ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para 19 de octubre

La Esperanza Se Queja

Versículo Clave: “En cuanto a mí, a Dios clamaré; y Jehová me salvará.”
—Salmos 55:16

Escritura Seleccionadas:
Job 24:1, 9-12, 19-25

A FIN DE comprender lo que se entiende por las palabras de David en nuestro versículo clave regresamos al versículo 15, que dice: “Condenados sean á muerte, desciendan vivos al infierno.” En este momento, tenemos que examinar de cerca el uso de la palabra “infierno.” La palabra infierno, tal como aparece en este versículo y en la totalidad del Antiguo Testamento, es una traducción de la palabra hebrea seol, y simplemente significa la condición de muerte o el sepulcro.

Tanto la gente buena como la mala va a seol—la condición de muerte. Jesús fue allí. David habló de él proféticamente: “No dejarás mi alma [ser] en el infierno.” (Sal. 16:10) A esto Isaías añade, también hablando proféticamente de Jesús, “El derramó su alma hasta la muerte.” (Isa. 53:12) En el Nuevo Testamento Pedro, cuando habla de la resurrección de Jesús de entre los muertos, citó el Salmo 16:10, diciendo: “Que no dejarás mi alma en el infierno, ni darás á tu Santo que vea corrupción.” (Hechos 2:27) La palabra griega traducida aquí “infierno” es hades. Ya que este pasaje es una cita directa de los Salmos, entendemos que la palabra hades en el Nuevo Testamento es el equivalente exacto de la palabra hebrea seol en el Antiguo Testamento. De hecho, Jesús murió y pasó parte de tres días en el sepulcro—el infierno de la Biblia—y luego fue resucitado por la poderosa fuerza de Dios. —véase Jonás 1:17; 2:1,2; Mat. 12:40

Volviendo a nuestra lección en el Salmo 55:15, vemos a David observando las obras de los malos. Él ora que mueran pronto, y por lo tanto dejen de hacer el mal. Como hemos visto, la palabra seol no tiene ningún pensamiento de fuego o de tormento en la muerte, sino que simplemente significa el olvido, o la cesación de la vida. Con este punto de vista, podemos entender que la oración de David hacia sus enemigos, los opositores de la justicia, fue apropiada y de acuerdo con la ley de Dios.

Si David hubiera orado que sus enemigos fueran a un lugar de tortura eterna, esto se habría mostrado una condición inapropiada de corazón de su parte. De hecho, es algo totalmente ajeno a la naturaleza de nuestro amoroso Padre Celestial incluso de concebir de tal lugar. El Apóstol Pablo parecía tener la misma mente que David sobre este tema. El dijo, “¡Ojalá se mutilasen los que os perturban!” (Gal. 5:12) En otras palabras, que vayan rápidamente hacia abajo en la muerte para que sus malos pensamientos y caminos puedan cesar. Dios mismo dijo en cuanto a aquellos que hicieron grandes abominaciones, “Cuando lo vi las quité.” —Eze. 16:50

La clave para entender todas estas declaraciones, en las que se expresa el deseo de que los enemigos de Dios mueran, se encuentra en el hecho de que la prueba y el juicio de la humanidad no está en esta vida presente con todas sus condiciones desfavorables. El tiempo para el juicio del mundo es la era mesiánica venidera, cuando todos conocerán la misericordia y la verdad de Dios bajo condiciones favorables. (Jer. 31:34; Sal. 136:1-12) Pablo dijo que Dios “ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón [Jesús] a quien designó, dando fe [confianza, seguridad] a todos.” —Hechos 17:31

Todos los hombres han pecado y están sujetos a la muerte. Por lo tanto, todos van al olvido, al sepulcro, al seol, hades—el infierno de la Biblia. Job expresó pensamientos semejantes en estas palabras, “La sequía y el calor arrebatan las aguas de la nieve; así también el Seol a los pecadores.” (Job 24:19) Alabado sea Dios, sin embargo, que “Cristo Jesús… se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.” (1 Tim. 2:6) Que estemos siempre agradecidos a Dios quien “en la mañana” rescatará a la humanidad del olvido, de acuerdo con su propia preciosa promesa. —Sal. 30:5



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba