ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Tres

Comportamiento amoroso y justo

Versículo Clave: “El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno.”
—Romanos 12:9

Escrituras Seleccionadas:
Romanos 12:9-21

EN ESTE ESTUDIO Pablo exhorta a los creyentes a reflexionar sobre las muchas misericordias de Dios para con ellos. Como consecuencia lógica de tal favor los seguidores de Cristo deberían dedicar con gusto sus energías a la voluntad del Padre Celestial. “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” —Rom. 12:1-2

La manera en que puede lograrse es cambiar el enfoque de nuestra actitud de las preocupaciones terrenales a la mente espiritual por la influencia del Espíritu Santo de Dios. Este acto de consagración implica renunciar a las propensiones pecaminosas en favor de la justicia y el deseo de hacer la voluntad del Padre Celestial. Más allá de esto, sin embargo, la fidelidad en el sacrificio activo de objetivos y ambiciones humanos en última instancia conducirá a la transformación de nuestra naturaleza humana a la divina.

Aunque individualmente muchos creyentes han respondido a la invitación de este llamamiento celestial, mientras nos ocupamos en nuestra salvación se nos recuerda que haya unidad y diversidad dentro del cuerpo de Cristo. Además, hay diversos dones y talentos que posee cada creyente consagrado que deben usarse para la edificación mutua de todos los santos. —vv. 4-8

Nuestro versículo clave ilustra un rasgo de carácter importante como evidencia de que estamos siendo transformados. Menciona el espíritu de amor genuino que debemos tener por nuestros hermanos así como una oposición muy intensa hacia cualquier cosa pecaminosa o impura en nuestros motivos, pensamientos y acciones.

Gran parte del balance de este capítulo describe los atributos que nosotros, como creyentes consagrados, debemos desarrollar. Estas cualidades se deben mantener a lo largo de nuestra estancia terrenal a medida que nos relacionamos con aquellos dentro y fuera de nuestra hermandad. —vv. 10-21

Debemos manifestar un estilo de vida de comportamiento santo en conformidad con nuestro compromiso de seguir a Cristo. “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.” (Juan 17:17) No sólo Jesús rezó por los que estuvieron presentes con él su última noche en la tierra, sino por todos los miembros de la iglesia hasta este mismo día. La santificación dada por Dios es un proceso que está directamente relacionado con nuestro estudio y la alimentación sobre los principios rectos contenidos en la Biblia.

Ha sido el propósito divino seleccionar una clase de entre los hombres que lleve una vida de santidad en preparación para la concesión de futuras bendiciones sobre la familia humana. Dios ha establecido los estándares de conducta requeridos que se consideran adecuados para nuestra exaltación a un puesto gobernante en su reino bajo la dirección de Jesucristo.

Que el espíritu de esta exhortación permanezca en nuestros corazones como un estímulo para ser fieles a nuestro llamado. “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.” —1 Tes. 5:23



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba