ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Tres

Seguridades y Alegría para los Fieles

Versículo Clave: “Canta, oh hija de Sion; da voces de júbilo, oh Israel; gózate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén.”
—Sofonías 3:14

Escrituras Seleccionadas:
Sofonías 3:10-14,20

NUESTRO PADRE CELESTIAL es un Dios de orden. Según las Escrituras, en la disposición ordenada de su plan, después del gran “tiempo de angustia”, mencionado en Daniel 12:1, él cumplirá su promesa hecha a Abrahán hace tantos siglos. Dios le dijo, “Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.” —Gén. 12:2,3

Parte de la preparación para este tiempo futuro de bendición es el retorno de los judíos a su tierra y su restablecimiento como nación. Hemos visto estos acontecimientos desplegándose durante el siglo pasado, y las Escrituras indican que tendrá lugar una reunión aun más grande de los judíos a Israel. El profeta Ezequiel profetiza de un tiempo cuando parecerá que Israel “habite confiadamente”, “sin muros.” Esto, sin embargo, tentará a las naciones desde el “norte” a venir y “arrebatar despojos” y “tomar botín” del pueblo y la tierra de Israel. (Ezeq. 38:1-16) En otros lugares, la Biblia habla de este tiempo culminante como “la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso.” —Apoc. 16:14

Habrá éxito parcial para los invasores de Israel, pero el poder de Dios se manifestará entonces: “Después saldrá Jehová y peleará con aquellas naciones.” (Zac. 14:1-3; 12:1-9) En su hora de más profunda oscuridad, Israel reconocerá a su Mesías. “Mirarán al que traspasaron,” y “llorarán”, por el que crucificaron. Dios los aceptará nuevamente en su redil y “derramará sobre la casa de David” “espíritu de gracia y de oración.” (Juan 19:37; Zac. 12:10) Con regocijo, clamarán, “He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado… nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación.” (Isa. 25:9) En armonía con esto, Jeremías profetizó, diciendo: “¡Ah, cuán grande es aquel día!…tiempo de angustia para Jacob [Israel]; pero de ella será librado”, y “servirán a Jehová su Dios.” —Jer. 30:7,9

Tras la aceptación del Mesías por Israel y la victoria de Dios a su favor, se establecerá el reino terrenal de Cristo. No sólo Israel, sino toda la humanidad, entonces tendrán la oportunidad de devolver sus corazones a Dios. Las fuerzas del mal que están en el mundo por causa de Satanás, el autor del pecado, serán eliminadas, porque él será atado. (Apoc. 20:1-3) Habrá una resurrección de los muertos, tal como Jesús prometió: “Vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y… saldrán.” (Juan 5:25,28,29) Pablo añade: “Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.” (1 Cor. 15:21,22) El pensamiento es que los que “oyen” y están “en Cristo”, entrarán en obediencia de corazón a las leyes justas del reino. Todos esos “serán vivificados” y “vivirán”, habiendo alcanzado plenamente la resurrección, o el estar de pie, delante de Dios. ¡Qué oportunidad bendecida aguarda la humanidad!

La profecía de Sofonías cierra con un tema de júbilo y alabanza. (Sof. 3:14-20) Nuestro versículo clave dice que la “hija de Sión” da voces. Esto parece referirse a Israel y al resto de la humanidad—los hijos terrenales del reino. Son “gozosos y se regocijarán para siempre”… “y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento.” —Isaías 65:17-22



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