ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección cuatro

Recuerda al Señor tu Dios

Versículo Clave: “Guárdate, que no te olvides de Jehová tu Dios, para no observar sus mandamientos, y sus derechos, y sus estatutos, que yo te ordeno hoy”.
—Deuteronomio 8:11

Escrituras Seleccionadas:
Deuteronomio 8:1-11

DEUTERONOMIO ES uno de los libros más importantes de la Biblia. De éste, David y otros profetas del Antiguo Testamento obtuvieron una inspiración considerable, y nuestro Señor Jesús y los apóstoles hicieron referencia a estas palabras. Es un gran resumen de la ley de Dios.

En el Libro de Deuteronomio se registran varios discursos públicos pronunciados por Moisés, que el gran profeta de Dios, líder de Israel, y el mediador del Pacto de la Ley. La redacción de este libro puede haber sido un trabajo gradual por parte de Moisés. Sin embargo, su entrega al pueblo de Israel aparentemente fue aparentemente reservado hasta poco antes de su muerte, cuando los israelitas pronto pasarían el río Jordán bajo el liderazgo de Josué para tomar posesión de la tierra prometida. Uno de los objetivos de este libro fue inculcar a los israelitas las importantes lecciones de su pasado e inspirarles la reverencia a Dios.

A través de Moisés, Dios había celebrado un pacto con los hijos de Israel, en armonía con su promesa hecha a Abraham, su padre. Cuatrocientos treinta años luego de sus promesas a Abraham, Jehová llamó a Israel de su esclavitud en Egipto, y lo convirtió en una nación en el desierto. (Éxodo 12:40,41) Dios les había propuesto que si mantenían sus leyes y estatutos, los convertiría en un gran pueblo, por encima de todas las demás naciones de la tierra. Ellos celebraron este pacto con el Señor y declaró que aceptarían su acuerdo divino, que les daría la oportunidad a su debido tiempo de llevar las bendiciones de Dios a toda la humanidad.—Éxodo 19:3-8

Cuando los israelitas se prepararon para cruzar el río Jordán e ingresar a la tierra que Dios había prometido, Moisés les explicó que no bastaba con que hubieran aceptado las condiciones del Pacto de la Ley y se hubieran convertido en el pueblo elegido del Señor. Dios los “probaría” o pondría a prueba. (Deut. 8:2) Moisés les recordó al pueblo toda la bondad del amor del Señor en su nombre y les repitió los mandamientos y estatutos de la Ley por los que debían regirse. También les dio advertencias solemnes de las consecuencias de olvidarse de Dios y romper su pacto.—versículos 3-20

De la misma manera, Dios está probando ahora la iglesia, el Israel espiritual. (1 Cor. 3:13) Él está probando a todos aquellos que han hecho un pacto con él en cuanto a si se dedican plenamente a hacer su voluntad. Así que nos preguntamos: ¿Nuestra vista está dedicada primero a nosotros mismos o a Dios? ¿Son nuestros objetivos principalmente los del éxito en la vida presente o el honor de Dios y el hecho de hacer su voluntad? De estas formas, el Padre Celestial nos prueba para determinar quién será digno de reinar con Cristo en su reino venidero.—Heb. 12:6-11; Ap. 3:21; 20:6

Los tratos de Dios con nosotros van más allá de lo que hizo con el Israel natural. Nuestra responsabilidad es mucho mayor. La fase celestial del reino solo será para aquellos que, en corazón y carácter, se vuelvan como el Maestro. Ellos deben amar a Dios con su corazón y con toda su capacidad actual de pensamiento, palabra y acto. Deben poder decirle al Padre Celestial, como Jesús hizo: “Empero no se haga mi voluntad, sino la tuya”.—Lucas 22:42



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