ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Dos

Una Ley Superior

Versículo Clave: “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.”
—Mateo 5:23, 24

Escrituras Seleccionadas:
Mateo 5:21-26

LA OFRENDA de sacrificios era una parte importante de la adoración de Israel a Jehová. La presentación de diversas ofrendas a los sacerdotes en el templo de Jerusalén era un requisito de tres fiestas anuales. Todo varón judío capaz hacía estas peregrinaciones para la Fiesta de los Panes sin Levadura o la Pascua, la Fiesta de las Semanas o Pentecostés y la Fiesta de los Tabernáculos. —Deut. 16:16

Con la importancia de estos sacrificios en mente, Jesús dio un mensaje a los judíos, como se registra en nuestros Versículos Claves, que introdujo un estándar más alto que el Pacto de la Ley. Haciendo referencia a la ley contra el asesinato, Jesús le dijo a su audiencia judía que había una ley mayor que la que se había dado a Moisés. Todos los judíos sabían que matar era un crimen, pero Jesús expresó un nuevo principio diciéndoles que si habían peregrinado al templo para dejar ofrendas para que los sacerdotes se sacrificaran, y luego recordaban que estaban enojados con alguno de sus hermanos, deberían dejar la ofrenda “delante del altar”, y primero reconciliarse con su hermano. Luego podrían regresar al templo y presentar su ofrenda de forma aceptable. —Mat 5:21-24

Esta ley superior del amor fraternal la elabora el apóstol Pablo muchas veces en sus epístolas. Por ejemplo, en Gal. 5:13,14 dice: “Vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Jesús proclamó este entendimiento más profundo en respuesta a la pregunta de un fariseo: “¿Cuál es el gran mandamiento de la ley?” Jesús respondió: “Amarás al Señor tu Dios con todos tus corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primer y gran mandamiento. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.” —Mat. 22:37-40

El primer mandamiento que Jesús menciona en su respuesta en realidad sirvió como reprimenda a los judíos por no darse cuenta de que todo lo que Dios había hecho por ellos se basaba en el amor y debían ser fieles para devolverle ese amor. El segundo mandamiento fue un recordatorio de que el gran llamamiento de la Edad Evangélica entrante requeriría que los seguidores de Cristo se sirvieran unos a otros con amor. Jesús lo demostró al lavar los pies de sus discípulos en el aposento la noche antes de morir. Sus palabras esa noche deberían inspirarnos a todos a amarnos unos a otros a través del servicio.

“Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis.” (Juan 13:12-17) Practiquemos la ley superior del amor a través del servicio a nuestros prójimos y más aún a nuestros hermanos. Al hacerlo, seremos ricamente bendecidos.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba