ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Uno

Débora y Barac

Versículo Clave: “Ella dijo: Iré contigo; mas no será tuya la gloria de la jornada que emprendes, porque en mano de mujer venderá Jehová a Sísara. Y levantándose Débora, fue con Barac a Cedes.”
—Jueces 4:9

Escrituras Seleccionadas:
Jueces 4:1-24

DESPUÉS DE DISFRUTAR de un período de ochenta años de paz y bendición debido a los esfuerzos de Ehud, Israel vaciló y volvió a la idolatría. La persecución de los cananeos a manos del rey Jabín y su capitán Sísara vino sobre Israel debido a su infidelidad. En la providencia de Dios, sin embargo, se puso en una posición de liderazgo a una mujer piadosa: Débora, profetisa y jueza de Israel.

Se buscaba el consejo de Débora mientras se sentaba “bajo de la palmera… en el monte de Efraín, y los hijos de Israel subían a ella para juicio” (Jueces 4:5). Era una mujer de tremenda sabiduría, integridad y valor. Habiendo hecho un balance del estado deplorable de Israel bajo la opresión de los cananeos, Débora buscó al guerrero Barac y le dijo: “¿No te ha mandado Jehová Dios de Israel, diciendo: Ve, junta a tu gente en el monte Tabor, y toma contigo diez mil hombres de los hijos de Neftalí y de los hijos de Zabulón? Y yo atraeré a ti… a Sísara, capitán del ejército de Jabín, con sus carros y su multitud, y lo entregaré en tu mano.” —vv. 6-7

Barac había escuchado antes este mensaje, pero no había hecho nada al respecto. Ahora, con el estímulo de Débora, era hora de actuar. Todavía dudaba, aunque la palabra del Señor debía haber sido suficiente para estimular su fe y envalentonar su liderazgo. Y dijo a Débora: “Si tú fueres conmigo, yo iré; pero si no fueres conmigo, no iré” (v. 8). La vacilación de Barac demostró su debilidad de fe. Como resultado, en el desafío que enfrentaba, sufrió la pérdida de toda la gloria de la victoria y la bendición y el honor que Dios deseaba concederle. Débora declaró, como afirma el versículo clave, que iría con Barac, pero que la victoria y el honor resultantes no serían plenamente suyos.

La batalla contra Sisara, su ejército y novecientos carros era una derrota completa. Dios los entregó en las manos de Barac tal como había prometido. Sísara abandonó su carro y trató de escapar a pie. El Señor ordenó a otra valiente mujer de Israel que lo esperara. Jael, esposa de Heber, invitó a Sísara, ahora fugitivo, a refugiarse en su tienda y le dio leche para beber, un lugar donde dormir y lo cubrió. —vv. 13-20

Cansado de la batalla, Sísara entró en un profundo sueño. Jael tomó una estaca de la tienda en una mano, entró en la tienda donde dormía el enemigo y opresor de Israel y lo enclavó en la tierra (vv. 21-22). La victoria de Israel ya estaba completa, y como Débora había profetizado, Sísara cayó por “mano de mujer”.

Débora y Barac nos enseñan grandes lecciones desde dos perspectivas diferentes: Cuando Dios nos manda algo, debemos ser rápidos en obedecer. Débora fue fiel y firmemente resuelta en hacer la voluntad de Dios y recibió una gran bendición, siendo un ejemplo de fe en la Palabra de Dios. La experiencia de Barac nos enseña que Dios puede darnos la victoria, incluso cuando somos débiles en la fe.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba