ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Dos

Alabe la grandeza de Dios

Versículo Clave: “Cantad a Jehová cántico nuevo; cantad a Jehová, toda la tierra.”
—Apocalipsis 21:22 y 23

Escrituras Seleccionadas:
Salmos 96:1-6,10-13

UNA DE LAS MANERAS en que podemos alabar la grandeza de Dios es recordar, y reclamar como la nuestra, su promesa amorosa de bendecir a todas las familias de la tierra. Esta promesa fue expresada primero a Abrahán. En su plenitud, Dios la dio debido a la disposición de Abrahán de sacrificar a su hijo Isaac. (Gén. 22:16-18) Esta experiencia ilustró el amor de Dios al ofrecer a su hijo, Jesús, como sacrificio de rescate a favor de toda la familia humana. (Juan 3:16,17) La promesa de Dios a Abrahán estaba en forma de un pacto jurado. Pablo dice: “Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo.” —Heb. 6:13

La comprensión de la promesa de Dios de bendecir a todas las familias de la tierra se ha ocultado en gran medida a través de los siglos. Inicialmente, los israelitas creían que la promesa era sólo para ellos. Después de su liberación de la esclavitud egipcia, Dios habló a Moisés diciendo: “Así dirás a la casa de Jacob, y anunciarás a los hijos de Israel: Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí. Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.” (Éxodo 19:3-6) La respuesta del pueblo fue “Todo lo que Jehová ha dicho, haremos.” —v. 8

Israel alabó a Dios por su posición privilegiada, pensando que era una bendición perpetua. Sin embargo, su posición especial delante de Dios se quitó finalmente debido a la desobediencia. “Oíd esta palabra que ha hablado Jehová contra vosotros, hijos de Israel, contra toda la familia que hice subir de la tierra de Egipto. Dice así: A vosotros solamente he conocido de todas las familias de la tierra; por tanto, os castigaré por todas vuestras maldades.” (Amós 3:1,2) Cuando Israel rechazó a Jesús como su Mesías, él declaró: “He aquí vuestra casa os es dejada desierta.” —Mat. 23:38

Habiendo quitado su favor especial de Israel, Dios se dirigió hacia los gentiles. Sin embargo, sin el Espíritu Santo para arrojar luz sobre el plan de Dios de bendecir a todas las familias de la tierra, el cristianismo ha restringido en gran medida las bendiciones de esa promesa a sí mismos. La falsa enseñanza de que la salvación sólo está disponible en esta vida los ha obligado a temer que aquellos que no son salvos ahora irán a las llamas eternas del infierno en vez del cielo. Esta doctrina que deshonra a Dios ha ocultado la belleza de la promesa de Dios de bendecir a todos los que han vivido.

El apóstol Pablo declara que el conocimiento de las promesas de Dios ha sido ocultado incluso de los gentiles, en su totalidad, porque aún no ha derramado sobre ellos su Espíritu Santo de entendimiento. (1 Cor. 2:7; Ef. 1:9; 3:3,4,9) La belleza y el alcance completo de la promesa de Dios sólo ha sido reconocida por aquellos que son engendrados por el espíritu. ”El misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.” (Col. 1:26,27). Estamos agradecidos de que el día se acerca rápidamente cuando se ofrezcan al Señor cánticos de alabanza por toda la humanidad—judíos y gentiles—por su grandeza.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba