ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Dos

Dios No Hace Diferencia

Versículo Clave: “Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones.”
—Hechos 15:8,9

Escritura Seleccionadas:
Hechos 15:1-19

AUNQUE LA oportunidad de formar parte del cuerpo de Cristo fue ofrecido a Israel primero, como una nación fallaron de aceptar a nuestro Señor como su rey y él fue crucificado. No obstante, había un remanente de judíos que creían que él era el Mesías prometido. Así, comenzando con el día de Pentecostés, después de que Cristo había ascendido a su Padre, el Espíritu Santo descendió sobre sus seguidores asidos. Posteriormente, otros judíos creyeron, se arrepintieron, y recibieron el bautismo en agua “en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados.” Ellos también recibieron el don del Espíritu Santo. —Hechos 2:38

Dado que era la voluntad de Dios que todas las naciones comprendieran y apreciaran la proposición de la salvación proporcionada a través de la muerte sacrificial de Jesucristo, eventualmente el mensaje del Evangelio se extendió a tierras paganas. Después de regresar de una gira misionera, Pablo y Bernabé contaron los resultados de sus esfuerzos a los hermanos en Antioquía. Mientras estaban allí, “Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos. Como Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y contienda no pequeña con ellos, se dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de ellos, a los apóstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestión” —Hechos 15:1,2

Los hermanos de Antioquía deseaban una resolución a este asunto y decidieron que Pablo, Bernabé y otros de su número debieran reunirse con los apóstoles y los ancianos en Jerusalén para aclarar si los creyentes que anteriormente eran gentiles fuesen obligados a observar el rito de la circuncisión, así como diversas características de la ley mosaica. Pablo fue voluntariamente a Jerusalén junto con otros, creyendo que si los hermanos renunciaran la enseñanza de que los gentiles debieran circuncidarse, esto silenciaría a los judaizantes. —vss. 3-6

Tras una discusión vigorosa del asunto, Pedro se dirigió a los asistentes de este concilio en Jerusalén. Afirmó, como registrado en nuestro versículo clave, que Dios no hace ninguna diferencia entre los creyentes que eran dedicados completamente a él y habían recibido el Espíritu Santo, independientemente de su origen o procedencia.

Después de discutir el asunto con detenimiento, los apóstoles y los ancianos determinaron que los conversos gentiles no necesitaban circuncidarse, y sólo recomendaron y concordaron en que se abstengan de cosas contaminadas por los ídolos, de fornicación, de lo estrangulado, y de sangre. Además, una carta de saludo, junto con el resultado de las deliberaciones en Jerusalén fue enviada a los hermanos de Antioquía. —vss. 22-29

No hay ningún concilio en Jerusalén hoy en día donde los hermanos pueden discutir y resolver diferencias en un foro público que incluye a los apóstoles. No obstante, un aprecio de que todos los que han sido bautizados en la muerte de Cristo, sin importar su raza, idioma, origen étnico o género, son parte de la simiente de Abrahán debe ayudar grandemente en la resolución de diferencias entre los hermanos, si prevalece un espíritu de buscar la voluntad de Dios. —Gal. 3:27-29



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