ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Cuatro

Amor imparcial

Versículo Clave: “Hacen muy bien si, de verdad, cumplen con la ley suprema de la Escritura: «Ama a tu prójimo como a ti mismo»; pero, si muestran algún favoritismo, pecan y son condenados por la ley como transgresores.”
—Santiago 2:8, 9 Versión Autorizada del Rey Jacobo en inglés

Escrituras Seleccionadas:
Santiago 2:1-13

Los versículos clave de nuestra lección ensalzan la virtud de la imparcialidad al expresar el amor de Dios. Como cristianos, luchamos contra los prejuicios y la parcialidad. Algunos son obvios, como el orgullo nacionalista, el estatus social y los estereotipos raciales. Sin embargo, debemos profundizar más y trabajar juntos con el espíritu de Dios para pelear nuestra guerra interna contra toda parcialidad. “Porque, si bien somos humanos, no luchamos por motivos humanos. Ni las armas con las que peleamos son humanas, sino divinas, con poder para destruir cualquier fortaleza, capaces de poner en evidencia toda falacia o altanería que se alce contra el conocimiento de Dios, sometiendo también a Cristo todo pensamiento. … ¿Valoran solo ustedes las apariencias? Si alguno está convencido de ser cristiano, considere, a su vez, que lo somos tanto como él”. (II Cor. 10:3-7, NKJV). Por la gracia de Dios, debemos derribar todas las fortalezas de los prejuicios personales, dándonos cuenta de que son egoístas y falsos. También debemos desechar todo el fanatismo heredado, a menudo expresado como una creencia a merecernos todo y como arrogancia.

Una de las declaraciones bíblicas más queridas al respecto se encuentra en estas palabras: “El SEÑOR no ve como el hombre ve; porque el hombre ve el aspecto exterior, pero el SEÑOR ve el corazón”. (I Sam. 16:7, NKJV). Las palabras del apóstol Santiago también son poderosas y perspicaces. Hablan claramente, sin necesidad de más explicaciones.

“Hermanos míos, que la fe que han puesto en Jesucristo glorificado no se mezcle con favoritismos. Supongamos, por ejemplo, que llegan dos personas a alguna reunión: una con anillos de oro y magníficamente vestida; la otra, pobre y andrajosa. Si, enseguida, ustedes se fijan en la que va bien vestida y le dicen ‘tú, siéntate aquí en el lugar de honor’, y, a la otra, en cambio, le dicen ‘tú, quédate ahí de pie’ o ‘siéntate en el suelo a mis pies’, ¿no están actuando con parcialidad y convirtiéndose en jueces con criterios perversos? Escuchen, hermanos míos queridos: Dios ha elegido a los pobres del mundo, para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino que prometió a los que lo aman. Pero ustedes desprecian al pobre. ¿Acaso los ricos no los tiranizan y los arrastran a los tribunales? ¿No deshonran el noble nombre, que fue invocado sobre ustedes? Hacen muy bien si, de verdad, cumplen con la ley suprema de la Escritura: «Ama a tu prójimo como a ti mismo»; pero, si muestran algún favoritismo, pecan y son condenados por la ley como transgresores. Porque, aunque observen toda la ley, si quebrantan un solo mandato, se hacen culpables de todos. … Así que hablen y actúen como quienes van a ser juzgados por una ley de libertad. Y será juzgado sin compasión quien no practicó la compasión. La compasión triunfará sobre el juicio”. (Santiago 2: 1-13, NKJV).

Dios es imparcial. Él nombró jueces en Israel y les dijo: “Miren lo que hacen, porque no juzgan por los hombres, sino por el SEÑOR, que está con ustedes en el juicio. Por lo tanto, que el temor de Jehová esté sobre ustedes; tengan cuidado y actúen, porque no hay iniquidad para con el SEÑOR, nuestro Dios, ni parcialidad, ni sobornos”. (2 Cr. 19:6, 7, NKJV). Que siempre mantengamos nuestros juicios en integridad, sin parcialidad alguna en la expresión de nuestro amor.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba