ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Uno

Obediencia en la tentación

Versículo Clave: “Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás.”
—Mateo 4:10

Escrituras Seleccionadas:
Mateo 4:1-11

DESPUÉS DE SU bautismo a los treinta años de edad, Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto, donde ayunó y repasó las escrituras y profecías del Antiguo Testamento para determinar la voluntad del Padre para con él. Pronto se dio cuenta de que era el mayor Cordero Pascual para la humanidad y que su vida en la tierra incluiría maltrato, sufrimiento y, en última instancia, le conduciría a su muerte. —Juan 1:29; Heb. 2:9

Jesús “estuvo allí en el desierto cuarenta días, y era tentado por Satanás” (Marcos 1:12,13). En este pasaje tenemos otra prueba de que Dios y Jesús son seres separados ya que la Biblia dice claramente que Dios no puede ser tentado (Santiago 1:13,14). Las tentaciones que se le permitió a Satanás presentar ante Jesús fueron desde diferentes puntos de vista. Sin embargo, todas tenían el mismo objetivo—que Jesús hiciera las obras del Padre de forma contraria a la voluntad del Padre. Por tanto, la obediencia de Jesús fue probada para determinar si seguiría completamente la voluntad de Dios. La misma prueba se presenta a todos los seguidores del Señor.

La primera tentación fue, “Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan” (Mateo 4:3). La seducción era que Jesús, teniendo hambre, debía usar el poder del Espíritu Santo para proveerse comida. Esto, sin embargo, habría sido mal uso del poder que Dios le había dado. Como seguidores del Señor, en ocasiones, puede que tengamos tentaciones similares, como pedirle a Dios que intervenga en nuestra vida por nuestra propia conveniencia o ventaja carnal o para evitar el dolor y el sufrimiento.

Jesús respondió: “Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (v. 4). Nuestra vida no es totalmente dependiente de lo que comemos, sino más bien la obediencia a la palabra de Dios. “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” —Rom. 8:28

La segunda tentación fue llevar a Jesús al pináculo del templo: “Si eres Hijo de Dios, échate abajo.” Entonces Satanás hizo mal uso de una Escritura, declarando: “Escrito está: a sus ángeles mandará acerca de ti, y, en sus manos te sostendrán.” Jesús respondió: “Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios” (Mateo 4:5-7). ¡Qué importante es buscar el significado correcto de una Escritura al examinar otros versículos relacionados en la Biblia y asegurarse de que la interpretación propuesta esté en plena armonía con el resto de la Palabra de Dios, su carácter y principios! Nosotros podemos, a veces, tener tentaciones similares para mostrar o probar que somos hijos de Dios realizando algunas obras notables para ser vistos por los demás. Sin embargo, el trabajo que Dios ha dado a nosotros es ser transformados por la renovación de nuestra mente. —Rom. 12:1,2

La tercera tentación de Satanás fue mostrarle a Jesús “todos los reinos del mundo”, diciendo: “Todo esto te daré, si postrado me adorares” (Mateo 4:8,9). Jesús se dio cuenta de que el dominio de la tierra sólo puede lograrse adecuadamente siguiendo la voluntad de Dios. Nuestro versículo clave da su respuesta inmediata y explícita. Los seguidores del Señor también pueden experimentar esta tentación, buscar una manera más fácil, sin sacrificio o abnegación. Sin embargo, el camino de Dios, el camino angosto, es el único camino que conduce a la gloria. —Lucas 9:23; Rom. 2:7; 2 Timoteo 2:11-12



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba