Dios Tiene Un Plan
CON todo el conocimiento científico y capacidad técnica exhibido a través del mundo, uno puede suponer fácilmente que el hombre es capaz de hacer casi cualquier cosa. Pero rápidamente nos desilusionamos cuando recordamos que, junto con todo el adelanto notable dentro de nuestra generación, el hombre también ha podido idear el potencial para su autodestrucción. Para prevenir la posibilidad de este suceso, Los Estados Unidos, solamente, invierte unos 50 billones de dólares cada año para su defensa militar, y otras de las naciones hacen lo mismo en proporción.
El egoísmo humano está a la raíz de este problema, y la ciencia no suprime el egoísmo; mas bien lo implementa. Solamente miramos al futuro, incluso el futuro cercano, y consideramos las velocidades del transporte cada vez mayor, abundancia y aumento de cosas materiales, hogares de lujo más maravillosos en los cuales unos pueden vivir, y mejores maneras de hacer cosas, gracias a la automatización. Pero surge otra posibilidad también. La posibilidad de que nuestras ciudades, nuestro país, nuestra civilización, o la mayoría de la raza humana misma, pudieron ser destruidos antes de que el “mañana feliz” se madure completamente.
No deseamos ser profetas de la destrucción, lejos de eso. Simplemente estamos llamando la atención a la incapacidad del hombre de resolver las problemas del mundo, con el fin de acentuar el hecho de que donde el hombre fallará, Dios tiene un plan que tendrá éxito. De modo que el futuro de la humanidad representado en la palabra Dios, sobrepasa cualquier cosa que el hombre puede esperar. Éste es un plan que no puede fallar; un plan en el cual permitirán al hombre emplear todas sus capacidades maravillosas y hacerlas dirigir a lo largo de las líneas que son altruistas. Y entonces, sobre esto, Dios hará para el hombre lo qué el hombre no puede hacer para si. El futuro, entonces, estará muy brillante! Mucho más brillante en gran medida que el conocimiento científico puede indicar. Es tan brillante como las promesas Dios!
EL EGOÍSMO APARECE
En llamar la atención brevemente al plan Dios nosotros hemos seleccionada cinco ilustraciones. Tres de ellos que representan los acontecimientos reales registrados en la biblia, y dos que ilustran las profecías y las promesas de la biblia. El primer de estas ilustraciones será reconocido fácilmente. Es la escena de la tentación en el jardín de Eden. La “serpiente,” que la biblia utiliza para simbolizar Satanás, está tentando a Eva para desobedecer a su creador al comer de la fruta prohibida. Todos sabemos la consecuencia de esto. Eva participó, y también Adán, con el resultado, según lo previsto, que fueron expulsados del jardín de Eden y condenados a la muerte. Sin embargo, lo qué precedió la tentación es importante observar. Cuando Dios creó a nuestros primeros padres en su imagen él les ordenó a que se hagan muchos y llenaran la tierra y la sometieran. Dieron el hombre el dominio sobre la tierra. Sin embargo, le dijeron que si él participara de la fruta prohibida del jardín él moriría: “en el día que comas de él, positivamente morías.” —Gen. 2:17
El mandato de multiplicarse, llenar la tierra, y tener dominio sobre él, se revela el propósito divino de la creación del hombre. El hombre no fue creado y colocado en la tierra temporalmente, para que mas tarde sera llevado el cielo o consignado al purgatorio o al infierno. Cuando él pecó no perdió un hogar en cielo sino su privilegio de gozar de un hogar en la tierra.
Satanás, a través de la serpiente, dijo a Eva que si ella participara de la fruta prohibida “no morirá.” (Gen. 3:4). De esta mentira ha desarrollado, a través de las edades, la idea que no hay muerto. Osea, la muerte no es realmente lo que se parece. Mas bien es una puerta a otra clase de vida. Sin embargo este idea no tiene base Bíblico. La verdad es que la muerte es una realidad, y “la paga del pecado es muerte.” (Rom. 6:23) El dominio del pecado y de la muerte ha sido, y continúa siendo, cruel. Solamente el plan de Dios proporciona la solución.
LA PROMESA DE DIOS A ABRAHAM
En nuestra siguiente ilustración recordamos a un maravilloso promesa que Dios hizo a Abraham. Esto fué después del diluvio. Dios dijo a este patriarca fiel, “serán benditas en ti todas las familias de la tierra.” (Génesis 12:3). Por dos mil años la raza humana ha estado muriendo, pero aquí Dios prometió que Él bendeciría todas las familias de la tierra. Esto fue un verdadero rayo de esperanza.
Más adelante, cuando Isaac el hijo de Abraham creció, Dios pidió a Abraham ofrecer su hijo en sacrificio. La obediencia de Abraham a esta petición se retrata en nuestra segunda ilustración. Dios no permitió que Abraham sacrificara Isaac, pero proveyo un cordero que se ofrecerá como substituto. Este se muestra una ilustración hermosa, que antes de que todas las familias de la tierra puedan ser bendecidos a través de la “simiente” de Abraham un padre amoroso tiene que dar a su hijo querido en sacrificio.
Mientras que el plan Dios desarrolla, aprendemos que era realmente el padre divino mismo que “ha dado a su Hijo unigénito” para ser el redentor y salvador del mundo (Juan 3:16). Dios estuvo tan agradecido con la buena voluntad de Abraham de cooperar, que él confirmó su promesa original por su propio juramento. —Gen. 22:1-18; Heb. 6:13-20
JESÚS, LA “SIMIENTE [DESCENDENCIA] PROMETIDA”
En el nuevo testamento somos informados que el “simiente” prometido a Abraham, el simiente que iba bendecir todas las familias de la tierra, era en realidad Cristo. El apostre Pablo ahora escribió, “Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.” —Gal. 3:16
En el desarrollo del plan de Dios para bendecir todas las familias de la tierra, Jesús es el canal designado a través de Él cual estas bendiciones prometidas fluirán. Sin embargo, “todas las” familias de la tierra incluye también a los que han muerto. La muerte vino como resultado del pecado, y la condenación de la muerte se reclina sobre la raza humana entera. Para que Jesús amplíe bendiciones de la vida a la gente fue necesario dar su propia vida para los pecados del mundo.
San Juan Bautista dijo refiriendose a Jesús, “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” (Juan 1:29). En Isaiah leímos que trajeron Jesús “Como un cordero al degüello” y “Si se da a si mismo en expiación [para el pecado].” (Isa. 53:7,10) El apostre Pablo escribió que Jesús “se dio a si mismo en rescate por todos.” —1 Tim. 2:3-6
Este gran trabajo de redimir la raza humana de la muerte fue logrado en el Calvario. El punto de vista de Dios en cuanto al rescate esta explicado por el apostre Pablo. Dijo: “Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.” —1 Cor. 15:21, 22
Así vemos la importancia de la muerte de Jesús en el plan Dios para la bendición de todas las familias de la tierra. La bendición prometida llegara a la gente que han muerto por medio de la resurrección de los muertos y la oportunidad de vivir para siempre aquí en la tierra. La muerte y la resurrección de Jesús garantizaron la restauración de la vida en la tierra (Hechos 17:30,31). Resucitarán a la gente a la vida en la tierra como seres humanos para recibir las bendiciones prometidas.
OTRA CARACTERÍSTICA
Sin la información adicional referente al plan Dios para la bendición de la gente concluiríamos naturalmente que las bendiciones deben haber comenzado inmediatamente después de la muerte y resurrección de Jesús. Sabemos que no fue así. La gente todavía continúa sufriendo y muriendo, como antes. La biblia explica por qué. La razón es que en el plan de Dios se proporcionó a un “rebaño pequeño” de seguidores fieles seleccionados del mundo de la humanidad, y cuando llega la época de la bendición, serían asociados con Jesús en el trabajo de dispensar la paz, la salud, y la vida a la humanidad.
En Gálatas 3:27-29 somos informados que los cristianos verdaderos, representados como los que se bautizan en Cristo, son uno con él y son parte de la “simiente [descendencia] de Abraham” y “herederos según la promesa.” Por más de diecinueve siglos el trabajo de escoger a éstos para su trabajo futuro, ha estado en marcha.
Jesús prometió a estos fieles que hiba preparar un lugar, y, cuando él vuelva, los tomará con sigo para que estén con él en el reino. (Juan 14:2,3) Jesús dijo, “no teman rebaño pequeño, porque su padre ha aprobado darles el reino.” —Lucas 12:32
LA ESPERANZA DEL REINO
La cadena larga de la esperanza de promesas del reino en el viejo testamento, y de la continuación en el nuevo testamento, revela que Dios establecería un gobierno mundial y sus bendiciones prometidas de la vida serían ampliadas a la gente. Una de las promesas del nacimiento de Jesús declara de éste gran tiempo que “del aumento de su gobierno y paz no habrá fin.” —Isa. 9:6,7
Las escrituras revela que Jesús vino en su primer advenimiento para sufrir y morir por humanidad, vuelve en su segundo advenimiento con el fin de bendecir la humanidad. Durante la época de su segunda presencia en la tierra como Rey poderoso, el “REY DE REYES,” dará el mundo una oportunidad de obedecer las leyes divinas y vivir para siempre. —Rev. 19:16
La manera maravillosa de la cual las condiciones mundiales hoy están satisfaciendo las profecías bíblicas nos da razón para creer que estamos parados en el umbral del prometido reino mesiánica. El profeta Daniel identificó nuestro día como “el tiempo del fin” y indicó que en este tiempo habría un gran aumento del conocimiento y muchos “correrán de aquí para allá” en la tierra. — Dan. 12:4
La expresión “tiempo del fin” no significa el fin del tiempo. Ni como unos piensan, que la tierra sera quemado con fuego del los cielos. Mas bien, se refiere al final del dominio del pecado y la muerte. El “tiempo del fin” se refiere a la intervención divina en los asuntos del hombre a través del establecimiento del reino mesiánico. Todos los males, como la guerra, la explotación, el hambre, la enfermedad, y la muerte llegarán a su “fin.”
LA TIERRA HABITADA EXISTIRÁ PARA SIEMPRE
En cuanto la tierra, la biblia nos enseña claramente que existirá para siempre (Eccles. 1:4). Dios nos asegura que “Él no creó la tierra para nada sino que lo formo para ser habitada.” (Isa. 45:18). Como hemos aprendido, en el plan Dios el hombre debe vivir en la tierra para siempre. Éste es su hogar. Este quiere decir que el hombre no lo destruirá con las bombas atómicas, e incluso aquellos que fueron matados en las guerras serán restaurados a vida por la resurrección.
Cuando preguntaron a Jesús referente a la época de su vuelta, él predijo que entonces sería “gran tribulación”— osea tribulación, o apuro, tan grande que “a menos que se acortarán esos días, sobreviviría ninguna carne.” (Mat. 24:21,22) El mundo de hoy está afrontando esta situación; pero Jesús nos asegura que este tiempo de tribulación será acortado, y que toda no será destruido.
NUESTRA DÍA EN PROFECÍA
Esencialmente todos los progresos importantes del mundo de nuestro día se prevén en las profecías de la biblia. Llamamos la atención especial al gran aumento del conocimiento y al recorrido rápido de nuestro tiempo, según lo previsto por Daniel. Nuestra ilustración muestra la historia mejor que sea posible con palabras.
Para los miembros más jóvenes de nuestra generación quizás no pueden no realizar que la mayoría de las cosas retratadas en esta ilustración no existieron hasta el siglo veinte. El hombre no ha logrado éstos gradualmente durante las edades del pasados, pero repentinamente, y en nuestro día. Así tenemos un cumplimiento notable de la profecía de la biblia referente al acercamiento del reino mesiánico.
Daniel también predijo, referente a esta “tiempo del fin” del dominio del pecado y la muerte, que habría un “tiempo de tribulación como nunca había sucedido ni vuelve a suceder.” (Dan. 12:1) Éste es lo que Jesús se refirió como el “gran tribulación.” (Mat. 24:21, 22). Jesús también habló de este tiempo como un tiempo en que habría “señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia d ellas gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias serán conmovidas.” —Lucas 21:25,26
Aquí también tenemos una descripción exacta de nuestras días. Todas las naciones de la tierra se teman, y miedo por lo que puede venir sobre la tierra llena las corazones de la gente. Las escrituras no revelan detalladamente que tan destructivo se pondrá la situación antes de que la autoridad del reino de Cristo se toma el control y salva la raza humana de su propia locura.
Sin embargo, las escrituras muestran claramente que las instituciones egoístas, que explotan la gente, será n destruidos. Son los restos de estas instituciones que nuestro pequeño grupo de buscadores serios rechazan en ellas mientras que miran hacia el futuro y las bendiciones prometidas por El Señor.
LA CIUDAD DIOS
En la distancia apenas podemos distinguir la forma de una ciudad, la ciudad Santa de Dios. Esto, por supuesto, es simplemente un símbolo. En la biblia una ciudad se utiliza para simbolizar un gobierno. Somos familiares con este uso del lenguaje. Para nosotros, “Washington” representa el gobierno americano, “Londres” para los Británicos, y “Moscú” para los Rusos. En la biblia, particularmente en el libro de Revelación (o El Apocalipsis), nos habla de una “Ciudad Santa” que baja de los cielos. Éste es nuevo gobierno de Dios, y su cabeza será Cristo Jesús. —Rev. 21:1-5
Jesús dijo a Pilato, “Mi reino no es de este mundo.” (Juan 18:36). Nos dice que su gobierno, su ciudad, se origina de Dios. No es de origen humano. No está instalado por la sabiduría o el poder del hombre caído. Es un gobierno divino, y sus leyes serán leyes de Dios. Con la obediencia a estas leyes la humanidad sera bendecida en cumplimiento a la promesa dada a Abraham, que a través de su “simiente” todas las familias de la tierra serían bendecidas.
EL AGUA DE LA VIDA
Esta bendición nos aseguran que incluirá la destrucción de la enfermedad y de la muerte. Describiendo las condiciones en la tierra cuando la ciudad santa, o gobierno de Dios halla logrado el propósito de su reinado, el Revelador dice que “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.” —Rev. 21:4
En otra promesa del reino Mesiánico y de sus bendiciones, el reino se representa como trono — “El trono de Dios y su Cordero.” (Rev. 22:1) El fluir de este trono es el “río de la vida.” En las orillas del río están los árboles de la vida. Además de la fruta que da vida de estos árboles, nos dicen que sus hojas están para la curación de las naciones. (Rev. 22:2) ¡Verdaderamente la gente de todas las naciones ahora necesita ser curadas!
Esta gran bendición pronto alcanzará a toda la humanidad. Nuestros primeros padres fueron expulsados del jardín de Edén y privados de la fruta, dador de vida. Pero durante el reino Mesiánico cercano, Jesús invitará a todo la prole de Adán que vengan y participen de la fruta de la vida y del agua de la vida gratis, porque Jesús tomó el lugar de los pecadores en la muerte. —Rev. 22:17
LOS MUERTOS SERÁN RESTAURADOS
Como ya hemos observado, no es solamente la generación viva que recibirá las bendiciones del reino mesiánico. Dios ha prometido que durante el reinado de Cristo todo los que han muerto están serán restaurados a la vida y ser dará la oportunidad de gozar de estas mismas bendiciones. Si esto no fuera así, el plan Dios para la salvación de la humanidad vendría corto lejano del propósito amoroso del creador hacia sus criaturas humanas.
La esperanza de la resurrección de los muertos se centra en Jesús, el Redentor (1 Cor.15:21,22). Durante su ministerio terrenal Jesús dio varias demostraciones maravillosas de la capacidad del poder divino de restaurar a los muertos a la vida. Uno de éstos era el despertar a Lázaro del sueño de la muerte, el relato de cual se registra en Juan 11:1-44.
Lázaro era el hermano de María y de Martha. Vivieron en Bethania. Lázaro se puso enfermo en un momento en que Jesús dirigía su ministerio en Galilea, que estaba al norte y lejano de Bethania. Las hermanas enviaron palabra a Jesús que su hermano estaba enfermo, suponiendo que Jesús vendría a Bethania lo más rápido posible. Él recibió el aviso, pero en vez del apresurase a Bethania y a Lázaro, Él esperó dos días y después dijo a sus discípulos. “nuestro amigo Lázaro duerme; pero voy, para despertarlo de su sueño.” Los discípulos de Jesús pensaron que él se refirió a un sueño natural y dijeron a Jesús, “señor, si él duerme, se ponga bien.” Para ellos ésta era la evidencia que Lázaro recuperaba.
EL SUENO DE LA MUERTE
Entonces Jesús revela a sus discípulos lo qué Él quiere decir. Él dijo a ellos, “Lázaro está muerto.” Esta breve conversación nos trae a la atención una de las verdades más importantes de la Biblia, que los muertos no están vivos en el cielo, infierno, o purgatorio, pero están en un estado de inconsciencia, que Jesús compara al dormir. Y no sólo es como un estado de inconsciencia, sino que los que duermen despiertan de su estado de inconsciencia; y así será en el caso de los que duerman en la muerte. El poder divino, controlado a través de Cristo, despertará todos los que “duermen así.”
La muerte que entró en el mundo debido a la transgresión de Adán habría sido permanente pero el amor divino proporcionó un Redentor (Juan 3:16). Porque Jesús tomó el lugar de los pecadores en la muerte, el estado de inconsciencia eterno se ha convertido en un “sueño temporal” de lo cuál promete la biblia una despertad. En el caso de Lázaro, Jesús nos dio un aseguramiento de esto, demostrando la capacidad del poder divino de cumplir las promesas Dios despertando a Lázaro del sueño de la muerte.
TODOS DESPERTARÁN
En otra ocasión Jesús dijo: “No se maravillen de esto porque viene la hora en que todos que estén en las tumbas oirán su voz y saldrán. Los que hicieron bien a una resurrección de vida; y los que hicieron mal, a una resurrección de juicio” (Juan 5:28,29, Nuevo Testamento Centro Mundial de Traducción de la Biblia). Jesús explicó que los que en esta vida hicieron bien, según los estándares de Dios , cuando despiertan de la muerte, recibirán inmediatamente su recompensa de vida eterna; mientras todos los otros serán traídos adelante a una “resurrección de juicio.”
La palabra griego “krisis” se traduce “juicio” en algunas versiones de la Biblia, tiene el mismo significado que la palabra “crisis” en español, a saber, una época de prueba. De pasar una crisis significa pasar por una experiencia severa con éxito. Entonces los incrédulos, cuando están despertados del sueño de la muerte, serán sujetados a las experiencias disciplinarias diseñadas para enseñarles las sendas del señor. Si pasan esta crisis y aprenden obedecer los leyes del reino, éstos tendrán también la oportunidad de participar “del agua de la vida libremente.” —Rev. 22:17
Cerrar los ojos por un momento a las escenas de miseria y dolor, de degradación y tristeza que aún prevalecen acusa del pecado, e imagináos la gloria de la tierra perfecta. Ni una mancha de pecado empana la armonía y la paz de la sociedad perfecta; ni un pensamiento amargo, ni una palabra áspera; el amor rebosa en todo corazón y encuentra eco en el corazón de los demás; la benevolencia satura todas las acciones. Allí no habrá más enfermedades, ni dolores; tampoco habrá evidencias de decaimiento — ni aun siquiera el temor de tales cosas. Pensad en los más hermosos modelos de comparativa salud, belleza de formas y figura humanas, y sabed que la humanidad perfecta sobrepujará a todo esto en hermosura. La pureza interior, junto con la perfección moral y mental, lucirán y llenarán de gloria a toda faz radiante. Tal será la sociedad aquí en la tierra, y al apercibirse que la obra de resurrección está completa, cesarán de brotar las lágrimas de los pobres angustiados cuyos ojos humedecía el dolor. —Rev. 21:4
(El Divino Plan De Las Edades, pagina 196)