ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Cinco

Enseñar la Palabra de Dios

Versículo Clave: “Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles; porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad.”
—Hechos 18:9,10

Escritura Seleccionadas:
Hechos 18:1-11, 18-21

TRAS UNA BREVE estancia en Atenas, los dictados providenciales dirigieron a Pablo a Corinto, una ciudad caracterizada por su inmoralidad. Allí conoció a un judío llamado Aquila, y su esposa, Priscila, quienes, como él, eran hacedores de tiendas. Pablo se quedó con ellos mientras ministraba en Corinto. “Y discutía en la sinagoga todos los días de reposo, y persuadía a judíos y a griegos. Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba entregado por entero a la predicación de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo.” —Hechos 18:1-5

Aunque Pablo había seguido su práctica habitual de dar testimonio en la sinagoga, los judíos inconversos oponían enérgicamente sus esfuerzos. Pablo entonces dramáticamente “sacudió su vestido”, y les dijo que de ahí en adelante se enfocaría en llevar el Evangelio a los gentiles. No obstante, Crispo, el principal de la sinagoga, así como muchos otros en Corinto, creían lo que enseñaba y se bautizaron. —vss. 6-8

Como registrado en nuestros versículos claves, el Señor se apareció a Pablo en una visión de la noche y le dio seguridades de que tendrían éxito en Corinto. Dios prometió que no sufriría daño, y que debía seguir predicando a Jesucristo porque había muchos en la ciudad que llegarían a ser creyentes.

A pesar del hecho de que Corinto fue caracterizada por la frivolidad y el comportamiento licencioso, ella produjo significantes resultados espirituales. A diferencia de otras ciudades que Pablo había visitado, muchos de los habitantes de Corinto apreciaban el ministerio de Pablo. Como resultado, pasó dieciocho meses allí “enseñando la Palabra de Dios” y fortaleciendo a los hermanos. —vs. 11

Probablemente hacia el final de la estancia de Pablo en Corinto, Galión pasó a ser el procónsul de la región de Acaya. Creyendo que estaría a favor de ellos, los judíos trajeron a Pablo ante el tribunal allí y lo acusaron de promover el culto de Dios contrario a la ley judía. Galión, sin embargo, señaló que esta situación no estaba bajo su jurisdicción en lo que se refiere a la religión de ellos, por lo que desestimó el caso. Cuando Pablo finalmente partió de Corinto, Priscila y Aquila decidieron viajar con él hasta Éfeso. Dejándoles allí, él regresó a Jerusalén y luego a Antioquía. —vss. 12-22

Observando las condiciones actuales de la humanidad, como lo eran en los días de Pablo, sigue siendo un “rebaño pequeño” que será atraído por el mensaje acerca del reino de Dios. Como creyentes consagrados, somos invitados a seguir las huellas de Cristo dando testimonio de la verdad a todos aquellos que están dispuestos a escuchar el mensaje. No debemos desanimarnos si los resultados de nuestros esfuerzos sean escasos. El Padre Celestial está supervisando todo el proceso, que concluirá cuando la esposa del Cordero “se ha[ya] preparado.” (Apoc. 19:7) Perseveremos en hacer la obra del Señor, estando seguros de que los arreglos de Dios están procediendo de acuerdo con su voluntad. “Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!” —1 Cor. 9:16



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba