ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para 22 de junio

Esperanza de un Día Nuevo

Versículo Clave: “Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.”
—Zacarías 4:6

Escritura Seleccionadas:
Hageo 2:20-23;
Zacarías 4:5-14

A MEDIDA QUE EL profeta Hageo se envejecía, su sucesor llegó a la escena para seguir dando el mensaje de Dios para la reconstrucción del templo del Señor. Zacarías era un hombre joven cuando regresó a Jerusalén de la cautividad babilónica bajo el gobernador actual, Zorobabel. En nuestro versículo clave, junto con las palabras del versículo 9, escuchamos la declaración de Dios de que el templo sería completado por Zorobabel, pero no por su fuerza, ni la del monarca persa, ni por ninguna otra potestad terrenal. Las palabras de Zacarías eran claras de que la obra sería terminada por el espíritu de Dios mismo.

Las primeras palabras proféticas de Zacarías a Israel tenían que ver con el mal proceder de sus padres, que había conducido al desagrado y al castigo de Dios. (Zac. 1:1-6) Esas palabras, sin embargo, fueron seguidas por las palabras de consuelo a Jerusalén y la promesa de terminar la casa que habían comenzado: “Por tanto, así ha dicho Jehová: Yo me he vuelto a Jerusalén con misericordia; en ella será edificada mi casa, dice Jehová de los ejércitos, y la plomada será tendida sobre Jerusalén. Clama aún, diciendo: Así dice Jehová de los ejércitos: Aún rebosarán mis ciudades con la abundancia del bien, y aún consolará Jehová a Sion, y escogerá todavía a Jerusalén.” —vss. 16, 17

Zorobabel era un príncipe entre el pueblo y del linaje de David. Sí finalizó la reconstrucción del templo, como Dios había dicho, pero no estaba literalmente superior a la primera casa, como Hageo había profetizado. (Hag. 2:9) Claramente Dios estaba hablando de una casa antitípica que sería mayor, y esta casa se nos revela como el Cristo, cabeza y cuerpo, el templo espiritual de Dios. En Zacarías 4:1-4, el contexto de nuestro versículo clave, se nos describe un candelabro y dos árboles de olivo. Referencia a estos también se encuentra en Apocalipsis 11:4. Estas Escrituras también señalan un mayor templo espiritual que finalmente traerá el prometido día nuevo del reino del Mesías.

Notamos también la declaración profética de Hageo concerniente al trastorno del “trono de los reinos,” (Hag. 2:22) seguido por estas palabras: “En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, te tomaré, oh Zorobabel hijo de Salatiel, siervo mío, dice Jehová, y te pondré como anillo de sellar; porque yo te escogí, dice Jehová de los ejércitos.” (vs. 23) La presentación de un anillo de sello indica gran poder y autoridad para el que lo llevaba. Durante la presente edad, es sólo a los seguidores asidos de Jesús que se da el “sello” de la promesa de filiación, que contiene esperanza de un día nuevo, y de ser parte del templo espiritual de los fieles hasta la muerte. “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.” —Rom. 8:14-17

El Espíritu de Dios fue, en efecto, el instrumento utilizado por Zorobabel. Del mismo modo, su Espíritu se pone en vigor para bendecir a todos en su reino, como todos los santos profetas habían anunciado: “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne.” (Joel 2:28) ¡Qué privilegio para nosotros ver esta esperanza de un día nuevo!



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba