ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para 11 de mayo

La Misión de Jesús en la Tierra

Versículo Clave: “Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.”
—Lucas 4:21

Escritura Seleccionadas:
Lucas 4:14-21

DESPUÉS DE SALIR del desierto donde moraba después de su bautismo, Jesús, con la fuerza del Espíritu Santo, comenzó su ministerio público, enseñando en las sinagogas con respecto al reino de Dios. Más tarde, cuando llegó a Nazaret, donde se había criado, también entró en una sinagoga en el Sábado y leyó una porción de las Escrituras en el libro del profeta Isaías (Lucas 4:14-17

“El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor.” —vss. 18,19

Después de que Jesús leyó estas palabras de Isaías, el relato dice que cerró el libro y se sentó, con los ojos de todos reunidos allí fijados en él. (vs. 20) Nuestro versículo clave entonces declara que el Maestro afirmó que el pasaje que acabó de leer se cumplió en ese mismo tiempo y a los oídos de todas las personas en la audiencia.

La reacción inicial a las palabras del Señor era la de admiración, a medida que sus oyentes reconocieron que sus expresiones estaban llenas de gracia. (vs. 22) Sin embargo, a medida que seguía hablando, sus palabras reprendieron la injusticia de ellos, y la actitud anterior de alabanza hacia él se convirtió en ira, porque no realizaría ningún milagro “en su propia tierra.” (vss. 23, 24) Luego procuraron despeñarle de la cumbre de un monte, pero pasó por en medio de ellos ileso antes de partir a otro lugar. —vss. 28-30

Al fin de su ministerio, Jesús había sido consumido totalmente en hacer la voluntad de Dios. Aunque fue rechazado por los escribas, los fariseos y los saduceos, el Maestro fue bien recibido por la gente común, quienes lo escuchaban con gusto. Curó a los enfermos, expulsó a los demonios, y alimentó a las multitudes—en una ocasión, cinco mil y en otra instancia cuatro mil. Sin embargo, a pesar de todo este testimonio maravilloso, él sabía que la hora de su partida terrenal estaba cerca. Nuestro Señor comenzó a dar algunas verdades que eran muy poderosas, y que indicaban que estaba buscando sólo aquellos que deseaban seguirle a cualquier costo, con la posibilidad de estar asociados con él en el reino de su Padre. —Juan 6:56-68

Como creyentes, nosotros también tenemos la misión de promover el mensaje del reino. (Mat. 24:14) Que cumplamos nuestra comisión a medida que damos testimonio al plan de Dios, con la esperanza de ser utilizados como instrumentos para encontrar al resto de los miembros del cuerpo de Cristo. El siguiente testimonio profético bien podría utilizarse como una guía para nuestras acciones en este tiempo: “Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis. Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad. Y yo dije: ¿Hasta cuándo, Señor? Y respondió él: Hasta que las ciudades estén asoladas y sin morador, y no haya hombre en las casas, y la tierra esté hecha un desierto.” (Isa. 6:9-11) ¡Que bendito privilegio es lo nuestro!



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba