ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Cuatro

Dios Toma Medidas Contra el Pecado

Versículo Clave: “Y dijo: ¿Qué ves, Amós? Y respondí: Un canastillo de fruta de verano. Y me dijo Jehová: Ha venido el fin sobre mi pueblo Israel; no lo toleraré más.”
—Amos 8:2

Escritura Seleccionada:
Amos 8:1-6,9,10

NUESTRO EXAMEN de la profecía de Amós concluye con la lección de hoy. En nuestro versículo clave, el profeta ve ante él una canasta de frutas de verano muy maduras las cuales no vale la pena conservar. Esta es una ilustración apropiada de la nación de Israel, pues habían violado su pacto con Dios en varias ocasiones. Los había llamado su nación escogida, pero se habían dirigido a la adoración de los ídolos. Ya no serían preservados, puesto que había llegado el momento de ser destruidos como nación.

Como nación, Israel de hecho fue cortado menos de dos siglos después de la época de Amós. Aún así, se les daría una última oportunidad de seguir siendo el pueblo escogido de Dios al aceptar al Mesías cuando llegó. Sin embargo, perdieron aquella oportunidad también cuando rehusaron aceptar a Jesús como el rey prometido de Israel. Jesús lamentó su rechazo unos cuantos días antes de su crucifixión: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! He aquí vuestra casa os es dejada desierta.” —Mat. 23:37,38

Jesús estaba en completa armonía con su Padre celestial. Él declaró, “El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón.” (Sal. 40:8) Sabía del amor de su padre por Israel, y los amó también, a pesar de su rechazo de él. Muchos han leído las profecías acerca de Israel y no han captado el tierno amor hacia Israel compartido por Dios y Jesús. Millones han llegado a la conclusión de que los mismos profetas de Israel condenaron a Israel, a la mayoría del mundo de la humanidad y la tierra a la destrucción total. Tal pudiera ser una suposición lógica si terminaríamos las profecías de la Biblia antes de tener en cuenta sus conclusiones.

Muchos profetas han declarado que mucha angustia y destrucción vendrían sobre Israel y sobre el mundo, pero luego hablan de bendiciones subsiguientes. Por ejemplo, en la profecía de Sofonías, Dios habla de su “ira” y del “fuego” de su “celo”, pero inmediatamente dice que después de este período de angustia, “devolveré yo a los pueblos pureza de labios, para que todos invoquen el nombre de Jehová, para que le sirvan de común consentimiento.” (Sof. 3:8,9) Este es sólo un ejemplo de las bendiciones prometidas por los profetas de Israel después de profetizar acerca de la destrucción.

Amós también declara que esta destrucción por pecados repetidos no es el fin de Israel en los planes de Dios. El declara, “En aquel día [después del período de su desolación como nación] yo levantaré el tabernáculo caído de David,… y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado.” Santiago cita esta profecía en Hechos 15:13-18 como prueba del papel de Israel en el plan de Dios “desde tiempos antiguos.”

El Apóstol Pablo también enfatizaba con frecuencia el papel de Israel en el plan de Dios. Él dijo con respecto a Israel y su pueblo: “Les ha sido confiada la palabra de Dios;” “No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció;” “La ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo.” (Rom. 3:2; 11:2; Gal. 3:24). La conclusión de Pablo con respecto a Israel es que, a pesar de que sus fracasos les causaron endurecimiento, esto será eliminado y ellos serán recuperados, cuando reconozcan a su Mesías y se establezca su reino. —Rom. 11:25-27



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