ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Uno

Enviando a los doce

Versículo Clave: “Entonces, llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia.”
—Mateo 10:1

Escrituras Seleccionadas:
Mateo 10:1-15

DESPUÉS DE subir una montaña y pasar toda la noche en oración a Dios, al clarear el día Jesús reunió a los que lo habían estado siguiendo, a sus discípulos. De entre éstos eligió “a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles.” (Lucas 6:12,13) La palabra apóstol significa “enviado”.

Jesús dio poder a los apóstoles para expulsar a los espíritus inmundos, así como para curar diversas enfermedades y dolencias. Estas obras milagrosas llamaron la atención de muchos israelitas. Tales milagros deberían haber dado lugar a que un gran número de personas estuvieran preparadas, incluso ansiosas, para el establecimiento del Reino de Dios. El registro bíblico, sin embargo, muestra que mientras muchos estaban entusiasmados con los milagros, muy pocos en ese momento llegaron a ser seguidores devotos de Jesús.

Jesús instruyó a los apóstoles no sólo para llevar a cabo este tipo de señales, sino también a predicar que “el reino de los cielos se ha acercado.” (Mat. 10:7) El registro del Evangelio de Marcos cuenta que los apóstoles fueron enviados de dos en dos y “proclamaron que los hombres debían reformarse” —Marcos 6:7,12,13 Diaglotón Enfático de Wilson

Jesús también les ordenó que fueran sólo a “las ovejas perdidas de la casa de Israel” y no a los gentiles (Mat. 10:5-7). El pacto de Dios y las promesas en ese momento estaban restringidos a la nación de Israel. La profecía de Daniel proclamaba que habría ‘setenta semanas’ de favor exclusivo de ‘tu pueblo’, Israel. Al interpretar la profecía y su cumplimiento, entendemos que la última “semana” de este período de favor incluyó el período del ministerio terrenal de Jesús y la crucifixión. (Dan. 9:24-27) Por lo tanto, el momento de la primera venida de Jesús fue la ‘cosecha’ o el fin de la edad judía de favor especial sólo para Israel. —Mat. 9:35-38

Ahora estamos viviendo en la cosecha o el final de la Edad Evangélica. Al igual que Jesús envió a sus apóstoles durante su primer advenimiento, sus palabras para nosotros hoy son similares: “La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.” (Lucas 10:2) Cuanto más proclamamos el mensaje del Evangelio a otros durante este tiempo de la cosecha y al tratar también de aplicarlo personalmente en nuestra vida, más crecemos en fe, conocimiento y apreciación de las cosas espirituales. “Y el que saciare, él también será saciado.” —Prov. 11:25

Los métodos del trabajo de cosecha de la Edad Judía y de la Edad Evangélica son algo diferentes, pero los resultados deseados son los mismos. Las bendiciones durante el presente tiempo de cosecha no son curaciones de enfermedades físicas, sino, más bien, son la apertura de los ojos y los oídos del entendimiento de la humanidad respecto al carácter, los planes y las promesas de Dios.

Es nuestro privilegio ir adelante como trabajadores en la obra de la cosecha para difundir el mensaje del “evangelio del reino”. (Mat. 24:14) Al hacerlo recordamos las palabras de Jesús: “No sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros.” (Mat. 10:20) No esperamos tener poderes milagrosos de expresión. En su lugar, debemos esforzarnos por estar llenos de la verdad y de su espíritu. Entonces será verdad que no hablaremos nuestra propia sabiduría ni declararemos nuestro propio plan, sino la sabiduría que viene de lo alto y el plan de Dios.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba