ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección cuatro

El cumplimiento de la ley

Versículo Clave: “Porque toda la ley en aquesta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
—Gál. 5:14

Escrituras Seleccionadas:
Gálatas 5:1-15

EL LA LECCIÓN DE HOY Pablo les escribe a los hermanos en Galacia, una región que contaba con una cantidad de eclesiásticos que no eran de origen judío y que se desarrolló como resultado de sus viajes misioneros. Uno de los problemas que Pablo buscaba contrarrestar era la influencia judaizante sobre estos creyentes que antes eran paganos y estaban siendo sometidos a esfuerzos que intentaban obligarlos a seguir varios aspectos de la ley mosaica. Aunque dirigido a los santos de Galacia, en principio, esta epístola se preservó para toda la iglesia a lo largo de la Era Evangélica. La servidumbre incluiría no solo someterse a las exigencias del Pacto en la época de Pablo, sino que se aplicaría a cualquier forma de sectarismo o tradiciones no bíblicas que nos condenaría una vez que hayamos sido justificados.

En la medida en que, como cristianos, nos ajustamos cada vez más a la voluntad de Dios, la influencia santificadora de su Palabra nos permitirá progresar espiritualmente. No obstante, en ocasiones puede haber presiones tanto desde nuestra propia hermandad como del mundo exterior para que nuestra conducta o creencias se ajusten a las normas que no representan necesariamente las enseñanzas de las Escrituras sobre un asunto determinado. (Gál. 5:1-3)

Durante su ministerio, por ejemplo, Pablo tenía muy claro que la justificación, o el ser considerado justo por Dios, no dependía de la observancia de varias características ceremoniales de la ley mosaica, sino de la aceptación del sacrificio de rescate de Cristo como la base para que los creyentes consagrados se conviertan en hijos de Dios. (Rom. 3:20).

“Vacíos sois de Cristo los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído. Porque nosotros por el Espíritu esperamos la esperanza de la justicia por la fe. Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión; sino la fe que obra por la caridad. Vosotros corríais bien: ¿quién os embarazó para no obedecer a la verdad?” (Gál. 5:4-7).

Es de gran importancia que los creyentes estudien y apliquen los principios de las Escrituras en el ejercicio de la libertad tanto en la comprensión doctrinal como en las prácticas de comportamiento para ser aceptables para nuestro Padre Celestial. Debemos “examinadlo todo” y jamás utilizar la libertad como “ocasión a la carne” (1 Tes. 5:21; Gál. 5:8-13)

Nuestro Versículo Clave indica que la ley de Dios se cumple en las vidas de los consagrados sirviéndose unos a otros en espíritu y en verdad. Como tales, nos esforzamos continuamente para regular nuestros corazones y nuestras mentes de acuerdo con los preceptos establecidos por nuestro Señor durante su ministerio terrenal y también se desarrollan en varias epístolas del Nuevo Testamento.

Los seguidores consagrados de Cristo se encuentran bajo la ley de la libertad. Nuestro amor por Dios se demuestra sacrificando voluntariamente nuestros derechos y privilegios humanos para servirle a él y a su causa. El Pacto llegó a su fin para aquellos judíos que aceptaron la muerte de Cristo como un medio mediante el cual podrían ser liberados de este yugo de esclavitud. A través de su sacrificio de rescate y guardando todos los rasgos de la ley mosaica perfectamente, nuestro Señor cumplió con todas las demandas de justicia divina y así se pagó el precio para liberarnos de nuestra condena previa. (Rom. 10:4)



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