ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA |
Lección Tres
Aguas vivas
Versículo Clave: “Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero.” Escrituras Seleccionadas: |
EL AGUA SE USA en las Escrituras como símbolo de las refrescantes verdades que emanan de Dios con respecto a sus planes benéficos para los fieles, consagrados seguidores de Jesús y, a su debido tiempo, para toda la humanidad. David dijo de Dios: “En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará” (Sal. 23:2). Los “pastos delicados” nos nutren y nos fortalecen con comida espiritual mientras que las “aguas de reposo” nos refrescan y nos sostienen. Juntos, estos símbolos enfatizan la necesidad vital de tomar los nutrientes de la palabra de verdad de Dios a fin de mantener nuestra salud espiritual. Jesús dijo que esta agua es un regalo de Dios, cuando hablaba con la mujer en el pozo: “Si conocieras el don de Dios … él te daría agua viva … El que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás.” —Juan 4:10-14
Simbólicamente hablando, la Palabra de Dios sirve de alimento y de bebida a los seguidores del Señor. Las aguas de reposo del Salmo 23 representan más particularmente los medios por los cuales la verdad nos refresca. Una parte vital de este refresco es el privilegio de acercarse a Dios en oración, por medio de la cual podemos desarrollar una relación íntima y personal con él. Esto produce paz y tranquilidad dentro de nosotros tal y como está implícito en el pensamiento de “aguas de reposo”. En otro lugar el salmista escribe: “Como el ciervo brama por las corrientes de agua, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo.” —Salmo 42:1-2
En estos y otros muchos de los hermosos salmos de David se nos anima a tener continuamente sed del agua que viene del Dios verdadero y vivo. En efecto, es nuestro Padre Celestial—nuestro pastor—el que nos guía y dirige cada día junto a las aguas de la verdad, refrescándonos a través del conocimiento de él y de su amado Hijo Jesucristo. David, siendo él mismo pastor, comprendió que el agua no era abundante en el país desértico de su día. Era importante, pues, que supiera dónde se encontraba y que condujera a su rebaño para que se refrescaran, ya que de lo contrario perecerían. Jesús, como el “buen pastor”, está guiando de manera similar a sus ovejas de la Edad Evangélica presente a abundantes pastos espirituales y aguas refrescantes. “Las ovejas lo siguen, porque conocen su voz.” —Juan 10:4-15
Estas condiciones también se aplicarán al mundo de la humanidad en el futuro. En el reino de Dios el pueblo se dará cuenta de su gran necesidad de agua de vida. Sabrán que en el pasado vivieron en “tierra seca y sedienta, donde no hay agua”, y tendrán sed del mensaje glorioso de la verdad de Dios (Sal. 63:1). En ellos se cumplirá la promesa de Jesús: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.” —Mat. 5:6
En nuestro versículo clave, Juan describe un “río puro de agua de vida, resplandeciente como cristal”, procedente de Dios y del Cordero, Cristo Jesús, en el reino venidero. Juan continúa diciendo que hay un “árbol de la vida” junto a este río puro que lleva toda clase de fruto para alimento, y las hojas del árbol son para la sanidad de las naciones (Apoc. 22:2). ¡Qué gloriosa perspectiva para la humanidad! La invitación será entonces para todos: “Ven. Y el que tiene sed, venga, y el que quiera, tome el agua de la vida gratuitamente.” —v. 17