ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Uno

Una novia que vale la pena esperar

Versículo Clave: “Y se llegó también a Raquel, y la amó también más que a Lea; y sirvió a Labán aún otros siete años.”
—Génesis 29:30

Escrituras Seleccionadas:
Génesis 29:15-30

EL MARCO DE circunstancias de nuestra lección se enfoca en la separación de Jacob de su hermano Esaú. Recordamos que Esaú había vendido su “primogenitura” a Jacob por “guiso rojo.” Más tarde, Jacob obtuvo también la bendición principal de su padre Isaac. (Gén. 25:29-34; 27:1-46) Como consecuencia de estos incidentes, Esaú odiaba a su hermano y resolvió en su corazón que le matara después de la muerte de su padre. A través de las providencias anuladoras de Dios, sin embargo, Jacob huyó de su patria, siguiendo las instrucciones de su padre de viajar a la casa de Labán y tomar a una de sus hijas como esposa. Después de instruir a Jacob, Isaac le habló, diciendo: “El Dios omnipotente te bendiga, y te haga fructificar y te multiplique, hasta llegar a ser multitud de pueblos.” —Gén. 28:1-3

A medida que viajaba Jacob, él fue fortalecido por Dios, quien renovó sus promesas a él. Entonces, después de erigir un altar y llamar el lugar “Betel”, o casa de Dios, “Siguió luego Jacob su camino, y fue a la tierra de los orientales.” (Gén. 28:10-22; 29:1) Al llegar a su destino, vio a pastores regando a sus rebaños cerca de un pozo. Descubrió que conocían a Labán. Mientras hablaban, Raquel, una de las hijas de Labán, llegó al pozo. Jacob estaba impresionado por la belleza de Raquel. Al llegar a la casa de Labán, relató su razón de estar allí. Labán sugirió que debiera pagarse un “salario” a Jacob por su trabajo a favor de la familia. —Gen. 29:2-15

Jacob propuso que sirviera a Labán durante siete años por Raquel su hija menor, quien se convertiría luego en su esposa. Labán estaba de acuerdo con esto. Sin embargo, a finales de los siete años, ya que Lea, su hija mayor, aún no estaba casada, Labán se encontró en una posición difícil. Según las costumbres de la época, no era apropiado dar a una hija menor en matrimonio cuando la mayor permanecía soltera. La solución de Labán era dar a Lea, la hija mayor, a Jacob, en lugar de Raquel, lo cual hizo. Jacob no estaba satisfecho con este arreglo, porque amó a Raquel mucho más que a Lea. (vss. 16-26) Entonces se acordó de trabajar otros siete años para ganar a Raquel como esposa, como se indica en nuestro versículo clave.

Diversas figuras se nos presentan en el relato de estos acontecimientos. Con respecto a Jacob y a Esaú, vemos cómo la simiente natural de Abrahán—Israel según la carne, representado por Esaú—fue dado por primera vez la oportunidad de ser el pueblo especialmente escogido y bendito de Dios. Sin embargo, fallaron de recibir la bendición principal de Dios. Como Esaú, Israel natural, aunque pudiera haber heredado las promesas espirituales, prefería más bien las cosas terrenales. La iglesia de la Edad Evangélica, representada por Jacob, aunque se desarrolló más tarde, recibe las mejores bendiciones—las espirituales. —Rom. 9:11,12,30,31

Asimismo, como Raquel era la que Jacob amaba más y era la primera prometida a él, el pacto Abrahámico es aquel bajo el cual se desarrolla la Iglesia, y fue dado por medio de la promesa de Dios antes del pacto de “la ley”. (Gal. 3:8,16-18) Lea, la hija mayor, representaba el arreglo del Pacto de la Ley, que funcionaba antes de la llegada de la simiente de Abrahán por promesa. Por lo tanto, Israel natural fue reconocido primero, siendo llamado “hijos de la carne” y “Israel según la carne” (Rom. 9:8; 1 Cor. 10:18) Sus experiencias fueron usadas por Dios como “figura y sombra de las cosas celestiales”, y de “bienes venideros” a todas las familias de la tierra. —Heb. 8:5; 10:1



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