ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Dos

Oraciones y limosnas apropiadas

Versículo Clave: “Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser visto de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.”
—Mateo 6:1

Escrituras Seleccionadas:
Mateo 6:1-8

UNA PARTE DEL Sermón del Monte de Jesús contiene lecciones sobre dar y orar adecuadamente. El Maestro enfatizó la importancia de tener el motivo apropiado, lo que es procurar complacer a Dios y no tratar de ser bien considerado por los demás.

En nuestro versículo clave, Jesús advirtió a sus discípulos de que no hicieran “actos de justicia” (limosnas en la Versión del Rey Jacobo) para ser vistos y admirados deliberadamente por otros. “No hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para ser alabados por los hombres” (v. 2). “Las obras de justicia” pueden incluir la entrega de nuestro tiempo, talento o medios financieros por varias razones. Tales recursos nuestros podrían darse a los necesitados, a los hermanos en general o a difundir el mensaje del Evangelio.

La palabra “hipócritas” en el idioma griego original se refería a los actores de teatro que usaban una máscara. Dichos actores simplemente estaban desempeñando un “papel” y no mostraban su verdadero yo interior. En numerosas ocasiones Jesús denunció a fondo el pecado de hipocresía, que en realidad está tratando de engañar a los demás. En esta ocasión Jesús advierte contra fingir ser santos al realizar actos de caridad para que otros los vean y así obtener su aprobación. Dios puede leer el corazón y no bendecirá las limosnas u otras buenas obras a menos que estén motivadas por la sinceridad y la devoción hacia él (Jer. 17:10; Ef. 6:6-8). Nuestro Padre Celestial aprecia nuestra dádiva, no de acuerdo con la cantidad dada, sino más bien de acuerdo con el espíritu que incita a dar. —Lucas 21:1-4

Los hipócritas llaman la atención sobre sí ruidosamente al dar tiempo, talento o dinero, y generalmente incluyen cuánto dan de estas cosas. Jesús denunció tal conducta al decir, “Ya tienen su recompensa”, lo que implica que, sea cual sea la reputación terrenal que obtengan en forma de alabanza humana, no los beneficiará eternamente desde el punto de vista de Dios. Si nuestra donación se realiza en secreto, evitando llamar la atención, nuestra motivación seguirá siendo pura. Pablo instó: “Todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.” —Col 3:23

Entonces Jesús enfatizó la importancia de la sinceridad al orar: “Cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres… mas tú, cuando ores, entra en tu aposento y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto” (Mat. 6:5,6). Las oraciones personales de Jesús a su Padre Celestial no solían darse en público, sino que a menudo eran en reclusión (Mateo 14:23; 26:36-44; Lucas 6:12) Del mismo modo, nuestras oraciones personales a Dios no deben hacerse a propósito en público para impresionar a otros de nuestra devoción a Dios, sino, más bien, deben hacerse en comunicación privada con el Padre. La oración con otros presentes, como en nuestro hogar o en nuestras reuniones con otros creyentes, también es apropiada, pero siempre debe ser para el Señor y no para impresionar a los oyentes. —Hechos 2:42; 12:12

Jesús añadió: “Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos” (Mat. 6:7). Nuestras oraciones deben proceder de nuestro corazón y de pensamiento activo, no una recitación mecánica de las mismas frases. Al seguir así el ejemplo y las enseñanzas del Maestro seremos capaces de dar a los demás y orar adecuadamente.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba