ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Dos

Misericordia y gracia de Dios

Versículo Clave: “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos).”
—Efesios 2:4-5

Escrituras Seleccionadas:
Efesios 2:1-10

PABLO COMIENZA su carta a los hermanos de Éfeso diciendo: “A los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Éfeso.” (Ef. 1:1) En el capítulo dos les recuerda que debido a la desobediencia de Adán la humanidad entera es considerada como “muerta en sus delitos y pecados… hijos de desobediencia.” (vv.1 y 2) Esto incluye a los seguidores de Jesús. En otra epístola, Pablo explica por qué es esto así: “El pecado entró en el mundo por un hombre [Adán], y por el pecado la muerte.” (Rom. 5:12) Como resultado, desde la desobediencia de Adán, Satanás ha sido el “príncipe de este mundo” y el “príncipe de los poderes del aire.” —Juan 12:31; Ef. 2:2

El gran amor y la misericordia de Dios, sin embargo, proveyeron a su Hijo unigénito, Jesús, como rescate, o precio correspondiente, para redimir a Adán y a toda la raza humana. “Porque por cuanto la muerte entró por un hombre [Adán], también por un hombre [el hombre perfecto Jesús] la resurrección de los muertos.” (1 Cor. 15:21) Las Escrituras explican además que por la gracia de Dios, Jesús “fue hecho un poco menor que los ángeles… a causa del padecimiento de la muerte… para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.” —Heb. 2:9

Las Escrituras diferencian entre las esperanzas y las promesas de los creyentes consagrados, las de la Iglesia y las del resto de la humanidad. Aquellos que tienen “oídos para oír” durante la presente Edad Evangélica están siendo tratados por Dios ahora, mientras que la esperanza del mundo está en el futuro reino terrenal. (Mat. 6:10) En la actualidad, a aquellos que han oído, respondido y se han apoderado de la gracia de Dios, en Cristo, se les denomina individualmente “nueva criatura”. —2 Cor. 5:17; Gal. 6:15

En los versículos claves de nuestra lección Pablo explica la misericordia y gracia de Dios hacia estas nuevas criaturas. Afirma que la misericordia de Dios es tan rica y su gracia tan abundante que nos “amó” aun cuando estábamos “muertos en pecados” y proveyó los medios para nuestra salvación por medio de Cristo. El amor del Padre Celestial hacia estas nuevas criaturas incluye la esperanza y el privilegio adicional de convertirse en “coherederos con Cristo, si es que padecemos con él.” —Rom. 8:17

Pablo también habla del compañerismo y de la comunión que tienen estas nuevas criaturas con el Padre Celestial y con nuestro Señor Jesús en esta vida presente, diciendo que Dios “juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús.” (Ef. 2:6) Estas bendiciones nos han llegado, continúa Pablo, no por nuestra propia dignidad: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” —vv. 8 y 9

Si hemos hecho una consagración plena y aceptable a Dios, como nuevas criaturas, se nos cuenta como habiendo sido levantados del estado de pecado y de la muerte a los “lugares celestiales”, una nueva condición de vida en Cristo. Que todos los que estén resucitados con Cristo busquen “las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.” —Col. 3:1 y 2



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