ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Siete

La Fiesta de las Semanas

Versículo Clave: “Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová.”
—Levítico 23:16

Escrituras Seleccionadas:
Levítico 23:15-22

DIVERSAS CEREMONIAS típicas involucrando a la nación de Israel prefiguraron el arreglo de Dios en virtud del cual toda la humanidad finalmente tendrá la oportunidad de salvación. Esto será para reinar con Cristo en el cielo, o ser súbditos de un reino con la perspectiva de vivir en la tierra en un paraíso restaurado.

Después de la Pascua en el 14 de Nisán, como se menciona en nuestra lección anterior, los judíos fueron instruidos a celebrar la Fiesta de los Panes sin Levadura. “Y a los quince días de este mes es la fiesta solemne de los panes sin levadura a Jehová; siete días comeréis panes sin levadura.” —Lev. 23:6

Además, en el 16 de Nisán, el día después de la fiesta de sábado, una “gavilla” o puñado de cebada fue “mecido delante de Jehová.” Esto marcó el comienzo de la cosecha de la cebada, que venía poco antes de la cosecha de trigo más grande. —vss. 9-14

“Y contaréis desde el día que sigue al día de reposo desde el día en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida; siete semanas cumplidas serán.” (vs. 15) Nuestro versículo clave indica que al día siguiente, “después de siete semanas”, no iba a ser una ofrenda de cereal especial dedicado a Dios para la cosecha de trigo de Israel. Esta Fiesta de las Semanas ocurrió cincuenta días después que se presentó la gavilla de cebada.

De gran importancia con respecto a todas estas conmemoraciones por Israel es el hecho de que tenían significado espiritual. El mecer la gavilla de cebada en el 16 de Nisán tipifica la resurrección de Cristo después de su crucifixión. Además, cincuenta días más tarde, cuando las primicias de la cosecha de trigo se presentaron a Dios, dos panes “para ofrenda mecida” fueron “cocidos con levadura” para este propósito. (vs. 17) Estos representan al Rebaño Pequeño y a la Gran Compañía, que se consideran como las primicias de esta Edad Evangélica.

El día de Pentecostés ocurrió cincuenta días después de la resurrección de Cristo y fue manifestado por el derramamiento del Espíritu Santo sobre los creyentes consagrados. (Hechos 2:1-4) Esto marcó el inicio del desarrollo de la fase celestial del reino de Dios. Cristo fue la “primera” de la clase de las primicias. Sin embargo, los miembros de su “cuerpo” que siguen sus pasos y se presentan en sacrificio como ofrenda por el pecado también se incluyen como primicias.

La operación del Espíritu Santo durante esta Edad Evangélica, que comenzó en Pentecostés, tiene el propósito de ayudar a los creyentes consagrados a llevar una vida justa de sacrificio. Se trata de prepararlos para estar asociados con Cristo en el reino de Dios para traer bendiciones y la restauración de la familia humana. El propósito de Dios es que el hombre llegue a estar en armonía con el vivir justo que existía en el Jardín del Edén antes de que entraran el pecado y la muerte como consecuencia de la desobediencia de Adán. —Rom. 5:19

Pedro también habló de una futura operación del Espíritu Santo que se derramaría sobre “toda carne.” (Hechos 2:17) En aquel entonces la humanidad no va a experimentar un cambio de naturaleza de la terrenal a la espiritual, sino que será bendecida grandemente—no habrá más lágrimas, angustia, dolor o muerte. —Apoc. 21:3,4



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