ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Cuatro

Vestirse del nuevo hombre

Versículo Clave: “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia.”
—Colosenses 3:12

Escrituras Seleccionadas:
Colosenses 3:5-17

NUESTRA NUEVA vida en Cristo se basa en una verdad fundamental. “Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.” (Heb 2:9) Además, los creyentes bautizados en la muerte de Cristo han entregado su voluntad al Padre Celestial. Éstos tienen la perspectiva de que el llevar una vida de plena consagración resultará en su resurrección a la naturaleza divina y la participación en la bendición de la familia humana durante el Reino de justicia de Dios. —Rom. 6:3-6

Como creyentes que hemos dedicado nuestras vidas a seguir los pasos de Cristo, se nos exhorta a poner nuestras mentes en actividades espirituales. Desde el punto de vista de Dios nuestra vieja voluntad está muerta, y hemos renunciado a cualquier esperanza de la resurrección terrenal que experimentará el mundo en general. Un privilegio adicional para nosotros es la esperanza de alcanzar la gloria, la honra y la inmortalidad. —Rom. 2:7; Col. 3:1-4

Para lograr esta herencia espiritual, debemos ser conscientes de nuestros esfuerzos, a través del poder del Espíritu Santo, para erradicar las impurezas pecaminosas y las inclinaciones egoístas que hemos heredado desde el nacimiento todos los miembros de la raza humana. Debemos librar una guerra incesante contra las obras de la carne, así como todas las demás tendencias hacia la mundanalidad y la impureza. —Gal. 5:17-21; Col. 3:3-9

Por otro lado, debemos tener la mente de Cristo controlando nuestras acciones a medida que ponemos el nuevo hombre cuyo empeño es hacer la justa voluntad de Dios. Además, cualquier identificación basada en raza, nacionalidad, etnia o cultura asociada con nuestro estado anterior no debe tener parte alguna en nuestra posición actual como nuevas criaturas. —Col. 3:10-11

Nuestro versículo clave aborda el hecho de que no es suficiente que obtengamos un conocimiento intelectual de la verdad de Dios. Estamos obligados a poner tales gracias como la misericordia, la bondad, la mansedumbre y la paciencia, que son pruebas de tener una nueva mente.

La cabeza del cuerpo es Cristo. Sus miembros están compuestos por aquellos dispuestos a ser dirigidos por él, así como el cuerpo humano es controlado por la cabeza, donde el cerebro está a cargo y los diferentes miembros del cuerpo responden a su dirección. En la medida en que el ser humano esté funcionando correctamente, las acciones de sus partes funcionarán correctamente.

A pesar de que “un” cuerpo tiene muchos miembros diferentes, posee un espíritu, o mentalidad, reflejado en cada miembro de la iglesia. El estándar para saber si esto existe en cada creyente se determinará aplicando el siguiente criterio: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús.” —Fil. 2:5

¡Qué bendecidos estamos al apreciar la provisión misericordiosa de Dios y permitirnos tener esas experiencias que nos harán parte de su familia divina! Lo alabaremos para siempre mientras su bondad continúe manifestándose por toda la eternidad.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba