ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para 27 de abril

Desde el Sufrimiento Hasta la Gloria

Versículo Clave: “Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.”
—Lucas 24:27

Escritura Seleccionada:
Isaías 53:5-8;
Lucas 24:25-27, 44-47

LAS PALABRAS de nuestro versículo clave se toman del testimonio relatado por el Señor resucitado cuando apareció como forastero a dos discípulos caminando hacia la aldea de Emaús. Sabía que los profetas no sólo habían declarado las glorias venideras que serían suyas, sino también los sufrimientos que tendría que soportar antes de su glorificación. Una de las muchas profecías que hablaban de estas cosas se encuentra en las palabras de Jeremías: “Y yo era como cordero inocente que llevan a degollar.” (Jer. 11:19) Este “forastero” explicó que era necesario que Jesús sufriera estas cosas, a fin de cumplir con su obra como el “Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” —Juan 1:29

Vemos corroboración adicional de estas verdades acerca de Jesús tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. En Isaías 53:5, 7, leemos: “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados… Angustiado él, y afligido, no abrió su boca.” El Apóstol Pablo indica que era necesario que nuestro Señor soportara todas estas cosas, aun hasta la muerte, a fin de que pudiera “compadecerse de nuestras debilidades.” Por lo tanto, “por lo que padeció aprendió la obediencia.” —Heb. 4:15; 5:8

La mejor ofrenda que cualquier miembro de la raza caída pudiera haber hecho todavía no podría quitar el pecado. Adán, un hombre perfecto, había pecado, y sólo el hombre perfecto, Jesús, podría rescatarlo. En otro testimonio profético, encontramos a Jesús hablando de sí mismo: “Sacrificio y ofrenda no te agrada; has abierto mis oídos; holocausto y expiación no has demandado. Entonces dije: He aquí, vengo; en el rollo del libro está escrito de mí; el hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado.” (Sal. 40:6-8) Las palabras “en el rollo del libro” son una referencia al hecho de que la obra redentora de Jesús fue mencionada proféticamente “en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.” —Lucas 24:44

Antes de su muerte, Jesús había declarado de sí mismo, “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” (Juan 8:12) Ahora, apareciendo a sus seguidores como el Señor resucitado, les pronunció palabras diseñadas para iluminar sus mentes así como para darles consuelo con respecto al propósito de su muerte y resurrección. “Les dijo: Paz a vosotros… Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras.” —Lucas 24:36, 45

Siglos antes, Moisés había repetido todas las palabras de la Ley al pueblo de Israel. Ahora Jesús, el “profeta… como a” Moisés (Hechos 3:22), había cumplido la ley, y empezó a abrir las mentes de su pueblo, “hablándoles acerca del reino de Dios,” y enseñándoles a “cumplir la ley de Cristo.” (Hechos 1:3; Gal. 6:2) Después de que el Señor resucitado apareció a sus discípulos suficiente veces para llevar a cabo todo lo que fue necesario a su favor, “se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo.” (Lucas 24:51) Verdaderamente, podemos regocijarnos con estas palabras: “El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.” —Apoc. 5:12



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba