ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Tres

Jeremías advierte a Sedequías

Versículo Clave: “Y Jeremías le dijo a Sedequías: si te lo declarare, ¿no es verdad que me matarás? Y si te diere consejo, no me escucharás.”
—Jeremías 38:15

Escrituras Seleccionadas:
Jeremías 38:14-23

Jeremías fue elegido por Dios como un profeta de Israel desde antes de su nacimiento. (Jer. 1:5) Durante su vida fue testigo de muchas crisis en la nación de Israel. Durante cuarenta años salió con incansable celo y audaz confianza advertir al pueblo de sus malos caminos y a proclamar el inminente desastre que les sobrevendría si no atendían las instrucciones de Dios.

Las enérgicas advertencias del profeta fueron ignoradas en su mayoría por los israelitas, que se vieron obligados a soportar muchas dificultades que les sobrevinieron a causa de su desobediencia. Sedequías, el último rey reinante de Judá, quería escuchar la guía de Jeremías. Sin embargo, eligió un camino contrario a la voluntad del Señor. Hacia el final de su reinado, se produjo una rebelión de los israelitas que provocó una respuesta rápida de los caldeos, quienes pusieron a la ciudad de Jerusalén bajo asedio.

Las profecías de Jeremías eran muy impopulares entre los israelitas. Se le acusó de debilitar las manos de los soldados, así como del pueblo. Incluso fue señalado como alguien que merecía la muerte de un traidor. En un momento dado, lo arrojaron a una cisterna y lo dejaron morir, pero el rey lo liberó cuando un eunuco etíope intercedió por él.—Jer. 38:4-13

“Entonces Jeremías le dijo a Sedequías: Así ha dicho…el Dios de Israel: Si te entregas a los príncipes del rey de Babilonia, tu alma vivirá, y esta ciudad no será quemada por el fuego, y tu vivirás,…pero si no te entregas a los príncipes del rey de Babilonia, esta ciudad estará entregada a manos de los caldeos, y la quemarán con fuego y tú no escaparás de sus manos”.—vv 17,18

La advertencia de Jeremías a Sedequías indicaba que si ejercía la fe en Dios y dejaba que él se ocupara del rey babilónico y de sus príncipes a su debido tiempo y manera, la nación podría evitar el gran desastre que de otro modo les sobrevendría. Al rendirse a los caldeos (babilonios), que Jeremías proclamó como la voluntad del Señor, simplemente habrían tenido un gobernador babilonio para supervisar al rey. Jerusalén permanecería intacta y los israelitas podrían seguir adorando en su propio tempo.

Sin embargo, Sedequías resolvió continuar la lucha desesperada contra el poder abrumador de los babilonios. Fue derrotado con creces. Jerusalén fue destruida y casi todos sus ciudadanos fueron llevados como exiliados a Babilonia. De esta forma, las profecías de Jeremías se cumplieron y demostraron ser inspiradas por Dios.

En el capítulo 30 de Jeremías hay otra profecía relativa a una experiencia culminante que Dios trae sobre la nación reunida de Israel al final de la presente Era del Evangelio, identificada como “la angustia de Jacob”. Como consecuencia de esta severa prueba, no tendrán otra alternativa que acudir a Dios y confiar en él para que los salve. Luego, aprenderán la justicia y su nación será exaltada.

A pesar de que este relato se refiere a la nación judía de la época de Jeremías, hay una lección aplicable al Israel espiritual de nuestro tiempo. Es la necesidad de buscar la voluntad de Dios en un asunto concreto y, una vez comprendida, ejercer la fe y la confianza dejándola en sus manos.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba