ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Dos

Una Decisión de Ser Justo

Versículo Clave: “Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Mejorad vuestros caminos y vuestras obras, y os haré morar en este lugar.”
—Jeremías 7:3

Escritura Seleccionadas:
Jeremías 7:1-15

AUNQUE DIOS tiene muchos atributos, la justicia es un principio fundamental sobre el cual él trata con todos los seres inteligentes. Las Escrituras dan testimonio en cuanto al Padre celestial que “justicia y juicio son el cimiento de tu trono.” —Sal. 89:14

Antes de la caída de Judá a Babilonia, Jeremías fue encargado por el Señor de entregar un mensaje a los habitantes de Jerusalén en la puerta del templo. (Jer. 7:1,2) En las palabras de nuestro versículo clave, el profeta declaró que Dios no traería el juicio prometido si Judá se arrepintiera con palabras y hechos.

“No fiéis en palabras de mentira, diciendo: Templo de Jehová, templo de Jehová, templo de Jehová es este. Pero si mejorareis cumplidamente vuestros caminos y vuestras obras; si con verdad hiciereis justicia entre el hombre y su prójimo,” continuó Jeremías, “Os haré morar en este lugar…para siempre.” —vss. 4,5,7

La profundidad de la conducta injusta de Judá incluyó el maltrato de los más débiles e indefensos de la sociedad, actos de asesinato, adoración idólatra, y adulterio. A pesar de que estas prácticas deplorables eran rampantes en toda la nación, Dios estaba dispuesto a ofrecer misericordia debido a su gran amor, si el pueblo había demostrado un verdadero espíritu de penitencia. Lamentablemente, los judíos ignoraron el mensaje de Dios para ellos a través de Jeremías. En su lugar escucharon a falsos profetas, que los animaron a creer que la participación en los distintos ritos y obligaciones abominables relacionados con la adoración en el Templo se les diera inmunidad del castigo anunciado por su maldad. —vss. 6-11

Antes de la erección del Templo en Jerusalén durante el reinado de Salomón, el centro de culto religioso estaba en Silo, donde el tabernáculo de reunión y el altar de Dios permanecían durante muchos años. Sin embargo, debido a la iniquidad de Israel, Silo fue destruida, aunque el Arca del Pacto había residido en la misma ubicación. (Sal. 78:58-60) La lección de Silo, por lo tanto, fue dado por el profeta Jeremías como un ejemplo de cómo Dios traería un juicio semejante contra el pueblo de Judá en Jerusalén, porque el pueblo pasaba por alto la palabra de Dios, que los exhortaba a arrepentirse de sus malos caminos. —Jer. 7:12

Después que Jeremías terminó de pronunciar las palabras del Señor a las puertas del templo, Dios le informó a no orar por las personas que continuaron en su abominable adoración idólatra y rehusaron de recibir corrección. Su obstinación resultaría en una terrible matanza, y finalmente, la tierra sería dejada desolada. —vss. 16-34

Desde el momento en que Israel fue conquistado por Babilonia, y mucho antes de la primera venida de Cristo cuando él se ofreció a los judíos como su Rey, ellos han estado constantemente bajo la dominación de las potencias extranjeras, hasta mediados del siglo XX. Incluso hoy en día, después de que se restablecieron en su propia tierra, como pueblo soberano, los países que los rodean son en general opositores hostiles, con un afán de destruirlos.

Estamos agradecidos, sin embargo, que en virtud de las disposiciones del Nuevo Pacto, Israel estará en paz finalmente. Con la ley de Dios inscrita en los corazones del pueblo judío, volverán completamente al favor divino, caminarán en los caminos de Dios y experimentarán bendiciones duraderas. —Jer. 31:31-34



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