ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Uno

Nuestro Redentor Viene

Versículo Clave: “Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice Jehová.”
—Isaías 59:20

Escritura Seleccionadas:
Isaías 59:15-21

DURANTE LOS tiempos del Antiguo Testamento, las Escrituras revelan que la nación de Israel fue favorecida especialmente para recibir las bendiciones de Dios basado en la obediencia a sus leyes. En vista de su mala conducta y la falta de reverenciar al Padre celestial, Israel fue castigado severamente, siendo afligido por sus enemigos varias veces, hasta que Dios levantó a jueces para liberarla de estos adversarios. Posteriormente, ella experimentó sujeción al dominio gentil durante varios siglos comenzando con Babilonia.

Finalmente, el pueblo judío fue dispersado a tierras extranjeras cuando Jerusalén fue sitiada y su templo fue destruido en el siglo I D.c. Dios, a través del profeta Amós, había dicho: “Oíd esta palabra que ha hablado Jehová contra vosotros, hijos de Israel, contra toda la familia que hice subir de la tierra de Egipto. Dice así: “A vosotros solamente he conocido de todas las familias de la tierra; por tanto, os castigaré por todas vuestras maldades.” —Amos 3:1,2

El libro de Isaías contiene muchas profecías que enumeran los juicios de Dios sobre Israel, pero además predice su arrepentimiento y restauración en el futuro reino bajo el dominio de Jesucristo, su Mesías. Durante el ministerio de Isaías, él confesó los pecados de Israel como si fueran los suyos, reconociendo la injusticia, la ceguera, la rebelión y las repetidas mentiras del pueblo. (Isa. 59:9-15) Vale la pena darse cuenta de que por causa del pecado, lo que es verdad de Israel también se aplica a toda la raza humana. —Rom. 3:23

Desde la perspectiva divina no había ningún pecador en la tierra que pudiera interceder a favor de Israel para rescatar a aquella nación. Sin embargo, nuestro misericordioso Padre celestial proporcionó el medio por el cual Israel y todos los de la humanidad caída podrían ser recuperados de la depravación y de la muerte. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” —Juan 3:16

En relación con el mecanismo por el cual el pecado y la injusticia se eliminarán, el “brazo” de Dios, en el personaje de Cristo Jesús, se representa como un guerrero que llevará “la justicia como coraza”, un “yelmo de salvación”, y “ropas de venganza por vestidura” para erradicar el mal antes del comienzo del reino de bendiciones y de paz durante el reinado del Mesías. A pesar de que Israel en conjunto rechazó a Cristo durante su ministerio terrenal y ha sido perseguido por enemigos gentiles desde aquel momento, las Escrituras aseguran que serán liberados del peligro como consecuencia del arrepentimiento y reconocimiento de Jesucristo como su Salvador y Redentor. —Isa. 59:16-19

Nuestro versículo clave afirma la restauración de Israel al favor de Dios cuando el Nuevo Pacto esté en vigor y el espíritu de Dios se derrame sobre toda carne. Asociada con Cristo en esta obra de bendecir a Israel y a los otros miembros dispuestos y obedientes de la familia humana será la iglesia, que reinará con el Señor en el establecimiento de un gobierno de justicia.

Qué bendito privilegio es para nosotros como seguidores asidos del Maestro darnos cuenta de que la fidelidad a Dios en nuestra jornada cristiana actual nos capacitará a participar en este maravilloso programa de erradicar el mal que ha plagado a la humanidad desde que Adán pecó en el jardín de Edén.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba