ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Nueve

Dotado con humildad

Versículo Clave: “Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.”
—Mateo 23:12

Escritura Seleccionadas:
Mateo 23:2-12;
Marcos 12:38-44

EN EL VERSÍCULO clave de hoy encontramos la característica de humildad contrastada con la calidad de orgullo. Nuestras Escrituras seleccionadas señalan el orgullo y la ambición de los escribas y los fariseos, que amaban los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas. De estos Jesús dijo, “Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen.” —Mat. 23:3

En contraste con la vanidad y el engreimiento de estos dirigentes religiosos, leemos consistentemente del carácter humilde de nuestro Maestro. “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.” “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual… se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” —2 Cor. 8:9; Fil. 2:5-8

Aquí tenemos un ejemplo de la relación entre la humildad, el orgullo y la exaltación. Mientras que los escribas y los fariseos se enaltecían debido al orgullo en su puesto, Jesús fue exaltado por Dios por su humildad y obediencia a él. Pablo pasa a decir que Dios exaltó a Jesús hasta lo sumo, y le dio un “nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra… y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” —Fil. 2:9-11

Todos aquellos que por orgullo procuran enaltecerse, lo hacen con un deseo de honor actual. Debemos evitar esta debilidad de la carne, como el Señor Jesús instruyó a sus discípulos: “Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas… para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.” (Mat. 6:2) Nuestra exaltación no es de esperar en esta vida, sino en la siguiente—después que nuestro sacrificio haya sido consumido por completo. “Cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria… Revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo.” —1 Ped. 5:4-6

Jesús dio una lección importante, mediante el ejemplo de un niño pequeño, en cuanto a cómo podríamos recibir una exaltación celestial. “En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos.” —Mat. 18:1-4

Otro ejemplo de alguien dotado con humildad se provee en nuestras Escrituras seleccionadas de Marcos 12:38-44. En este pasaje descubrimos que las “dos blancas” de la pobre viuda era un don más generoso que aquel de todos los ricos, que echaban “de lo que les sobra[ban].” Que nos esforcemos por ser del mismo carácter humilde como ilustrado por la pobre viuda y un niño.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba