secamiento de las aguas del Diluvio y siguió hasta la muerte de Jacob, el nieto de Abrahán. Durante este período Dios llevó adelante su plan mediante patriarcas individuales como Noé, Abrahán, Isaac, y Jacob. Él hizo promesas a Abrahán que fueron reiteradas a Isaac y heredadas como derechos de primogenitura por Jacob.—Gén. 12:3; 22:16-18; 26:3-5; 27:28,29; 28:10-14

A partir de la muerte de Jacob, Dios comenzó a tratar con sus doce hijos como una familia, o nación. Este cambio es sugerido por el hecho de que, aunque Isaac pudiera otorgar su bendición paternal sobre sólo uno de sus hijos, Jacob bendijo a todos los doce, aunque sólo Judá recibiera la promesa. (Gen 49:8-10) Más tarde, después de que ellos fueron librados de Egipto, Dios le dio a este pueblo su Ley, y le envió sus profetas. (Rom. 3:1,2) Nos referimos a este período en el plan de Dios como la Edad Judaica, ya que Dios trató exclusivamente con la nación judía durante ese tiempo.—Amos 3:2

La Edad Judaica fue caracterizada por el hecho de que Dios les dio a los israelitas su Ley y envió sus profetas durante este tiempo. Este arreglo concluyó con el primer advenimiento de Cristo, siendo Juan el Bautista el último de los profetas. (Lucas 16:16) Uno de los objetivos esenciales de la Edad Judaica fue dar a los israelitas como pueblo la oportunidad de tener el derecho de asociarse con el Mesías en la futura bendición del mundo, pero en esto ellos fallaron.—Exod. 19:5,6

La prueba final sobre la nación fue la venida del Mesías, y ellos fallaron al rechazarlo. Con esto comenzó la Edad Evangélica, una edad en la cual Dios trata con los individuos que responden al Evangelio y se dedican a su servicio. Algunos de los israelitas fueron los primeros en abrazar esta oportunidad. (Juan 1:11,12) Pero la cantidad de israelitas que respondieron no fue suficiente para cumplir el número predeterminado de Dios de los coherederos con Cristo, así que el Evangelio comenzó a predicarse también a los Gentiles, y esta proclamación del Evangelio ha seguido durante el transcurso de las edades.—Hechos 1:8

Después de la Edad Evangélica sigue la Edad Milenaria. Esta será la primera edad en el tercer mundo. Esta es la edad de la gobernación de Cristo sobre la tierra. Esta es la edad durante la cual será destruido todo el mal, incluso las enfermedades y la muerte. (1 Cor. 15:25,26) Esta es la gran edad de consumación en el plan de Dios cuando se completará su gran diseño.—Ef. 1:10

Por medio del Cristo, Cabeza y cuerpo, es decir, la simiente de la fe de Abrahán, se hará que el conocimiento del Señor llene la tierra como las aguas cubren el mar. En aquel reino justo no se permitirá que nadie haga el mal o dañe.—Isa. 11:9


AYUDAS PARA LOS ESTUDIANTES

Preguntas

Saber lo que ha sido la obra de Dios en las edades de su plan y lo que estará en el futuro es esencial para apreciar la armonía de la Biblia. ¿Puede usted contestar estas preguntas?


Material de Referencia

“El Plan Divino de las Edades,” páginas 70-75


Resumen de los Pensamientos Importantes

La aplicación de los textos bíblicos correspondientes a cada edad es de suma importancia para el estudio de la Biblia.


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EL PLAN DE DIOS PARA EL HOMBRE
Lección XIII

El Día del Señor

LA BIBLIA usa la expresión “el día del Señor” (o el día de Jehová) para denotar aquel período en los días finales de esta Edad Evangélica cuando la mano de Dios se manifiesta en los asuntos de los hombres. Se aplica correctamente a aquella parte de la segunda presencia de Cristo durante la cual el mundo de Satanás, o las instituciones humanas, están siendo destruidas, antes del establecimiento del reino milenario de Cristo.—1 Tes. 5:2,3; 2 Ped. 3:10

La obra de Cristo como el Brazo de Jehová en derrocar a las instituciones humanas de Satanás se describe como lo que tiene lugar durante “los días del Hijo del hombre.” (Lucas 17:26,27) Es el tiempo cuando Jesús, “el Hijo del hombre,” está presente y la desintegración de las instituciones de la tierra está entre los signos que indican que ha regresado.

Este día del Señor, o de Jehová, también se profetiza en el Antiguo Testamento, donde se describe simbólicamente como uno de nubes y de oscuridad, denotando angustia. (Joel 2:1,2) Daniel describió este día como “el tiempo del fin,” en el cual habría un “tiempo de gran angustia.”—Dan. 12:1,4

Este mismo período de angustia nacional e internacional que denota la destrucción del mundo de Satanás también se describe en la Biblia como el día de la “venganza de Jehová.” (Isa. 34:1-8; Jer. 25:32,33) Durante este período las instituciones pecaminosas y egoístas de los hombres, dominadas por Satanás, serán destruidas, mientras que hasta ahora se les haya permitido prosperar.

En la conclusión de este “día”, las autoridades humanas egoístas en todas partes de la tierra serán sustituidas por autoridades divinas, en las manos de Cristo. (Apoc. 11:15,17,18) La Biblia revela que en el proceso de destruir las malas instituciones de los hombres las naciones se enfadan, conduciendo al tiempo de la gran tribulación predicha por Jesús.—Mat. 24:21,22

La Biblia también usa la expresión “los últimos días” en cuanto a los días finales de la Edad Evangélica actual, poco antes del establecimiento en la tierra del reino justo de Cristo. Este reino se compara con una gran montaña que tiene una posición dominante sobre todas las otras “montañas” y “montes”, simbólicos “de los reinos de este mundo.” La Biblia demuestra que los pueblos reconocerán la autoridad del reino de Cristo y a causa de la obediencia a sus leyes encontrarán la paz y la seguridad.—Miq. 4:1-4

El mal no habrá sido completamente destruido hasta los años finales del reino de Cristo. Aunque es durante el día del Señor que las instituciones gubernamentales egoístas de los hombres son destruidas en un tiempo de angustia nacional e internacional, la obra de abolir todo el mal continuará a lo largo de los mil años siguientes del reino. Finalmente todos los “enemigos” habrán sido destruidos.—1 Cor. 15:25,26


AYUDAS PARA LOS ESTUDIANTES

Preguntas

En el estudio de la profecía es esencial darse cuenta de que un “día” con frecuencia significa un período largo de tiempo. Las respuestas correctas a las preguntas siguientes revelarán esto.


Material de Referencia

“La Batalla de Armagedón,” páginas 11-20


Resumen de los Pensamientos Importantes

“El día del Señor,” o el día de Jehová, es aquel período de tiempo en los días finales de la Edad Evangélica, antes del establecimiento del reino milenario de Cristo, cuando las instituciones egoístas y malas de los hombres serán destruidas en un tiempo de gran angustia. Se describe también en las Escrituras como el día de la cólera o la ira de Dios, y el día de la venganza de Jehová.


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EL PLAN DE DIOS PARA EL HOMBRE
Lección XIV

El Objetivo del Regreso de Nuestro Señor

EN UN ESTUDIO anterior aprendimos que Jesús vino al mundo como un hombre a fin de sacrificar su vida humana a favor de los pecados de las personas y así redimirlas de la muerte. Fue para este fin que él dio su carne, es decir, su humanidad, por la vida del mundo.—Juan 6:51

La obra del Señor en la tierra desde la muerte y la resurrección de Jesús no ha consistido en la restauración de la gente a la salud y a la vida en la tierra (aunque esto fue proporcionada por su muerte y su resurrección), sino para la selección de entre la humanidad de quienes de buena gana sufrirán y morirán con él, para que puedan vivir y reinar con él. Esta compañía de personas se describe en la Biblia como un “pueblo para su nombre.”—Hechos 15:14

Sin embargo, las Escrituras nos aseguran que, como resultado de la obra redentora de Cristo, la humanidad será restaurada a la vida en la tierra. Cristo regresa a la tierra para llevar a cabo esta gran obra durante lo que la Biblia describe como “los tiempos de la restauración de todas las cosas.” La Biblia nos informa que “los tiempos de la restauración” han sido declarados por todos los santos profetas de Dios.—Hechos 3:19-21

Isaías fue uno de los santos profetas de Dios, y él predijo que habría un tiempo en el que la gente no diría que estarían enfermos. (Isa. 33:24) Isaías también profetizó que los ojos de los ciegos serían abiertos, y que los oídos de los sordos serían destapados, y que aquellos rescatados por Jesús—“los redimidos de Jehová”—volverían de la muerte. (Isa. 35:5,10) En otra predicción de “los tiempos de la restauración”, Isaías escribió que Dios enjugaría toda lágrima de todos los rostros y que la muerte sería destruida.—Isa. 25:8

Jeremías fue otro de los santos profetas de Dios, y él predijo que los hijos que habían muerto serían restaurados a la vida, es decir, volverían “de la tierra del enemigo.”—Jer. 31:15-17

La obra de restaurar a la humanidad a la salud y a la vida en la tierra será llevada a cabo por las agencias del reino de Cristo. Este reino es simbolizado en la Biblia por un monte, “el monte de Jehová,” y el Profeta Miqueas profetizó que en este “monte”, o reino del Señor, los pueblos ya no se ensayarán más para la guerra y que no habrá quien los amedrente.—Miq. 4:1-4

En el Antiguo Testamento aquellos que hayan muerto se comparan con prisioneros que están cautivos. Su despertar de la muerte se describe como una liberación del cautiverio. Ezequiel, otro de los santos profetas de Dios, usando también esta terminología, profetizó la restauración de los sodomitas, los samaritanos, y los israelitas. (Ezeq. 16:53) Usando este mismo lenguaje el Profeta Jeremías predijo la restauración de otros malhechores del pasado.—Jer. 48:47; 49:39

El Profeta Habacuc profetizó que después del regreso del Señor, la tierra estaría llena del conocimiento de la gloria del Señor. (Hab. 2:14) Todas estas bendiciones vendrán a los pueblos de la tierra como resultado del regreso de nuestro Señor.


AYUDAS PARA LOS ESTUDIANTES

Preguntas


Material de Referencia

“El Plan Divino de las Edades,” páginas 92-94


Resumen de los Pensamientos Importantes

Cristo no vuelve para destruir la tierra, sino para restaurar a las personas a la salud y a la vida.


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EL PLAN DE DIOS PARA EL HOMBRE
Lección XV

El Reino de Cristo

EL REINO de Cristo es un tema muy prominente de la Biblia. Se menciona a veces como el reino de Dios, que es muy apropiado, ya que Dios es el que hizo la provisión para que su Hijo pudiera establecer el reino en la tierra. También se menciona a veces como el reino de los cielos, que enfatiza que este gobierno mundial de promesa no es de planificación ni de origen humano, sino es establecido y autorizado por el Dios de los cielos.—Dan. 2:44

Algunas de las promesas y profecías de la Biblia que pertenecen al reino se refieren a sus gobernantes, mientras que otras pertenecen a sus súbditos, es decir, a aquellos que tienen una oportunidad para ser bendecidos por la administración de sus leyes justas. Jesucristo será el gran Rey, o el Gobernante, de este reino.—Zac. 9:9,10; Apoc. 19:16; Juan 18:37

Asociados con Jesús como gobernantes en su reino serán aquellos que, durante la Edad Evangélica, se han negado y fielmente han tomado su cruz para seguirle a él, y de buena gana beben de la copa de sus sufrimientos. Se habla de ellos en las Escrituras como los que sufren y mueren con Jesús y que resucitan de entre los muertos para vivir y reinar con él.—Apoc. 20:4

Jesús y sus seguidores no gobernarán como reyes humanos, sino como reyes divinos, y serán invisibles a los ojos humanos. (Col. 1:13-15) Se les da a los seguidores de Jesús el aseguramiento de que ellos serán como él.—1 Juan 3:1-3; 2 Ped. 1:4

Una de las ilustraciones que se da en la Biblia acerca del cambio de la naturaleza humana a la divina es la de “nacer de nuevo.” Jesús explicó a Nicodemo que aquellos que nacen de nuevo son invisibles y poderosos, como el viento. (Juan 3:6-8) El cambio de la naturaleza humana a la del espíritu ocurre en la resurrección; y cuando Jesús fue levantado de entre los muertos él fue capaz de ir y venir invisiblemente, apareciendo a sus discípulos sólo cuando lo quiso hacer.

En el reino de Cristo estos reyes invisibles y poderosos, o gobernantes, serán representados en la tierra y entre los hombres por los siervos fieles de Dios que sufrieron y murieron a favor de la justicia antes del primer advenimiento de Jesús. En la Biblia se hace referencia a éstos como los “padres”, y la promesa consiste en que ellos deben hacerse “príncipes en toda la tierra.”—Sal. 45:16

El Apóstol Pablo explica que estos siervos fieles de Dios de la antigüedad serán resucitados a la perfección humana, en lo que se describe como una “mejor resurrección.” (Heb. 11:35,39,40) Pablo menciona los nombres de algunos de estos beneméritos de la antigüedad, pero las Escrituras indican que hay muchos otros de aquellos de la antigüedad que demostraron su lealtad a Dios y serán utilizados en el reino. Jesús también mencionó a los beneméritos de la antigüedad y habló del puesto de ellos en su reino.—Mat. 8:11; Lucas 13:28,29

“Por medio de estas dos fases del Reino será cumplida la promesa hecha a Abrahán: ‘En ti y en tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra’ ‘Multiplicaré tu simiente como las estrellas del cielo y como las arenas de la mar’—una simiente espiritual, y una simiente terrenal, ambas usadas por Dios como instrumentos para bendecir al mundo. … Este pacto original [Rom. 11:17] tiene dos ramificaciones, cada una de las cuales, en su resurrección, dará su fruto perfecto aun cuando diferente—las dos clases, la humana y la espiritual, en poder del Reino.” (A)


AYUDAS PARA LOS ESTUDIANTES

Preguntas


Material de Referencia

(A) “El Plan Divino de las Edades,” páginas 302-306; “La Batalla de Armagedón,” página 625, par. 1,2


Resumen de los Pensamientos Importantes

Habrá gobernantes y súbditos en el reino de Cristo. Los gobernantes principales serán espirituales e invisibles a los hombres, pero tendrán representantes humanos.


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EL PLAN DE DIOS PARA EL HOMBRE
Lección XVI

Los Súbditos del Reino Serán Bendecidos

LOS SÚBDITOS del reino de Cristo serán la gente del mundo entero, incluso a aquellos que hayan muerto, con la excepción de aquellos que, durante el tiempo que vivían, fueron probados dignos de estar entre los gobernantes espirituales o terrenales del reino. Sus bendiciones consistirán en todas las cosas buenas que correctamente pertenecen a las personas que desean estar en armonía con las leyes justas de su Creador. (Sal. 145:16) Se hace referencia a estas bendiciones en una de las promesas de la Biblia apropiadamente como un “banquete.”—Isa. 25:6

Hay muchas bendiciones que hasta ahora fueron imposibles de conseguir por las cuales haya anhelado y luchado la raza humana. Una de éstas es la paz. Los pueblos de todas las naciones hayan anhelado un tiempo cuando no habrá más guerras, y Dios ha prometido que la paz será establecida por las agencias del reino de Cristo—una paz universal y eterna.—Sal. 46:9,10; Isa. 2:3,4; 9:7

A través de las edades muchas personas han tenido gran incertidumbre acerca de sus necesidades económicas. Aunque en los Estados Unidos la Seguridad Social ha aliviado estas tensiones hasta cierto punto, el problema está lejos de solucionarse sobre una base global. Sólo el reino de Cristo traerá la verdadera solución. Conforme a las leyes de aquel reino, las condiciones equitativas y felices existirán para todos.—Miq. 4:4; Sal. 72:11-13; Isa. 65:21,22

Otra causa contribuyente de la infelicidad humana ha sido el gran conflicto de opinión con respecto a Dios y a la religión. En cada edad esto ha conducido al odio encarnizado y a la persecución. En muchos países hoy en día se hacen esfuerzos para solucionar este problema, pero sólo conducen a acuerdos superficiales de la unidad. Sin embargo, por la administración del reino de Cristo este problema será completa y eternamente resuelto.

Las promesas de Dios nos aseguran que él escribirá su ley en los corazones de las personas y que todos realmente le conocerán.—Jer. 31:31-34

También se nos asegura de que el Señor devolverá un mensaje puro de la verdad a los pueblos, sobre la base de que todos le servirán unidamente. (Sof. 3:9) Se nos informa de que en aquel entonces el conocimiento del Señor llenará la tierra como las aguas cubren el mar.—Isa. 11:9

Todas estas bendiciones, maravillosas como sean, no serán de ningún valor permanente si las personas siguen enfermándose y muriendo; así que las Escrituras nos aseguran que también será solucionado el problema de las enfermedades y la muerte. Esta plaga sobre la raza humana será destruida.—Isa. 33:24; 25:8; 1 Cor. 15:25,26

Las bendiciones del reino de Cristo serán extendidas a aquellos que hayan fallecido, ya que serán despertados del sueño de la muerte. (Dan. 12:2; Juan 5:28,29) Todas aquellas personas que hayan muerto han sido rescatadas mediante la muerte de Jesús, y se nos promete que los redimidos del Señor regresarán a la vida. (Isa. 35:10) Esto incluirá tantos a los inicuos como a los justos.—Hechos 24:15


AYUDAS PARA LOS ESTUDIANTES

Preguntas


Material de Referencia

“El Plan Divino de las Edades,” páginas 110-114


Resumen de los Pensamientos Importantes

Las bendiciones del reino de Cristo serán tan comprensivas y satisfactorias que la Biblia las compara con un “banquete de manjares suculentos” que el Señor hará a todos los pueblos.


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EL PLAN DE DIOS PARA EL HOMBRE
Lección XVII

Dios Prueba a Su Pueblo

ES LA VOLUNTAD de Dios que todas sus criaturas inteligentes disfruten de la vida eterna. Las personas mueren ahora, no porque fueron creadas para morir, sino debido al pecado. A nadie se le concederá la vida eterna hasta que se haya demostrado digno de ella por obediencia a la ley divina.

Nuestros primeros padres tenían la prueba de obediencia puesta delante de ellos. (Gen 2:16,17) Fracasaron en la prueba, así que fueron condenados a la muerte. (Gen 3:17-19) Por la ley de herencia la pena de muerte pasó a la prole de Adán, por eso, toda la raza humana se hizo una raza moribunda.—Rom. 5:12

Sin embargo, mediante Cristo, el amor de Dios hizo provisión para la liberación de la humanidad de la pena original de muerte a fin de que cada miembro de la raza humana individualmente pudiera tener una oportunidad de demostrarse digno de la vida eterna. (Juan 3:16) Jesús no entró en el mundo para condenar a las personas, sino para que todos pudieran tener una oportunidad de vivir.—Juan 3:17

Esta oportunidad se le dará al mundo en general en un futuro período de tiempo descrito en la Biblia como un día de juicio final. (Hechos 17:31) Este día, o período de juicio, o de prueba, será un tiempo de iluminación, cuando la gente aprenderá la justicia.—Isa. 26:9; Sal. 96:10-13

Con la excepción de la generación que vive al comienzo de este futuro período de prueba, será necesario que la humanidad se despierte del sueño de la muerte a fin de ser instruida acerca de la voluntad divina respecto a ella. El otorgamiento de este conocimiento al mundo de la humanidad se representa en la Biblia por la apertura de “libros”, y se dice de aquellos que obedecen las cosas escritas en estos libros que sus nombres están escritos en el “libro de la vida.”—Apoc. 20:12

Cristo será el gran Juez durante el día de juicio del mundo. Él se describe en la Biblia como “aquel Profeta,” o maestro, y se nos informa que aquellos que no obedezcan a aquel Profeta serán destruidos. (Hechos 3:23) Esta destrucción de los inicuos voluntariosos se describe en la Biblia como la “segunda muerte,” que es simbolizada por un “lago de fuego.”—Apoc. 20:14,15

Jesús hizo una promesa de la resurrección de los muertos en la cual habló de los justos—los que hicieron “lo bueno”—saliendo a resurrección de vida, y los injustos—los que practicaron “lo malo”—saliendo a resurrección de juicio. (Juan 5:28,29, La Biblia de las Américas) Un grupo de los justos será compuesto de los siervos fieles de Dios, desde Abel hasta el primer advenimiento de Jesús. Éstos saldrán a “una mejor resurrección.” (Heb. 11:35) Los fieles de la edad presente también saldrán a la vida—aun a la vida inmortal—en “la primera resurrección.”—1 Cor. 15:53; Rom. 2:7; Apoc. 20:6

Los beneméritos de la antigüedad, que no estarán sujetos al futuro juicio, serán los representantes de Cristo en la obra de juzgar al mundo. (Sal. 45:16; Mat. 8:11) Los seguidores fieles de Jesús durante la edad actual saldrán en la resurrección para asociarse con Jesús como los colaboradores en el juicio del mundo de la humanidad, y éstos serán representados en la tierra por los beneméritos de la antigüedad.—1 Cor. 6:2


AYUDAS PARA LOS ESTUDIANTES

Preguntas


Material de Referencia

“El Plan Divino de las Edades,” páginas 145-150


Resumen de los Pensamientos Importantes

Nadie tendrá la vida eterna hasta que se demuestre digno de ella. Algunos han demostrado ser dignos de ella en esta vida, y a los demás se les dará una futura prueba.


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EL PLAN DE DIOS PARA EL HOMBRE
Lección XVIII

La Primera Resurrección

EL APÓSTOL Pablo escribió que, a menos que haya una resurrección de los muertos, aun los cristianos también fallecen en la muerte. (1 Cor. 15:16-18) Esto significa que toda esperanza de vida más allá de la tumba depende de la restauración de los muertos a la vida en la resurrección. Pero todos los muertos no se resucitarán al mismo tiempo, tampoco serán restaurados al mismo plano de la vida. En la resurrección a algunos se les darán cuerpos espirituales y a otros, cuerpos humanos.—1 Cor. 15:38,40-42

Aquellos que reciben un cuerpo espiritual en la resurrección heredarán una casa divina. (1 Ped. 1:3-5) Éstos son los seguidores fieles de Jesús, quienes, inspirados por las promesas divinas de la Biblia, ponen la mira en las cosas de arriba, y prosiguen “hacia la meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”—Col. 3:1-3; Fil. 3:10-14; Heb. 12:1

Los seguidores de Jesús, juntos con él, son descritos por el Apóstol Pablo como “las primicias” de la resurrección. (1 Cor. 15:23) Sabemos que los seguidores fieles del Maestro se incluyen en la clase de “las primicias” porque el Apóstol Santiago y el Apóstol Juan lo declaran al respecto.—Santiago 1:18; Apoc. 14:4

Uno de los objetivos divinos en la exaltación de los seguidores fieles del Maestro al plano espiritual de la vida es para que puedan reinar con Cristo en su reino milenario. En esta conexión se dice que ellos saldrán de la muerte en “la primera resurrección.”—Apoc. 20:6

Este “rebaño pequeño” que recibirá esta posición enaltecida en el reino será exaltado hasta el plano más alto de la vida espiritual, que se menciona en la Biblia como la “naturaleza divina.” (Lucas 12:32; 2 Ped. 1:4) Ellos recibirán la inmortalidad. (Rom. 2:7; 1 Cor. 15:54) Los humanos no poseen, por naturaleza, la inmortalidad; sino, como se establece tan claramente en las Escrituras, se la otorga a los seguidores fieles de Jesús como una recompensa cuando salen en la “primera resurrección.”

La Biblia se refiere a este más alto de todos los planos de existencia como la “corona” de la vida y de la justicia. (Apoc. 2:10; 2 Tim. 4:8) El camino que conduce a esta exaltación alta con Jesús es uno de sacrificio y sufrimiento. Es un camino que no es agradable para la carne, pero el final será glorioso para todos quienes son fieles—fieles aun hasta la muerte.

La gracia y la fuerza de Dios son otorgadas sobre todo a aquellos que andan en el camino angosto del sacrificio. La Biblia nos asegura que el mismo poder fuerte que resucitó a Jesús de entre los muertos se emplea a favor de todos sus seguidores fieles. Es verdad actualmente, cuando se entregan sus vidas en sacrificio; y también será verdad, de igual manera que fue con Jesús, que el poder divino los resucitará en la resurrección, sobre toda criatura en el universo.—Ef. 1:16-23

El plan de Dios para los seguidores fieles del Maestro es realmente maravilloso e inspirador. Déjenos dar gracias que nuestro amoroso Padre Celestial nos haya llamado a este “llamamiento celestial.” Déjenos procurar ser fieles día tras día.—Heb. 3:1; Lucas 9:23


AYUDAS PARA LOS ESTUDIANTES

Preguntas

Quizás usted no se haya dado cuenta de que la Biblia se refiere a una resurrección especial para los seguidores verdaderos de Jesús. Si no, estas preguntas serán del interés especial para usted.


Material de Referencia

“La Reconciliación Entre Dios y el Hombre,” páginas 394-396


Resumen de los Pensamientos Importantes

Sólo los que salen en la “primera resurrección” recibirán “gloria y honra e inmortalidad.”


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EL PLAN DE DIOS PARA EL HOMBRE
Lección XIX

La Mejor Resurrección

EL REINO de Dios, o el reino de Cristo, como es presentado en la Biblia, consiste tanto de gobernantes como de súbditos. La Biblia revela que los gobernantes principales del reino son Jesús y su iglesia, sus fieles seguidores elegidos. Éstos estarán en el plano divino de la vida, invisibles a los ojos humanos. Sin embargo, estos gobernantes espirituales serán representados aquí en la tierra por humanos perfectos, resucitados de entre los muertos en lo que la Biblia describe como una “mejor resurrección.”—Heb. 11:35

Los que reciben esta bendición de la “mejor resurrección” son los siervos fieles de Dios que demostraron su lealtad absoluta a Dios y a sus principios de justicia antes del primer advenimiento de Jesús. (Heb. 11) El primer de éstos fue el justo Abel, y el último fue probablemente Juan el Bautista, del cual Jesús dijo que no estaría en “el reino de los cielos”, significando la fase espiritual, o divina, del reino.—Mat. 11:11

Jesús dijo al pueblo de Israel de su época que verían y se sentarían con Abrahán e Isaac y Jacob y todos los otros profetas en el reino de los cielos. (Mat. 8:11; Lucas 13:28,29) Esto implica que la gente de los tiempos de Jesús habrá sido levantada de entre los muertos y que los beneméritos de la antigüedad, quienes serán los representantes terrenales de la fase espiritual del reino, también habrán sido levantados de entre los muertos, habiendo demostrado su mérito por esta posición exaltada en el reino como resultado de su lealtad a Dios en las pruebas severas a las cuales fueron sometidos.

La Biblia indica que estos beneméritos de la antigüedad serán resucitados a la perfección, “hechos perfectos.” Sin embargo, esta “mejor resurrección” de los representantes terrenales del reino debe esperar la finalización de la clase espiritual y su resurrección a la “gloria y honra e inmortalidad,” siendo esto la “cosa mejor” que recibirán los seguidores del Maestro.—Heb. 11:39,40; Rom. 2:7

En otra promesa de la “mejor resurrección” de aquellos que servirán como los representantes humanos de Cristo a lo largo los mil años de su reinado, se nos informa que resplandecerán “como las estrellas a perpetua eternidad.” Esto es en contraste con el resplandor mucho más brillante de aquellos que serán los gobernantes espirituales del reino, que será “como el resplandor del firmamento,” o “como el sol.”—Dan. 12:3; Mat. 13:43

El resplandor de ambas clases simboliza el hecho de que por medio de las fases espirituales y terrenales del reino se hará que el conocimiento del Señor llene la tierra como las aguas cubren el mar.—Isa. 11:9

Durante los cuarenta años del servicio de Moisés como libertador y legislador, los tratos del pueblo con él tuvieron lugar en gran parte mediante “consejeros”. Más tarde, durante el período de los jueces, ellos fueron gobernados por los jueces que el Señor les levantó. Estas circunstancias son empleadas por el Señor para ilustrar su futuro uso de los beneméritos de la antigüedad, quienes él resucitará en la “mejor resurrección” para ser jueces y consejeros. (Isa. 1:26) Seguramente, éstos serán maravillosos siervos de las personas.


AYUDAS PARA LOS ESTUDIANTES

Preguntas

Los siervos fieles de Dios de la antigüedad serán restaurados a la vida en la tierra para ser los ejecutivos humanos de un nuevo gobierno mundial bajo Cristo. Las respuestas a las preguntas siguientes revelarán esta verdad importante del plan divino.


Material de Referencia

“El Plan Divino de las Edades,” páginas 295-299


Resumen de los Pensamientos Importantes

Habrá dos partes en la fase dirigente del reino de Cristo—la espiritual y la terrenal. Los gobernantes terrenales serán los beneméritos de la antigüedad, y Jesús y sus seguidores fieles serán los espirituales.


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EL PLAN DE DIOS PARA EL HOMBRE
Lección XX

La Resurrección General
Parte I

EL MUNDO entero de la humanidad será despertado del sueño de la muerte en la resurrección general, con la excepción de las clases vencedoras que ya habrán sido resucitadas, es decir, los que han hecho “lo bueno.” (Juan 5:28,29) Aquellos que son despertados de la muerte en la resurrección general son descritos por Pablo como los “injustos.” (Hechos 24:15) Éstos son “injustos”, o no justificados, porque, por una falta de entendimiento u oportunidad, ellos nunca se dedicaron totalmente para hacer la voluntad de Dios.

La resurrección general de los muertos se enseña en el Antiguo Testamento así como en el Nuevo Testamento, aunque la palabra “resurrección” no aparece en el Antiguo Testamento. Una de las palabras usadas en el Antiguo Testamento para describir la resurrección es “volver”. En una oración, Moisés usó esta palabra para describir su esperanza de la resurrección.—Sal. 90:3

Los muertos deben ser restaurados a la vida porque han sido redimidos, o “rescatados”, por la sangre de Cristo. El Profeta Isaías escribió acerca del tiempo cuando “volverían” los “redimidos de Jehová,”—Isa. 35:10

La palabra “volver” también es usada por el Profeta Ezequiel para describir el despertar de los muertos. Ezequiel profetizó el “regreso” de los israelitas, los sodomitas, y los samaritanos de entre los muertos, asegurándonos de que serán restaurados “a su primer estado” de vida.—Ezeq. 16:55

El Profeta Jeremías relata una promesa del Señor que asegura a las madres que sus hijos muertos serán restaurados a la vida. (Jer. 31:15-17) En esta promesa, la vida y los muertos son poéticamente representados morando en dos países o tierras distintas. La restauración a la vida se describe como el cruzar de la frontera de la tierra de muerte a la tierra de vida. La expresión “volver de nuevo” se utiliza para denotar este regreso a la tierra de vida.

En el Antiguo Testamento la restauración de los muertos también se compara con un despertar del sueño. (Dan. 12:2) En esta promesa se habla acerca de los muertos que duermen en el polvo de la tierra. Este lenguaje nos recuerda del relato en Génesis de la desobediencia del hombre y de la condena a la muerte, cuando el Señor dijo a Adán que volvería al polvo. (Gen 3:19) La promesa de que los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán indica que todos quienes fueron condenados a la muerte por causa de Adán serán restaurados a la vida mediante Cristo.—1 Cor. 15:21-23

En más de una ocasión Jesús se refirió a aquellos que murieron como estar dormidos. Un gobernante de Israel suplicó que Jesús restaurara la vida de su hija muerta. Cuando Jesús llegó a la casa, dijo que la muchacha no estaba muerta, sino estaba durmiendo. (Mat. 9:24-26) Jesús restauró la vida de la muchacha muerta, así que, simbólicamente hablando, la despertó del sueño. Esto fue una ilustración de la resurrección general de los muertos, cuando todos quienes duermen en la muerte serán despertados.

Jesús también se refirió a Lázaro, quien había muerto, como dormido y dijo a sus discípulos que él se iba para despertarlo del sueño. (Juan 11:11-14) Regresando a Betania, y a la casa de Marta y María, las hermanas de Lázaro, Jesús lo despertó de la muerte, proporcionando así otra ilustración de la resurrección general.—Juan 11:43,44


AYUDAS PARA LOS ESTUDIANTES

Preguntas

La única esperanza de la vida más allá de la tumba está basada en las promesas de Dios de restaurar a los muertos a la vida, pero ¿sabe usted cuántas promesas de la resurrección hay realmente en la Biblia?


Material de Referencia

“La Nueva Creación,” páginas 712-718


Resumen de los Pensamientos Importantes

La enseñanza de la Biblia acerca de la resurrección de los muertos no se limita al Nuevo Testamento. Además de la palabra “resurrección”, la Biblia usa varias otras palabras para comunicar la idea de que los muertos serán restaurados a la vida. Esta promesa de la resurrección de los muertos es la única esperanza de la vida más allá de la tumba.


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EL PLAN DE DIOS PARA EL HOMBRE
Lección XXI

La Resurrección General
Parte II

LA BIBLIA habla de aquellos que han muerto como estar cautivos de la muerte. (Job 3:17-22) En esta ilustración de la muerte, la resurrección de los muertos se menciona como una liberación del cautiverio. (Isa. 49:9) El infierno de la Biblia es un estado de muerte, y Jesús nos informa que él tiene las llaves del infierno y de la muerte (Apoc. 1:18); y la Biblia nos asegura de que las puertas del infierno, la gran prisión de la muerte, serán abiertas y que el infierno entregará a los muertos.—Mat. 16:18; Apoc. 20:13

De acuerdo con la idea de que los muertos se encuentran cautivos, la Biblia habla de su despertar como un “volver” de su “cautiverio”. A veces se utiliza la palabra, “restaurar,” en este sentido.—Ezeq. 16:53; Jer. 48:47; 49:6,39

La resurrección de los muertos será realizada por medio de Cristo (1 Cor. 15:21,22); y de acuerdo con el pensamiento de liberar a los cautivos de la prisión, el Apóstol Pablo se refiere a la resurrección de Cristo como el llevar una multitud de cautivos. (Ef. 4:8, Versión Moderna) Esta “multitud de cautivos” será despertada de la muerte para vivir como humanos en la tierra.

El “rebaño pequeño” de la actual Edad Evangélica, que participará en la “primera resurrección” para “vivir y reinar con Cristo,” y los beneméritos de la antigüedad, quienes serán restaurados a la vida como humanos perfectos para ser los gobernantes terrenales del reino de Cristo, habrán pasado todo las pruebas de mérito para la vida eterna. Esta es la razón por la que serán recompensados inmediatamente con perfección de vida, en el plano espiritual o en el plano terrenal.

Pero será diferente con aquellos que participan en la resurrección general. Éstos, creemos, serán despertados de la muerte en la condición más o menos igual a la que estaban cuando murieron. No se les dará perfección de vida inmediatamente, sino tendrán que demostrar su mérito a una restauración completa de la vida por su aceptación de la gracia de Dios mediante Cristo y por su obediencia a las leyes del reino mesiánico.

Pero se hará cada provisión para su iluminación e instrucción. Ya no se permitirá que las influencias engañosas de Satanás, el Diablo, cieguen sus mentes y corazones.—Apoc. 20:1-3

El camino a la perfección de carácter y de vida se describe en la Biblia como una “calzada” en la cual nadie perderá su camino y de que serán quitados todos los obstáculos al progreso. (Isa. 35:8,9) Sin embargo, la Biblia indica que hasta en aquel “día de rectitud” habrá quienes demostrarán la desobediencia voluntariosa a las leyes del reino; y éstos, por supuesto, no harán ningún progreso hacia la perfección de la vida, sino, al permanecer en su actitud incorregible, serán destruidos por último, sufriendo la pena de la “segunda muerte.” (Isa. 26:10; Apoc. 20:14,15) El Apóstol Pedro se refiere a éstos cuando nos informa que serán desarraigados del pueblo.—Hechos 3:23

De este modo, al final del reinado de mil años de Cristo, todos los muertos habrán sido despertados, y aquellos deseosos de aprender y obedecer las leyes de Dios habrán sido restaurados a perfección de la vida como seres humanos. En aquel tiempo éstos disfrutarán de la vida eterna en una tierra hecha perfecta, en un paraíso mundial.


AYUDAS PARA LOS ESTUDIANTES

Preguntas


Material de Referencia

“La Reconciliación Entre Dios y el Hombre,” página 378, par. 1-3, y página 379, par. 1,2


Resumen de los Pensamientos Importantes

El despertar de los muertos injustos del sueño de la muerte no constituirá una restauración completa de perfección de la vida. Aquellos que llegan a la perfección de la vida humana en aquel entonces tendrán que demostrarse dignos de ella.


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EL PLAN DE DIOS PARA EL HOMBRE
Lección XXII

La Unidad con Dios Restaurada

EL HOMBRE fue creado a la imagen de Dios, y antes que Adán transgrediera la ley divina estaba en unidad con su Creador. Este estado de armonía con Dios se describe en la Biblia como estar en una relación de pacto con él. Adán perdió su relación de pacto con el Creador cuando él desobedeció uno de los requisitos divinos en los cuales estaba basada esta relación.—Oseas 6:7

Los que están en una relación de pacto con el Señor son sus amigos, y ellos disfrutan de su favor. Cuando Adán perdió el favor del Creador él también perdió la vida, ya que nadie puede seguir viviendo independientemente de Dios. Pero Dios no escondió su cara de las criaturas humanas para siempre, ya que su amor proporcionó el rescate mediante Cristo, haciendo posible un regreso al favor divino.—Juan 3:16

La independencia de Dios debido al pecado, y los males resultantes de las enfermedades y de la muerte, es simbolizada en la Biblia por la oscuridad. El período entero del reinado del pecado y de la muerte se compara con una “noche”. A causa del amor de Dios en la provisión de un Redentor por el pecado y la muerte, esta noche de llanto debe terminar en una mañana de alegría.—Sal. 30:5

Dios le dio al pueblo de Israel una oportunidad de recuperarse de la condena adámica por obediencia a su Ley. Si ellos hubieran guardado aquella Ley perfectamente, habrían ganado el favor de Dios y la vida, pero fracasaron.—Lev. 18:5; Gál. 3:12; Rom. 7:10

El fracaso de los israelitas para ganar la vida al guardar la Ley de Dios demostró la necesidad de un Redentor por el pecado y la muerte, y Jesús fue aquel Redentor. (Rom. 3:23-26) De ahí es que, por medio de Jesús, que la humanidad está reconciliada con Dios; restaurada a la armonía con él, y en una posición para recibir y disfrutar de su favor.—2 Cor. 5:19; Ef. 1:10

La clase de la iglesia, los seguidores de Jesús, por la fe en su sangre, está reconciliada con Dios durante la Edad Evangélica. Éstos se asocian con él en la obra de reconciliación.—2 Cor. 5:18

Cuando el Pacto de la Ley falló al dar vida debido a la imposibilidad del pueblo de vivir perfectamente de acuerdo con sus requisitos, Dios prometió hacer un Nuevo Pacto con ellos, y este pacto se extenderá para incluir a toda la humanidad. (Jer. 31:31-34; 1 Tim. 2:3-6) Las Escrituras revelan que Jesús será el Mediador del Nuevo Pacto y que su iglesia, exaltada a la gloria con él en la Primera Resurrección, se asociará con él como “ministros” de este pacto.—Heb. 12:24; 2 Cor. 3:6

Será por el Nuevo Pacto que el mundo de la humanidad se reconciliará con Dios. El Nuevo Pacto llevará a cabo este propósito divino porque, mediante su Mediador, la ley de Dios se escribirá en los “corazones” del pueblo. (Jer. 31:33) Esto implica la restauración a la perfección original y a la imagen divina a la cual Adán fue creado.

Cuando el Nuevo Pacto haya sido cumplido en su totalidad con respecto a los vivos así como también con aquellos que hayan sido despertados de la muerte, el conocimiento del Señor llenará la tierra. (Isa. 11:9) No habrá nadie en aquel entonces sin un conocimiento exacto de Dios y de su voluntad.—Jer. 31:34


AYUDAS PARA LOS ESTUDIANTES

Preguntas


Material de Referencia

“La Reconciliación Entre Dios y el Hombre,” páginas 27-31


Resumen de los Pensamientos Importantes

El hombre fue creado a la imagen divina y, mientras obedecía al Creador, disfrutaba de su favor y bendición. Por causa de la desobediencia él perdió el favor divino y fue condenado a la muerte. Él ha sido rescatado, o redimido, por Cristo y será restaurado al favor de Dios bajo las condiciones del Nuevo Pacto, del cual Cristo será el Mediador.


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EL PLAN DE DIOS PARA EL HOMBRE
Lección XXIII

No Habrá Más Muerte

LA EXPRESIÓN “muerte natural” se utiliza a menudo en contraste con la muerte accidental, o la muerte en el campo de batalla. Sin embargo, por lo que a los humanos les toca, la muerte nunca es natural. El hombre fue creado para vivir y no morir. La muerte se hizo una parte de la experiencia humana debido al pecado. (Rom. 5:12) Después de la transgresión de la ley divina por nuestros primeros padres, ellos fueron expulsados del Jardín de Edén y se les prohibió tomar del árbol de la vida, no sea que vivieran para siempre. (Gen 3:22,23) Esto implica que el hombre habría sido capaz de seguir viviendo en perfección, si Dios le hubiera permitido disfrutar de las bendiciones que se le había provisto.

A causa del amor de Dios por sus criaturas humanas, y a pesar de que hubieran desobedecido su ley, él proveyó un medio de escape de la muerte. Esta provisión fue Cristo y su sangre redentora, que fue la propiciación por el pecado adámico. (Rom. 3:25; 1 Juan 2:2) Esto significa que sobre la base de fe en la sangre redentora, se puede recobrar la vida, que nadie tendrá que morir eternamente.—Juan 3:16,17

Sin embargo, la oportunidad de aceptar a Cristo y de recibir vida mediante él no se limita a la duración corta de la experiencia presente de morir. Es el propósito de Dios de salvar a los humanos de la muerte adámica despertándolos del sueño de la muerte, e iluminándolos con la verdad de que puedan tener una oportunidad completa de creer y de obedecer.—1 Tim. 2:3-6

Se le dará a toda la humanidad durante los mil años del reino mesiánico una oportunidad de aceptar a Cristo y de recibir la vida eterna. La Palabra de Dios nos asegura que uno de los resultados gloriosos de la gobernación de Cristo será la destrucción de la muerte.—Oseas 13:14; 1 Cor. 15:25,26

En el Antiguo Testamento el reino de Cristo se compara con una gran montaña que llenará toda la tierra. (Dan. 2:35,44) La promesa de Dios consiste en que en esta montaña se enjugarán las lágrimas y se destruirá la muerte. (Isa. 25:6-9) Las enfermedades son una parte del proceso de morir, y la Biblia nos asegura de que en los días del reino de Cristo ya no existirán más las enfermedades.—Isa. 33:24

Una de las ilustraciones bíblicas de las bendiciones de salud y de vida que serán otorgadas a la gente durante el reinado de Cristo es un río fuerte—“un río limpio de agua de vida.” Hay árboles de vida al lado de este río que suministran una fuente amplia de fruta vivificante, y se nos dice que las hojas de estos “árboles” son para la sanidad de las naciones.—Apoc. 22:1,2,17

Pero nadie recibirá la vida eterna si no obedece las leyes del reino. Todos quienes voluntariosamente dan la espalda a la gracia divina al rechazar de creer y de obedecer serán destruidos en el “lago de fuego,” que simboliza “la segunda muerte.” (Apoc. 20:14,15) El Apóstol Pedro confirma esto.—Hechos 3:23

De este modo, la raza restaurada de Adán será libre de toda enfermedad y dolor. Se enjugarán todas las lágrimas, y no habrá ninguna causa adicional para el dolor, ya que el Señor nos asegura por medio del Apóstol Juan que “ya no habrá muerte.” Y se nos dice que “estas palabras son fieles y verdaderas.”—Apoc. 21:3-5


AYUDAS PARA LOS ESTUDIANTES

Preguntas

Es difícil imaginar un mundo en el cual no hay ninguna enfermedad o muerte; pero esto es lo que el Señor ha prometido, como revelan las respuestas a estas preguntas.


Material de Referencia

“El Plan Divino de las Edades,” páginas 196,197


Resumen de los Pensamientos Importantes

Cuando el plan de Dios para el hombre esté completo, todo el pecado, todas las enfermedades, y la muerte habrán sido erradicados de la tierra, y la humanidad restaurada disfrutará del favor de Dios para siempre.


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