ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Uno

Dando con un corazón generoso

Versículo Clave: “Pero esto digo: el que siembra escasamente también segará escasamente, y el que siembra generosamente, generosamente también segará.”
—2 Corintios 9:6

Escrituras Seleccionadas:
2 Corintios 9:6-8

LA GENEROSIDAD es un elemento esencial de una auténtica vida cristiana. Nuestro versículo clave subraya este principio, al igual que los versículos que siguen. “Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda obra buena.” (vv. 7-8) Cuando nos entregamos a Dios, al empezar a caminar en Cristo, recibimos libremente de la gracia divina; así debemos dar libremente. —Mat. 10:8

El apóstol Pablo practicó lo que predicaba. En una ocasión dijo: “Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado. Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido. En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.” (Hechos 20:33-35) Pablo se apoyó alegremente en sí mismo y en sus colaboradores con sus propias manos. Lo hizo mientras diariamente ponía su vida al servicio de los demás. Pudo haberle inspirado el siguiente proverbio: “Hay quienes reparten, y les es añadido; y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza. El alma generosa será prosperada. Y el que saciare, él también será saciado.” —Prov. 11:24-25

Deberíamos considerarlo como gran privilegio ejercer una generosidad piadosa. No sólo trae beneficio a los demás, sino que también es un medio para glorificar al Padre Celestial y recibir más riquezas de su gracia en nuestro nombre. Por lo tanto, cuando damos a los demás, lo damos a Dios. “A Jehová presta el que da al pobre. Y el bien que ha hecho, se le volverá a pagar.” —Prov. 19:17

Podemos dar cosas materiales a los demás según podamos, como dinero, ropa o comida o incluso ofrecerles palabras de consuelo al predicar el “evangelio del reino.” (Mat. 24:14) Otras oportunidades radican en mostrar misericordia, una cualidad de la que carece en gran medida el mundo actual. La gente suele decir: “Por favor, dame un poco de holgura.” Están suplicando misericordia y seremos bendecidos al dársela. “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.” —Mat. 5:7

Pablo nos exhorta a ser firmes en la generosidad: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su propia carne, de la carne segará corrupción, mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos… Hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.” —Gal. 6:7-10

“Y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía. Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan” (Isa. 58:10-11) Con semejantes exhortaciones sigamos dando diligente con corazón generoso.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba