ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Uno

Todas las cosas serán nuevas

Versículo Clave: “Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.”
—Apocalipsis 21:5

Escrituras Seleccionadas:
Apocalipsis 21:1-8

EL QUE TODAS las cosas lleguen a ser nuevas implica que las cosas viejas deben pasar primero. En nuestra lección se nos muestra en las palabras precedentes a nuestro versículo clave: “Enjugará Dios toda lágrima de sus ojos; y ya no habrá muerte, ni más llanto, ni clamor ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.” —Apoc. 21:4

Juan el Revelador, instruido por una visión milagrosa, escribe acerca de algunas de las maravillas del paraíso venidero del reino de Dios. Gran parte de lo que vio y reportó fue por medio de símbolos. Somos capaces de entender muchos de ellos porque ahora es el “debido tiempo” para su revelación a través de la guía del Espíritu Santo de Dios. (Juan 16:13) Con referencia a nuestra lección, el Señor exaltado también habló, a través de Juan, del tiempo en que todas las cosas serían hechas nuevas, identificándolo con las condiciones en el paraíso del Edén antes de la desobediencia de nuestros primeros padres. Afirma que en ese nuevo día habrá un “árbol de la vida… en medio del paraíso de Dios” —Apoc. 2:7

Recordemos que en el Edén había muchos árboles que proporcionaban sustento a Adán y Eva, destacado por el “árbol de la vida”. Sin embargo, también en medio del jardín estaba el “árbol de la ciencia del bien y del mal” del cual al hombre se le prohibió comer, o incluso tocar, de lo contrario, ciertamente moriría (Gén. 2:9,16-17 y 3:3). Al tomar de este árbol nuestros primeros padres, y toda la humanidad desde entonces, sin duda han ido acumulando un “conocimiento” de las consecuencias del mal.

Sin embargo, el “árbol de la vida” sigue siendo el punto focal del plan de Dios. La promesa de nuestro Señor es que los vencedores de esta edad presente tengan la primera oportunidad de participar de ese árbol. Y podrán hacerlo porque se han “muerto al pecado” y están caminando en “nueva vida” (Rom. 6:2,4 y 11). En el reino de Dios, bajo el gobierno de Cristo, también se le dará este privilegio al mundo. A esto es a lo que se refirió Jesús al dirigirse al ladrón en la cruz: “Te digo hoy (este día)”—aunque ahora sufrimos la muerte—a su debido tiempo, “estarás conmigo en el Paraíso.” —Lucas 23:43, Biblia Enfatizada de Rotherham.

Pedro describe las condiciones de este tiempo debido como “un nuevo cielo y una nueva tierra” (2 Pedro 3:13). Esto no se refiere a los cielos o a la tierra literales, sino a un nuevo orden de la sociedad civil y religiosa. Los nuevos cielos y la nueva tierra “harán todas las cosas nuevas” porque serán gobernadas por el justo reinado de Cristo y la iglesia glorificada—los miembros de su cuerpo—lo cual está en marcado contraste con los cielos y la tierra presentes, gobernados por Satanás, el “príncipe de este mundo”, cuya influencia “ahora opera en los hijos de desobediencia.” —Juan 12:31; Efe. 2:2

Como Juan vio en una visión “lo nuevo” por venir, también observó que “el mar no existía más” (Apoc. 21:1). La idea aquí no debe de nuevo tomarse literalmente: el “mar” es un símbolo de las masas de gente en una condición inquieta e inestable. ¡Qué cierto ha sido esto de los cielos y la tierra presentes bajo el gobierno de Satanás! En el nuevo arreglo de Dios, sin embargo, el reconstruido orden social será tan equitativo y armonioso que la humanidad ya no será como el mar inquieto y agitado por la insatisfacción. ¡Anhelamos la hora en la que Dios “hará nuevas todas las cosas!”



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba