ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Cuatro

Fe en la resurrección

Versículo Clave: “Mas él les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde le pusieron.”
—Marcos 16:6

Escrituras Seleccionadas:
Marcos 16:1-8

LA VERDAD DE la resurrección de Jesús en el “tercer día” fue atestiguada en tres maneras a sus seguidores. En primer lugar, “un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra” del sepulcro. (Mat. 28:2) La piedra fue quitada porque era un obstáculo para las mujeres fieles que habían venido con especias dulces para embalsamar el cuerpo de su Señor, y los soldados se quedaron paralizados de miedo para no interferir con estas mujeres de su misión de amor. (vs. 4) En segundo lugar, el ángel dirigió su atención a la tumba vacante y a los lienzos plegados, junto con la declaración, “ha resucitado.” (vss. 5,6) En tercer lugar, el mismo Señor resucitado se apareció y habló primero a María Magdalena fuera de la tumba, luego a sus discípulos, y a otros, como descrito por el apóstol Pablo. —Juan 20:11-20; 1 Cor. 15:1-8

Señalamos estos hechos referentes a la resurrección de Jesús porque es una doctrina esencial de la fe cristiana. Tan importante es la enseñanza que el Apóstol Pablo dijo, si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron.” (1 Cor. 15:16-18) Otras Escrituras señalan que la fe en la resurrección está vinculada directamente con la fe en el rescate, y en las promesas abrahámicas. —vss. 21,22; 1 Tim. 2:3-6; Génesis 22:17,18

La resurrección de Jesús proporciona una garantía que Dios cumplirá su promesa de bendecir a todas las familias de la tierra. Fue en vista de esto que Jesús declaró a su Padre como un “Dios de vivos”, no “de muertos.” (Lucas 20:37,38) La resurrección también define la muerte adámica—no como eterna extinción, sino como sueño inconsciente. “En el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.” (Ecl. 9:10) Por lo tanto, Jesús habló de la futura resurrección de los muertos, diciendo: “No os admiréis de esto, porque viene la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz, y saldrán: los que hicieron lo bueno, a resurrección de vida, y los que practicaron lo malo, a resurrección de juicio.” —Juan 5:28,29 La Biblia de las Américas

En relación con esta doctrina, muchos en el mundo cristiano celebran el “Domingo de Pascua”, en conmemoración de la resurrección de Jesús. La palabra “Easter” (Pascua) aparece sólo una vez en la traducción de la Biblia del Rey Jacobo, que es donde debe verterse correctamente como “Pascua”. (Hechos 12:4) Se cree que las iglesias católicas romanas y griegas introdujeron el término “Easter” (Pascua) como una referencia a una conmemoración anual de la resurrección de Jesús, a fin de desplazar a un festival pagano del mismo nombre. Aunque no existe ninguna autoridad bíblica para una celebración “pascual”, o las muchas costumbres que posteriormente se han vinculado con ella, es muy apropiado para los cristianos traer a la mente reverentemente y con alegría la resurrección del Señor, especialmente en esta temporada.

Pablo explica que era necesario que los doce Apóstoles dieran testimonio de su resurrección. No podría haber un mensaje evangélico de esperanza del favor divino para la humanidad a través de un Salvador muerto. La resurrección de Jesús es la prueba de que ha cumplido fielmente la labor que vino al mundo para hacer. Su exaltación a la diestra de Dios nos permite decir con confianza, “ahora Cristo ha resucitado”, y asegura que nuestra fe no es “vana”, sino seguro y firme. —1 Cor. 15:3-22



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