ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Cuatro

La Prosperidad de Jacob

Versículo Clave: “Y se enriqueció el varón [Jacob] muchísimo, y tuvo muchas ovejas, y siervas y siervos, y camellos y asnos.”
—Génesis 30:43

Escrituras Seleccionadas:
Génesis 30:25-34, 43

DESPUÉS DE SU sueño especial, Jacob continuó su viaje y se detuvo en un pozo donde los pastores de la ciudad de Labán estaban reunidos para abrevar sus rebaños. La hija de Labán, Raquel, llegó al pozo con las ovejas de su padre. Cuando Jacob la vio, apartó la piedra de la boca del pozo y abrevó a las ovejas de Labán. Entonces, Jacob besó a Raquel y le explicó que era el sobrino de su padre. —Gen. 29:1-12

Cuando Labán oyó las noticias sobre la llegada de su sobrino se apresuró a encontrarse con Jacob, lo abrazó y lo besó. Después, llevó a Jacob a su casa, donde permaneció durante un mes trabajando para Labán. Labán le dijo a Jacob: “¿Por ser tú mi hermano, me servirás de balde? Dime cuál será tu salario.” —vv. 13-15

Labán tuvo dos hijas: la mayor, Lea y la más joven, Raquel. Como él amaba a Raquel, Jacob le dijo a Labán: “Yo te serviré siete años por Raquel.” Siete años parece mucho tiempo, pero para Jacob no fue así. “Jacob sirvió por Raquel siete años; y le parecieron pocos días, porque la amaba.” —vv. 16-20

Después de siete años, Labán celebró una fiesta. Aunque no se menciona explícitamente, parece que durante el transcurso de ella Jacob se intoxicó, porque cuando entró en la tienda en su noche de bodas, evidentemente no sabía quién estaba con él. Por la mañana se reveló el engaño de Labán. Jacob estaba acostado en la cama con Lea, no con la muy amada Raquel. Jacob preguntó a Labán: “¿Por qué me has engañado?” —vv. 21-25

Así vemos que el engaño anterior practicado por Rebeca y Jacob le fue devuelto por Labán. Una lección vital para nosotros es que cosechamos lo que sembramos (Gál. 6:7-8; Job 4:8; Oseas 10:12-13) Labán sabía que si iba a retener a Jacob, tenía que darle a Raquel, lo cual hizo una semana más tarde a cambio de otros siete años de servicio, a los que Jacob estuvo de acuerdo. —Gen. 29:26-30

Jacob se hizo muy próspero, como muestra nuestro versículo clave. En armonía con esto, las promesas de Dios para él eran de naturaleza terrenal: mencionaban “la tierra” en que habitaba y comparaban su simiente con el “polvo de la tierra.” (Gen. 28:13-14) Así, Jacob bien representa el Israel natural. Labán, que fue bendecido por el servicio de Jacob, podría representar al resto de la humanidad. Todos, judíos y gentiles, recibirán las bendiciones del reino terrenal de Dios. —Isa. 2:2-3; Eze. 37:22-28; Zac. 8:22-23

Con respecto al Israel natural, el apóstol Pablo declara: “Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad. Y éste será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados.” (Rom. 11:26-27) En contraste con Jacob, las promesas de Dios a su padre Isaac fueron celestiales, “Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo.” (Gén. 26:4) Pablo explica que Isaac, la simiente de Abrahán, representa la simiente espiritual o celestial, es decir, Jesús y sus fieles seguidores de la presente Edad Evangélica (Gál. 3:16, 26, 29; 4:28) ¡Así vemos la hermosa verdad de que el reino prometido de Dios abarcará el cielo y la tierra!



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba