ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para 8 de febrero

Sirviendo a los Prójimos, Sirviendo a Dios

Versículo Clave: “¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.”
—Lucas 10:36, 37

Escritura Seleccionada:
Lucas 10:25-37

HACIA EL FINAL del ministerio terrenal de Cristo, experimentó mayor oposición de parte de los gobernantes más prominentes de Israel. Ellos procuraron desacreditarlo de toda forma posible debido a su popularidad entre la gente común.

En una ocasión, un abogado que era experto en las enseñanzas de la Ley de Moisés trató de atrapar al Maestro al entablar una conversación con él. “Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.” —Lucas 10:25-27

Entonces nuestro Señor afirmó que la respuesta del abogado estaba correcta y añadió que, si él guardara la ley, obtendría la vida. Esta respuesta colocó a su interrogador en una posición difícil, porque aunque los escribas y los fariseos aseveraban externamente que guardaban la Ley, como seres humanos era imposible que lo hicieran perfectamente. Sin embargo, en un intento de justificarse a sí mismo, el abogado preguntó á Jesús, quién constituía su prójimo. —vss. 28,29

Jesús respondió a esta pregunta al relatar una parábola. Se trataba de un hombre que viajó a Jericó, y en el camino fue atacado por ladrones que también lo dejó medio muerto. Un sacerdote y un levita judíos pasaron por la víctima sin prestarle servicio alguno. Luego, un samaritano vino y, lleno de compasión, le prestó al herido los primeros auxilios. Él lo llevó a una posada e hizo provisiones por su cuidado hasta que hubiera recuperado suficientemente para volver a casa. —vss. 30-35

En nuestros versículos claves, Jesús preguntó cuáles de los individuos en la parábola se habían demostrado como el prójimo del hombre que fue atacado por los ladrones. Cuando el abogado respondió que fue el que mostró misericordia hacia la víctima, Cristo le dijo que debería hacer lo mismo.

Esta lección ilustra el principio que el amor es el cumplimiento de la Ley, en lugar de albergar una actitud de superioridad profesa sobre los demás. —Rom. 13:10) El samaritano de la parábola anterior era un extranjero en lo que respecta a los judíos, pero era él quien demostró la calidad de misericordia exigida de todos los que resultarían aceptables a Dios.

Como creyentes que procuran manifestar conducta santa, debemos reconocer que los actos de bondad y servicio, especialmente a los miembros del cuerpo de Cristo, son expresiones de la misericordia del Padre celestial hacia nosotros. —Gal. 6:10) Cuando demostramos actos de bondad a favor de otros, estamos imitando al Padre celestial. Es su abundante misericordia que proporcionó nuestra redención y la invitación de convertirnos en miembros de su familia divina. “Alabad á Jehová, porque es bueno: porque su misericordia es para siempre.” —Salmos 136:1



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba