ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Uno

El Señor proveerá

Versículo Clave: “Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos.”
—Génesis 22:8

Escrituras Seleccionadas:
Génesis 22:1-14

UN EJEMPLO destacado de fe en Dios durante el Antiguo Testamento fue el de Abrahán, cuyo amor y obediencia al Padre celestial le fueron contados por justicia (Gal 3:6). Durante un período de muchos años, Abrahán tuvo varias experiencias diseñadas a desarrollar su confianza en la promesa de Dios de bendecir a toda la familia humana a través de su simiente. En la lección de hoy el Padre Celestial dio instrucciones que revelarían la profundidad del carácter de Abrahán en circunstancias extraordinarias.

“Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.” —Gen. 22:1-2

Como respuesta inmediata, Abrahán se levantó temprano a la mañana siguiente y viajó con su hijo Isaac y dos siervos durante tres días hasta llegar al lugar que Dios le indicó. Dijo a los jóvenes que les acompañaban que se quedaran atrás mientras iba a adorar. Abrahán, llevando el cuchillo y el fuego, luego subió con Isaac, que llevó la leña para su propio sacrificio. —vv. 3-6

Al observar que tanto el fuego como la madera estaban disponibles, era natural que Isaac preguntara a su padre: “¿Dónde está el cordero para el holocausto?” (v.7). Nuestro versículo clave refleja la absoluta confianza de Abrahán en que todo el asunto lo anularía la Divina Providencia al responder que Dios proveería el cordero.

Es evidente que Isaac consintió completamente en ello ya que Abrahán, después de construir un altar y poner la madera en el lugar correspondiente, lo ató como sacrificio. Mientras extendía Abrahán su mano para matar a Isaac, una voz del cielo declaró la aprobación de Dios de esta obediencia y que ningún daño debía hacerse a su hijo, sino que debía sacrificarse en su lugar a un carnero atrapado en un matorral cercano. Con humilde gratitud Abrahán llamó a este lugar “El Señor proveerá.” —vv. 9-14

De gran importancia al considerar los detalles de lo anterior es el reconocimiento de que aquí Abrahán tipifica al Padre celestial, que ofreció a su Hijo unigénito como sacrificio por la familia humana (Juan 3:16). En el momento de la vida terrenal de Cristo, al ser bautizado, Juan el Bautista declaró: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” —Juan 1:29

Cuando las condiciones establecidas en el cumplimiento de la oración del Señor, “Venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo” sucedan, habrá regocijo eterno para la familia humana (Mat. 6:10). Entonces el alcance completo de las bendiciones de la promesa hecha a Abrahán se hará realidad. ¡Qué maravillosa perspectiva!



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba