ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Dos

El engaño de Jacob

Versículo Clave: “Se acercó Jacob a su padre Isaac, quien le palpó, y dijo: La voz es la voz de Jacob, pero las manos, las manos de Esaú. Y no le conoció, porque sus manos eran vellosas como las de su hermano Esaú; y le bendijo.”
—Génesis 27:22-23

Escrituras Seleccionadas:
Génesis 27:1-29

LOS HIJOS DE Isaac y Rebeca “crecieron… y Esaú fue diestro en la caza, hombre del campo; pero Jacob era varón quieto, que habitaba en tiendas. Y amó Isaac a Esaú, porque comía de su caza, mas Rebeca amaba a Jacob.” —Gen. 25:27-28

Un día, mientras Jacob cocinaba un guiso, Esaú regresó de cazar y le dijo: “Te ruego que me des de comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado… Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu primogenitura. Entonces dijo Esaú: He aquí, yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me sirve la primogenitura? Y dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él lo juró, y vendió a Jacob su primogenitura.” —vv. 29-33

Se ha sugerido la idea de que en la antigüedad era costumbre que el hijo mayor de la familia celebrara el aniversario del nacimiento de un célebre antepasado mediante el ayuno. Para el primogénito romper el ayuno en este día especial significaría efectivamente la renuncia de sus privilegios primogénitos. Si se siguiera esa costumbre en este momento, podría sugerir que cuando Jacob le dijo a Esaú: “Júrame primero,” de hecho estaba advirtiendo a Esaú acerca de romper su ayuno y renunciar a sus privilegios de primogénito. A pesar de la advertencia de Jacob, Esaú juró y renunció a su primogenitura.

Parece que Esaú nunca dijo a su padre, Isaac, que había renunciado a sus derechos primogénitos. Años después, “cuando Isaac envejeció y tenía los ojos oscurecidos quedando sin vista,” llamó a su hijo mayor, Esaú. Isaac le pidió que buscara algo de caza, lo preparara y se lo llevara a comer. Su plan era darle a Esaú la bendición especial del primogénito antes de morir. —Gen. 27:1-4

Rebeca oyó la conversación y tomó el asunto en sus propias manos y conspiró para engañar a Isaac al hacer que Jacob suplantara a Esaú. Aunque el engaño fue urdido por Rebeca, Jacob consintió con ello y sólo estaba preocupado por ser descubierto. El ardid tuvo éxito y Jacob obtuvo la bendición que Isaac pretendía para Esaú. —vv. 5-29

Cuando Dios le dijo a Rebeca antes de nacer los gemelos que “el mayor servirá al menor,” lo dijo en serio. (Gen. 25, 23) Él no necesitó de sus engaños ni las mentiras de Jacob a su padre. Pensar que “el fin justifica los medios” ha sido una trampa desde el comienzo de los tiempos. No caigamos en eso. El Señor está al control. Y no bendecirá nuestros esfuerzos equivocados de mentir, engañar o robar para obtener lo que creemos que es nuestro. Tanto Rebeca como Jacob pagaron un alto precio por sus acciones: Ella no vería a Jacob en los siguientes veinte años y Jacob sería engañado más tarde por Labán, su tío y su futuro suegro.

Necesitamos desarrollar confianza en Dios en todas las situaciones, incluso si significa la pérdida de ventajas terrenales o nuestra reputación entre otros. El apóstol Pablo aprendió que la gracia de Dios le era suficiente, así que escribió: “Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias.” (2 Cor. 12:9, 10) Que de la misma manera permitamos que Dios nos equipe “con toda obra buena” para hacer su voluntad y pueda “obrar en nosotros lo que le agrada.” —Heb. 13:21



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba