ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Dos

El Amor Edifica

Versículo Clave: “Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles.”
—1 Corintios 8:9

Escritura Seleccionadas:
1 Corintios 8

EL AMOR se define más claramente en las Escrituras por sus acciones. La Biblia habla de los actos de bondad, del dar limosnas a los necesitados, y de la buena voluntad general entre los hombres. Incluso entre las personas del mundo, muchos son conmovidos genuinamente por causas benéficas y como resultado actúan con generosidad. Se nos recuerda del discurso del Apóstol Pablo sobre el tema del amor, como demostrado en las palabras, “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece… no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser.” —1 Cor. 13:4, 6-8

En la lección de hoy, que proviene de 1 Corintios 8, el Apóstol Pablo usa un ejemplo de su día para ilustrar la importancia del amor. Bajo el antiguo Pacto de la Ley, los judíos recibieron la orden de observar ciertas ordenanzas con respecto al alimento. En particular, algunos alimentos eran prohibidos de comerse. Pablo explicó que una vez que un seguidor de la Ley entrara en Cristo, ya no debiera seguir estas reglas. Ahora era libre de esta “servidumbre” y gozaba de la “libertad en Cristo.” Sin embargo, como dice Pablo en el versículo clave, esta libertad no debería usarse para tropezar a otros si fuera posible. En tales casos, el amor es el factor predominante. Como él dice en el primer versículo, “El conocimiento envanece, pero el amor edifica.”

La importancia del amor para el seguidor de Cristo no se puede exagerar. A fin de tener tal disposición cada día, debemos ser diligentes en “llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.” (2 Cor. 10:5) En la medida que nos esforzamos en mantener nuestros corazones y pensamientos obedientes al ejemplo de amor de Cristo, no habrá espacio para guardar malos pensamientos hacia los demás. Para alcanzar un nivel tan alto se requiere mucho esfuerzo y práctica. Pablo nos dice: “Procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres.” —Tit. 3:8

Como hijos de Dios, el desarrollo del amor no sólo debe considerarse nuestra primera responsabilidad y privilegio, sino también algo continuo y diario de nuestro camino. De hecho, será la culminación de nuestros privilegios en este lado del velo. Por lo tanto, debemos mantener ante nuestras mentes y ante nuestros corazones tales exhortaciones como: “Permanezca el amor fraternal” y “Honrad a todos. Amad a los hermanos.” (Heb. 13:1; 1 Ped. 2:17) El amor fraternal tiene en su núcleo la calidad de amistad, por lo que también se nos recuerda que “En todo tiempo ama el amigo.” (Prov. 17:17) A medida que nuestras mentes se enriquecen en estos importantes principios de amor, nos daremos cuenta de que nuestras palabras y acciones también deben ser las de amor, bondad y consideración hacia todos, “mayormente a los de la familia de la fe.” —Gal. 6:10

En el libro de Judas, leemos: “Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe.” (vs. 20) Esto es muy importante, ya que indica que nuestro carácter, encarnado en la calidad de amor, debe ser “construido” en una base firme de fe, la “fe que ha sido una vez dada a los santos.” (vs. 3) Así capacitados, debemos seguir obedientemente las palabras de nuestro Señor, “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: amarás a tu prójimo como a ti mismo.” —Mat. 22:37-39



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba