ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Seis

El Día del Señor

Versículo Clave: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo.”
—Éxodo 20:8

Escritura Seleccionadas:
Éxodo 20:8-11; 31:12-17

PARA APRECIAR correctamente el significado del sábado es comprender su origen como parte de los tratos de Dios con Israel. Él adoptó a la nación judía como su posesión especial de todos los pueblos del mundo, declarando, “A vosotros solamente he conocido de todas las familias de la tierra.” (Amós 3:2) Dios hizo con ellos el Pacto de la ley a través de Moisés en el Sinaí. Más tarde les envió a sus mensajeros, los profetas, y finalmente, a su hijo. Ninguna otra nación ha recibido este favor especial de Dios. Cuando los judíos rechazaron a Jesús y él anuló el Pacto de la Ley “que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz”, no se lo ofreció a cualquier otra nación, ni a la Iglesia. —Col. 2:14

Por consiguiente, no depende de nosotros exigir que los líderes del mundo cristiano deban imponer el sábado judío o cualquier otra observancia del sábado. Debemos recordar que los reinos de la tierra están todavía bajo el dominio del “dios de este siglo”, por el permiso de Dios. Por lo tanto, no está ordenando que la humanidad observe un día de reposo especial o cualquier otra característica de la ley mosaica. Los creyentes cristianos no están bajo el Pacto de la Ley, como declara el apóstol, “no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.” —Rom. 6:14

Siendo libres de un arreglo que se basaba en la obediencia perfecta en la carne, debemos estar reconfortados por el pensamiento de que Abrahán, Isaac y Jacob eran aprobados del Señor sin la Ley. Su fe en Dios constituía una obligación de hacer la voluntad divina en la medida de sus capacidades y conocimiento. Lo mismo sucede con nosotros, como seguidores de Cristo. Las Escrituras nos aseguran que hemos sido adoptados en la familia de Dios y hecho participantes de su Espíritu (Rom. 8:15,16) “No anda[r] conforme a la carne, sino conforme al espíritu,” significa que nuestra regla de acción debe ser el amor de ahora en adelante, porque “el cumplimiento de la ley es el amor.” —Rom. 8:1; 13:10

Sobre esta base vemos que Dios está formando un nuevo grupo de personas sacado de todas las naciones, de quien dice el Apóstol, “Vosotros sois… real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido.” (1 Ped. 2:9) Aunque estamos libres de la Ley Mosaica, obtenemos una gran bendición al examinarla, porque reconocemos que era justa, santa y buena. Debemos tratar de apreciar su significado interior y su espíritu, pero con el reconocimiento de que somos justificados por la sangre preciosa de Cristo y no por las obras de la ley.” —Rom. 5:8,9; Gal. 2:16

Por lo tanto, como vemos en el Decálogo captamos la profundidad de su significado. Con respecto al mandato, “Acuérdate del día de reposo”, como israelitas espirituales nos damos cuenta que no estamos bajo la esclavitud de un día. Al contrario, hemos llegado a conocer la intención de este mandato y procurar estar en armonía con su espíritu. Encontramos que el verdadero significado del sábado es el “reposo” de la fe, que se basa en la aceptación de Jesús como nuestro Redentor y hacer una consagración de nuestra voluntad para cumplir la voluntad de Dios. Así, comenzamos a entrar en este reposo. De ahora en adelante, si somos fieles al Señor y permanecemos en su amor, nuestro sábado nunca termina. “Los que hemos creído entramos en el reposo.” —Heb. 4:3

Nuestro “reposo” de la fe debe continuar durante todos los días de la semana. Por lo tanto, es de esta manera que el Israel espiritual guarda el sábado—cada día—descansando en la obra terminada de Cristo, cesando de nuestras propias obras, y de todos los intentos de justificar a nosotros mismos, a través de la Ley. (Heb. 4:10) Para nosotros, cada día debe recordarse, “para santificarlo.”



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba