ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para 11 de enero

Jesús Ora por los Discípulos

Versículo Clave: “Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.”
—Juan 17:21

Escritura Seleccionada:
Juan 17:6-21

NUESTRO SEÑOR INVITÓ a los que serían sus discípulos a seguirle, afirmando: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.” —Mat. 16:24) Si lo hemos hecho el objetivo principal de nuestra vida, sabemos que esto requiere que demos nuestro todo diariamente en el servicio al Señor y, como sus discípulos, debemos llevar nuestra cruz de sacrificio y de sufrimiento. Si, en estas cosas, seguimos fielmente las huellas del Maestro, Dios ha prometido una recompensa, según las palabras de Pablo: “Si sufrimos, también reinaremos con él.” —2 Tim. 2:12

Jesús dio su vida por sus amigos, sus enemigos, y el mundo entero. Antes de ofrecer una oración a favor de sus discípulos, tal como figura en nuestra lección, había hecho esta importante declaración: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.” —Juan 13:34) El Apóstol Juan proporcionó posteriormente una declaración aún más concreta y práctica de este mandamiento, diciéndonos que “debemos poner nuestras vidas por los hermanos.” —1 Juan 3:16) Esta declaración se remonta a la aplicación del amor divino, como se demostró en la vida y en la muerte de Jesús. En obediencia a Jesús, y bajo la influencia guiadora de la unción del Espíritu Santo, los discípulos comenzaron en el Pentecostés la obra de entregar sus vidas en el servicio y por el amor de los hermanos. —Juan 16:13; Hechos 2:1-4

En nuestra lección, tomamos nota de las palabras de la oración de Jesús a sus discípulos: “Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son.” —Juan 17:9) Observamos aquí que Jesús no estaba orando por la humanidad en general en ese momento porque sabía que la obra de la Edad Evangélica no sería para la conversión del mundo—esto sería la obra del reino. Más bien, Jesús oró por “ellos”—sus discípulos, especialmente los once, que pronto serían “enviados”, como apóstoles. En el versículo 20, vemos que la oración de Jesús también incluiría a sus fieles seguidores a través de toda la edad actual. “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos.” Él oraba por todos los que serían sus seguidores asidos a través de la edad, porque sabía que los tiempos de pruebas y de experiencias duras sobrevendrían a cada uno de ellos. —Mat. 5:10-12; Juan 15:18-20

El propósito de Dios durante la edad actual ha sido la selección de un pueblo por su nombre. —Hechos 15:14; Heb. 3:1; 2 Tim. 1:9) El objetivo de este llamamiento es encontrar un grupo de más que vencedores que serán coherederos con Jesús en su reino venidero. Por esta razón leemos, “No son de este mundo.” —Juan 17:16) El siguiente versículo identifica cómo estos se preparan para su futuro trabajo. Jesús oró, “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.” —vs. 17) Aquí el Señor pidió que su padre “santificara”—pusiera aparte del mundo—a aquellos que aceptan el llamamiento de la Edad Evangélica, a fin de que puedan estar plenamente preparados para la obra futura del reino. Esta puesta aparte completa significa ser “fiel hasta la muerte.” —Apoc. 2:10) Esto no significa la perfección de cada pensamiento, palabra o acción en la vida, puesto que actualmente es imposible en nuestro estado carnal caído. Sin embargo, sí significa, que estos deben alcanzar perfección en la intención del corazón. —Sal. 19:14

Esto es lo que nos conduce a la unicidad de la que se habla en nuestro versículo clave. Esforcémonos por tener la misma mente, deseo y disposición de nuestro Maestro, lo que le permitió ser uno con su padre, y hacer su voluntad en cada circunstancia y experiencia de la vida.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba