ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Ocho

La dedicación del primogénito

Versículo Clave: “Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor.”
—Lucas 2:22

Escritura Seleccionadas:
Éxodo 13:13-15;
Lucas 2:22-32

LA LECCIÓN DE HOY enseña la diferencia entre Jesús y la Iglesia en su posición como primogénitos. En nuestro versículo clave vemos que cada aspecto de la vida de Jesús estaba en consonancia con los requisitos de la Ley Mosaica, porque él era judío y obligado a guardarla. Él dijo, “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.” (Mat. 5:17) Al guardar, y así cumplir, el Pacto de la Ley, Jesús era capaz de poner fin a su servidumbre sobre los israelitas porque, aunque la Ley era perfecta, era imposible que cualquier judío pudiera guardarla como hombres imperfectos.

Encontramos en el relato de Lucas de nuestra lección que los padres de Jesús le trajeron al templo cuando tenía 40 días. Esto estaba de acuerdo con los requisitos relativos a los niños recién nacidos bajo la Ley. (Lev. 12:1-7) El relato dice que había un hombre piadoso llamado Simeón en Jerusalén que había sido asegurado por el poder del Espíritu Santo que antes de morir él vería al Mesías largamente esperado. Llevado por el Espíritu al templo, y teniendo al niño primogénito en sus brazos, bendijo a Dios y declaró, “Han visto mis ojos tu salvación, la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; luz para revelación a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel.” —Lucas 2:25-32

Juan explica que Jesús era esta luz. (Juan 1:9) Él era el “primogénito de entre los muertos”, el Redentor y “la cabeza del cuerpo que es la iglesia,” durante esta Edad Evangélica. (Col. 1:18-23) Jesús será también el liberador de Israel y de toda la humanidad en su reino terrenal venidero. (Rom. 11:25,26) Pablo explica que Jesús fue hecho sacerdote “a semejanza de Melquisedec.” Él “no tiene necesidad cada día… de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.” —Heb. 7:15,26,27

A diferencia de Jesús, que no necesitaba redentor, el primogénito mencionado en nuestras Escrituras seleccionadas fue escogido por Dios para ser santificado por su servicio. (Éxodo 13:2) Más tarde estos primogénitos eran representados por la tribu de Leví. (Num. 3:12) Éxodo 13:13-15 sigue el relato en el capítulo anterior de la noche de la Pascua original, durante la cual el ángel de la muerte pasó por la tierra de Egipto, matando a todos los primogénitos en la tierra, tanto hombre como bestia. Con el fin de proteger a los primogénitos de Israel de esta plaga, Dios instruyó a cada familia a tomar un cordero sin mancha en el décimo día del mes, matarlo en el día catorce, y rociar su sangre en los dos postes y en el dintel de la casa. —Éxodo 12:3-14

Vemos un cuadro hermoso en los acontecimientos de aquella noche como se refieren a los primogénitos. A diferencia de Jesús, estos primogénitos necesitaban protegerse de una muerte asegurada. El cordero de la Pascua, cuya muerte y sangre derramada proporcionaba esta protección, era una figura de Jesús, nuestro Redentor, a quien identifica claramente el apóstol Pablo: “Nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.” —1 Cor. 5:7

Así vemos que “Jesús es la cabeza del cuerpo… el primogénito de entre los muertos” y sus seguidores asidos son “la congregación de los primogénitos.” (Col. 1:18; Heb. 12:23) Finalmente, Pablo afirma que el Hijo de Dios sería “el primogénito entre muchos hermanos.” (Rom. 8:29) Que nos regocijemos de tener ese Redentor poderoso y Dios amoroso.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba