ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Tres

Superando la Tentación

Versículo Clave: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.”
—1 Corintios 10:13

Escritura Seleccionadas:
1 Corintios 10:12-22

A PRIMERA vista, cuando leemos las palabras de nuestro versículo clave tocante a la tentación, pudiéramos tener la impresión de que Dios es la fuente de los atractivos que engañan a uno o inducen a alguien a hacer el mal. Sin embargo, sabemos que esto no puede ser el pensamiento correcto basado en las palabras de Santiago 1:13. Este versículo dice: “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie.” Dios no tiente “con el mal.” Otro significado de la palabra “tentación” es “probar”. Es en este sentido que se habla de la tentación en nuestro versículo clave. Dios, en efecto, sí nos prueba y permite que las experiencias difíciles nos lleguen. Él incluso supervisa estas cosas, como se desprende de nuestro texto. No obstante, en nada de esto, él nunca nos induce hacia el pecado.

Satanás es el verdadero tentador de la humanidad hacia el mal, tratando de atraparnos en caminos equivocados y conducta malvada. También es el enemigo de los seguidores de Cristo, e intenta traernos bajo su influencia a través de nuestra naturaleza humana caída. Sin embargo, como podemos ver en las palabras de nuestro texto, el Padre celestial está cuidando de nosotros continuamente. Él nos ayudará a evitar las caídas si somos sumisos a sus dictados y nos esforzamos por complacerle en todas las cosas.

Para vestirnos del carácter de Cristo, se requiere que transformemos nuestras mentes de lo carnal a lo espiritual. Esta transformación exige mucho en la forma de pruebas, y a veces incluye “pruebas de fuego”, para que nuestra fe y la profundidad de nuestra consagración puedan ser comprobadas plenamente ante Dios. Esto debe acompañarse con la comprensión de que no hay nada de valor eterno en esta tierra y nada en nuestra carne que debemos desear. Pablo dijo, “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.” —Col. 3:2

En el siguiente versículo se nos dice que nuestra “vida está escondida con Cristo en Dios.” (vs. 3) Nuestra vida “está escondida con Cristo” en el sentido de que el plan del Padre celestial con respecto a nuestra prueba se está llevando a cabo sobre la base del mérito del rescate de Cristo, que nos ha justificado. Por la gracia de Dios “nos hizo aceptos en el Amado.” (Ef. 1:6) Siendo aceptos, por lo tanto, podemos reclamar la promesa: “Ahora somos hijos de Dios.” (1 Juan 3:2) En el siguiente versículo, Juan continúa: “Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.” Para sacar provecho apropiadamente de las pruebas de las cuales se habla en nuestro texto de apertura y para resistir las tentaciones del enemigo hacia el pecado, debemos purificar nuestros corazones y nuestras mentes continuamente, limpiando nuestra conducta y teniendo en cuenta la “doctrina de Cristo.” —2 Juan 9

Existe una relación directa entre la fidelidad bajo prueba, y la participación con nuestro Señor Jesucristo en su reino futuro para bendecir a la familia humana. Es por nuestras pruebas en el tiempo presente que estamos aprendiendo a ser sumos sacerdotes misericordiosos y compasivos. Se requerirá mucha misericordia y compasión en la próxima edad a medida que la humanidad sea llevada a la perfección de mente, de corazón y de carácter. Por lo tanto, para el pueblo consagrado del Señor hoy en día, nada menos que nuestros mejores empeños para ser santos, y de tratar de quitar las debilidades de la carne, será aceptable a los ojos de Dios.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba