ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Dos

No hay Dios como tú

Versículo Clave: “Jehová Dios de Israel, no hay Dios semejante a ti en el cielo ni en la tierra, que guardas el pacto y la misericordia con tus siervos que caminan delante de ti de todo su corazón.”
—2 Crónicas 6:14

Escrituras Seleccionadas:
2 Crónicas 6:12-21

DURANTE SU reinado, el padre de Salomón, el Rey David, deseó construir un templo para honrar a Dios, pero se le negó este privilegio. Sin embargo, sí se le permitió ensamblar los materiales para construir este glorioso edificio. Él dijo a Salomón: “Hijo mío, en mi corazón tuve el edificar templo al nombre de Jehová mi Dios. Mas vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Tú has derramado mucha sangre, y has hecho grandes guerras; no edificarás casa a mi nombre, porque has derramado mucha sangre en la tierra delante de mí.” —1 Cron. 22:7-8

Tras convertirse Salomón en rey, reconoció la presencia de Dios entre la nación de Israel manifestada por el Arca del Pacto que los sacerdotes habían traído al templo recién construido; y, como parte de la ceremonia de dedicación, Salomón subió a una plataforma elevada en la corte del templo, y con las manos hacia el cielo, inclinó la cabeza en oración. —2 Crón. 5:1-6 y 13

En nuestro versículo clave, Salomón reconoce la supremacía, la misericordia y la fidelidad de Dios para mantener su pacto. El resto de esta oración recuerda las muchas promesas del Padre celestial a Israel y pide perdón cuando el pueblo es derrotado por sus enemigos y se arrepiente de sus acciones caprichosas. —2 Crón. 6:15-42

Una apreciación adecuada de los tratos de Dios con el Israel natural debería recordarnos que fueron especialmente favorecidos y llamados a ser una nación de reyes y sacerdotes si eran leales al pacto que recibieron en el Monte Sinaí. En varias ocasiones se les recordó sus bendiciones si observaban la ley de Dios o el castigo si eran desobedientes. —Lev. 26:3-33

En última instancia al ir Cristo a los judíos para ser su Salvador éstos lo rechazaron: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! He aquí, vuestra casa os es dejada desierta. Porque os digo que desde ahora no me veréis hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor.” —Mat. 23:37-39

Posteriormente, se extendió una oportunidad para los gentiles en hacer la voluntad de Dios, que se manifiesta en la obediencia, llevar la cruz y la abnegación. La fidelidad en seguir tal curso hasta el final del viaje de la vida resultará en su exaltación como reyes y sacerdotes para bendecir a la familia humana en un mundo marcado por la rectitud. —Mat. 16:24; Apoc. 20:6

¡Cuán misericordioso es Dios porque proveyó la recuperación de Israel de la ceguera! Cuando se haya completado el cuerpo de Cristo tendrán la oportunidad de ser plenamente restaurados al favor divino y recibirán para siempre el favor del Padre celestial durante el reino que pronto se establecerá en la tierra. —Rom. 11:25-29



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