DOCTRINA Y VIDA CRISTIANA |
Estudio XI
LA PASCUA DE LA NUEVA CREACIÓN
Parte 5
La Pascua: Easter-Passover
La palabra inglesa Easter (la “Pascua de Resurrección”, el término hoy usado) aparece una sola vez en las Escrituras (Hechos 12:4) y allí hay una mala traducción, debería ser interpretada como Passover (la Pascua de los judíos). El nombre Easter fue adoptado de los paganos. Es de origen sajón y denota a una diosa de los sajones, o más bien del Este, Eoestre, cuyo festival se celebraba en la primavera, más o menos durante la Pascua judía. La adopción de este nombre y su aplicación al periodo en que se celebra la muerte y resurrección de nuestro Señor y su ascensión, hasta la llegada de la bendición Pentecostal, fue evidentemente un intento para permitir que las instituciones cristianas reemplacen más fácilmente a las del paganismo. Al igual que la mayoría de estas concesiones, ésta data aproximadamente del siglo tercero. Este origen pagano del nombre Easter no debe provocar ninguna diferencia en nuestras mentes, porque nosotros no la usamos más para celebrar a la diosa del Este. Definitivamente, entre los protestantes el nombre ha estado ligado a un solo día en vez de un periodo, como en los tiempos antiguos, y como todavía lo usan los católicos. Ese día único es llamado Easter Sunday. Cualquier conmemoración de la resurrección de nuestro Señor será siempre preciada por su pueblo, pero para aquellos que aprecian correctamente el asunto, cada domingo es un Easter Sunday, porque cada “Domingo de Resurrección” es una Conmemoración de la resurrección de la muerte de nuestro Señor.
Nuestro pensamiento, al introducir aquí este asunto, es muy en particular para llamar la atención sobre la visión más amplia del término Easter, mantenido por los católicos, que incluye al Viernes Santo así como también al Domingo de Resurrección (Easter Sunday), y es usado simplemente como un sinónimo de la temporada de Pascua. La introducción de la Misa y su observación frecuente habrían tenido la intención de anular completamente la celebración anual de la muerte de nuestro Señor en su aniversario, pero no fue así. La costumbre original de la Iglesia de los primeros cristianos de celebrar el gran acontecimiento central, y la misma fundación de su existencia, continuó aunque cesó la celebración de la cena en su fecha adecuada, sustituida por los numerosos sacrificios de la Misa, y de esa manera esta única conmemoración particular perdió su significado.
Durante siglos, era costumbre contar la fecha de la crucifixión de nuestro Señor de acuerdo con el calendario judío, como ya lo hemos explicado, pero posteriormente con el deseo de zanjar hasta donde sea posible con las instituciones judías, fue instituido un cambio en el método de contar la fecha de la muerte de Cristo, nuestra Pascua. “El Concilio Ecuménico” de Nicea decretó que desde ese entonces la Easter debería ser celebrada el viernes siguiente al primer plenilunio después del equinoccio de primavera. Esto no solamente fijó de manera universal la celebración de la muerte del Señor para un día viernes, llamado “Viernes Santo”, sino que adicionalmente aseguró que la celebración estuviera, muy rara vez, de acuerdo con la celebración judía de la Pascua. La diferencia en el método de conteo, que debería ser recordada, es que los judíos en ese entonces esperaban y aun esperan hasta el equinoccio de primavera, e inician su mes con la primera luna nueva a partir de entonces, y guardan la Pascua en ese plenilunio, o sea el 14° día. Ocasionalmente, este cambio produce una diferencia de casi un mes entre los dos métodos de conteo.
No nos corresponde decir cuál es el mejor método, pero nuestra preferencia es apegarnos a lo que el Señor y los apóstoles practicaron; no con una sumisión ciega que nos haría sentir que hemos cometido un crimen si erramos en el cálculo y celebramos en una fecha incorrecta, sino por el contrario con la satisfacción de que hemos intentado seguir tan cercanamente como sea posible la institución divina, el modelo. Alguien podría quizás sugerir que aun sería mejor establecer la fecha de acuerdo con nuestro calendario moderno, es decir el 15 de abril o el 1 de abril u otra fecha, y todos los cálculos, etc. serían por consiguiente innecesarios. Nosotros respondemos que evidentemente el Señor tuvo una razón para acomodar el calendario judío como lo hizo, y en este asunto preferimos continuar reconociendo su institución.
De manera particular, vemos que como el sol es el símbolo del Reino espiritual de Dios, la luna es el símbolo del Pacto de la Ley, y del pueblo que estuvo bajo ese Pacto de la Ley. De ese modo, fue especialmente apropiado que nuestro Señor sea crucificado por ellos exactamente en el plenilunio, y eso por predeterminación divina respecto de la fecha, de manera que ellos no pudieron apresarlo antes, aunque ellos desearon hacerlo, porque “Entonces procuraban prenderle; pero ninguno le echó mano porque aún no había llegado su hora.” (Juan 7:30; 8:20). Su crucifixión durante el plenilunio y el hecho de que la luna empezara a menguar inmediatamente, pone en énfasis una lección en el sentido de que Israel, como nación, incurrió en rechazo divino, simbolizado por la luna menguante, que representó su decadencia.
Aquí adjuntamos algunos extractos de una autoridad reconocida, que corrobora lo anterior, como sigue:
De la Enciclopedia de McClintock y Strong
“EASTER, esto es, PASSOVER: Easter es una palabra de origen sajón y denota a la diosa Eáestre de los sajones, o más bien del Este, en honor de quien se ofrecían cada año sacrificios, aproximadamente durante la temporada anual de Pascua (la primavera); el nombre empezó a ser ligado por asociación de ideas al festival cristiano de la resurrección, que ocurría durante el tiempo de Pascua, de aquí que nosotros decimos Easter-day (día de Pascua), Easter Sunday (Domingo de Pascua), pero de manera muy inapropiada, pues esto de ninguna manera se refiere al festival que en ese entonces se dedicaba a la diosa de los antiguos sajones. Así, se usa la actual palabra alemana Ostern, para Easter, y se refiere a la misma diosa, Eáestre. La aparición de esta palabra en la Versión Autorizada de la Biblia (Versión del Rey Jaime) (Hechos 12:4): “El cual prendido, le echó en la cárcel, entregándole a cuatro cuaterniones de soldados que le guardasen: queriendo sacarle al pueblo después de la pascua de resurrección (Easter)”, se evidencia principalmente como un ejemplo de la falta de consistencia en los traductores… En la última revisión, ‘Passover’ (Pascua) fue restituida en todos los pasajes…”
“Las iglesias de Asia Menor celebraban la muerte del Señor el día correspondiente al 14 del mes Nisán, en el cual ocurrió la crucifixión, de acuerdo con la opinión de toda la iglesia antigua. Por otro lado, las Iglesias Occidentales (Roma) eran de la opinión de que la crucifixión debería ser conmemorada anualmente el preciso día de la semana en que ocurrió, esto es, el Viernes… Las Iglesias Occidentales veían el día de la muerte de Cristo como un día de luto y ellos no finalizaban el tiempo de ayuno hasta el día de la resurrección. Por otro lado, las Iglesias de Asia Menor consideraban completamente la muerte de Cristo en cuanto a la redención de la humanidad, y finalizaban el día de ayuno en la hora de la muerte de Cristo, tres de la tarde, e inmediatamente después celebraban el ágape y la cena del Señor. Ambas partes (las Iglesias Ortodoxas Orientales y las Iglesias Occidentales) adoptaron el término PASCHA (Passover, Pascua), por el cual ellos consideraban a veces los especiales días festivos de esta semana, y a veces la semana completa para conmemorar la Pascua.”
“La primera disputa seria entre ambas partes dentro de la antigua Iglesia sucedió aproximadamente en el año 196 d.c., cuando el Obispo Víctor de Roma emitió una circular a los obispos líderes de la Iglesia, requiriéndoles que celebren sínodos en sus diversas provincias y que introduzcan la práctica occidental (la práctica de celebrar el Viernes y el Domingo, en lugar de hacerlo el día exacto, el 14 y el 16 de Nisán). Algunos cumplieron con el pedido, pero el sínodo celebrado por el Obispo Polícrates, de Éfeso, lo rechazó enfáticamente y aprobó la carta del Obispo Polícrates, quien en defensa de la práctica asiática refirió a Víctor la autoridad de los Apóstoles Felipe y Juan, de Policarpo y de siete de sus parientes quienes antes que él habían sido obispos de Éfeso…”.
“Hasta aquí, la controversia entre las Iglesias Asiática y Occidental (Romana) había involucrado solamente dos puntos, a saber: (1) si se debería conmemorar el día de la semana o el día del mes en el que sucedió la muerte de Cristo, (2) si el ayuno debía ser finalizado. Ahora surgió un tercer punto en la disputa, respecto del tiempo en el que realmente ocurrió el 14° día de Nisán. Muchos de los Padres de la Iglesia son de la opinión que, de acuerdo con el cálculo original de los judíos hasta la época de la destrucción de Jerusalén, el 14 de Nisán había ocurrido siempre después del equinoccio de primavera, y que solamente fue, que a raíz de ese mal cálculo de los judíos posteriores, que el 14 de Nisán ocasionalmente caía antes del equinoccio. Ellos insistieron por ello en que el 14 de Nisán, que para ambas partes dentro de la Iglesia determinaba el tiempo de la Pascua, debería ser siempre después del equinoccio”.
“Como el año de los judíos es un año lunar y el 14 de Nisán siempre es un día de plenilunio, los cristianos que adoptaron la idea astronómica anterior, celebrarían la muerte de Cristo un mes después de la Pascua judía siempre que el 14 de Nisán caiga antes del equinoccio. Como los cristianos ahora no podrían confiar más en el Calendario judío, ellos tuvieron que hacer sus propios cálculos respecto del tiempo de Pascua. Estos cálculos diferían frecuentemente, en parte por las razones ya expuestas, y en parte porque la fecha del equinoccio era fijada por algunos el 18 de marzo, por otros el 19, por otros el 21 de marzo. En el año 314 el Concilio de Arles intentó establecer la uniformidad, pero sus decretos no parecieron haber tenido gran efecto. Por ello, el Concilio Ecuménico de Nicea discutió nuevamente el asunto y procedió decretando que la Pascua debería ser celebrada por toda la Iglesia después del equinoccio, el Viernes posterior al 14 de Nisán. También se estipuló que la Iglesia de Alejandría, al ser distinguida por su ciencia astronómica, debía informar anualmente a la Iglesia de Roma en qué día de las Calendas (el primer día de cada mes en el antiguo calendario romano) se debería celebrar los Idus (en el antiguo calendario romano, el 15° día de marzo, mayo, julio, octubre; o el 13° del resto) de Pascua, y la Iglesia de Roma debía notificar a todas las Iglesias del mundo. Pero aun estos decretos del Concilio de Nicea no pusieron un alto a todas las diferencias, y quedó reservado al cálculo de Dionisius Exiguus el introducir gradualmente la uniformidad en la práctica de la Iglesia antigua. Algunos países, como Gran Bretaña, no abandonaron su antigua práctica hasta después de una gran resistencia. La uniformidad [en observar el Viernes y en desechar la consideración judía del día de plenilunio] parece haber sido establecida en el tiempo de Carlomagno, y [por ello] no se encuentra ningún rastro [de la observación] del Quarto decimani (la celebración de acuerdo con el verdadero día: el 14 de Nisán, el plenilunio después del equinoccio de primavera)…”.
“La revisión del Calendario por el Papa Gregorio XIII, retuvo totalmente la era dionisiana, pero determinó de manera más precisa el plenilunio de Pascua, y previó cuidadosamente para evitar cualquier desviación futura del calendario respecto del tiempo astronómico. Sin embargo, por medio de estos minuciosos cálculos, la Pascua cristiana coincide a veces con la Pascua judía contrariamente a los decretos del Concilio de Nicea”.
La misma autoridad dice respecto de la palabra:
PASSOVER: “Era el festival representativo del año, y en esta posición única mantuvo cierta relación con la circuncisión como el segundo sacramento de la Iglesia hebrea (Ex. 12:44). Nosotros podemos ver esto en lo que ocurrió en Gilgal, cuando Josué, al revisar el pacto divino, celebró la Pascua inmediatamente después de la circuncisión del pueblo. Pero la naturaleza de la relación en la que estos dos ritos se mantuvieron juntos no llegó a desarrollarse completamente hasta que todos sus antitipos fueron realizados, y la cena del Señor ocupara su lugar como la fiesta sacramental del pueblo elegido de Dios”.