ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Tres

Ananías encuentra a Saulo de Tarso

Versículo Clave: “Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo.”
—Hechos 9:17

Escrituras Seleccionadas:
Hechos 9:10-20

EL CELO MAL dirigido de Saulo de Tarso, no según conocimiento, lo había llevado a perseguir enérgicamente a los seguidores de Jesús. Mientras viajaba a Damasco para encarcelar a las personas que encontraba que abrazaron el camino de Cristo, “repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo.” Una voz dijo: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hechos 9:2-4). Cuando Saulo preguntó quién le hablaba, la respuesta fue: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues” (vv. 5-6). Saulo no perseguía directamente al Señor glorificado, sino que estaba persiguiendo al “cuerpo de Cristo”, a sus seguidores. —1 Cor. 12:12 y 27

Al levantarse Saulo del suelo se dio cuenta de que estaba ciego. Los que viajaban con él lo llevaron de la mano a Damasco (Hechos 9:8). ¡Qué tremenda pena y culpa debió haber tenido al darse cuenta ahora de que los mismos a los que había perseguido eran realmente los verdaderos adoradores de Dios! Una prueba de ello es que durante tres días “no comió ni bebió” (v. 9). La persona promedio puede vivir hasta varias semanas sin tomar ningún alimento; sin embargo, pocas pueden sobrevivir, o evitar consecuencias graves para la salud, sin beber durante más de tres o cuatro días. Dios, sin embargo, no permitió que Saulo muriera o sufriera mala salud por no comer ni beber. En su lugar, Dios envió a Ananías, uno de sus humildes y obedientes siervos que vivían en Damasco para intervenir. —v.10

El Señor dijo a Ananías: “Ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso”. Saulo había estado orando durante este tiempo y, de alguna manera, Dios le indicó que un hombre llamado Ananías vendría y le restauraría la visión (vv. 11-12). Ananías respondió con inquietud: “Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén: y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre.” —vv. 13-14

El Señor tranquilizó a Ananías, diciendo: “Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre” (vv.15-16). Nuestro Versículo Clave indica que Ananías fue alentado y fue a Saulo como el Señor había instruido y le dijo a Saulo que había sido enviado por Jesús y era el instrumento que Dios usaría para restaurarle la vista. Ananías también le dijo que estaría lleno del Espíritu Santo de Dios. “Al momento le cayeron de los ojos como escamas: y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado.” —v. 18

Reflexionando sobre su anterior mal dirigido celo Pablo escribió más tarde: “Yo soy el más pequeño de los apóstoles… porque perseguí a la iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy.” (1 Cor. 15:9-10) Similarmente, Dios también nos “llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús.” (2 Tim. 1:9) “El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.” —1 Sam. 16:7



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