ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para 13 de abril

Un Rey-Sacerdote Mesiánico

Versículo Clave: “Y le decían: ¡Salve, Rey de los judíos! y le daban de bofetadas.”
—Juan 19:3

Escritura Seleccionada:
Jeremías 23:5, 6;
Zacarías 6:9-15;
Juan 19:1-5

EN LA LECCIÓN de hoy, vemos a Jesús ante Pilato. Después de haber sido azotado por el gobernador romano, los soldados pusieron una corona de espinas sobre la cabeza de Jesús, y le vistieron con un manto púrpura. Entonces, con escarnio, pronunciaron las palabras de nuestro versículo clave. Pilato no había encontrado ninguna falla en él, nada digno de muerte. Para él, Jesús tenía el derecho de seguir viviendo. De hecho, como registrado por los apóstoles más tarde, “Cristo… no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca.” “Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores.” —1 Ped. 2:21, 22; Heb. 7:26

Jesús era el Cristo, el ungido, “el hijo de David.” (Mat. 1:1) Cristo es el equivalente griego de la palabra hebrea Mesías. Leemos en Marcos 1:1 que Jesús era “el Hijo de Dios.” En el Evangelio de Lucas se registra la proclamación del ángel Gabriel acerca del nacimiento de Jesús. “Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.” —Lucas 1:32, 33

Regresando al marco de circunstancias de nuestra lección, la respuesta simple de Pilato a los líderes religiosos judíos contra Jesús fue: “He aquí el hombre.” (Juan 19:5) Respondieron a Pilato de una manera desafiante, diciendo: “¡Crucifícale, crucifícale.” (vs. 6) Esta burla de la justicia de Dios pronto llegó a su fin según lo registrado en las palabras, “le crucificaron.” (vs. 18) Los líderes religiosos de Israel habían rechazado por completo, e incluso provocado la muerte de su rey legítimo—el Mesías esperado por mucho tiempo.

En Zacarías 6:12, el profeta registra estas palabras: “Y le hablarás, diciendo: Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: He aquí el varón cuyo nombre es el Renuevo,… y edificará el templo de Jehová.” El término “Renuevo” señala a Cristo, y se utiliza varias veces en las Escrituras. En Isaías 4:2, se refiere proféticamente a Jesús como el “Renuevo de Jehová.” Él también se conoce como “vara” del tronco de Isaí, el padre de David (Isa. 11:1), y un “Renuevo justo.” (Jer. 23:5) Jesús era el heredero legítimo del trono de Israel, porque era un descendiente directo a través del linaje real de David, y también porque era el representante de Dios a su pueblo.

La humillación del Mesías, la obediencia hasta la muerte, y la exaltación posterior se demuestran en muchos pasajes de las Escrituras (véase Isa. 52:13-15; Isa. 53; Fil. 2:5-11). Su perfección como “hijo del hombre”, aun hasta la muerte, lo hizo posible ser el “postrer Adán” (Heb. 2:6-9; 1 Cor. 15:45, 47) Y el “heredero de todas las cosas.” (Heb. 1:2) El concepto de Rey-Sacerdote es señalado por vincular varias Escrituras. “Así tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote, sino él [Dios]… Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.” (Heb. 5:5, 6) El nombre Melquisedec significa “mi rey es justo.” Al rey-sacerdote que se le dio este nombre originalmente se menciona en Génesis 14:18, así como por Pablo en la epístola a los Hebreos 7:1-4, y se demuestra ser una imagen de Cristo como Sumo Sacerdote y Rey. (Véase también Zacarías. 6:12, 13) Pronto, él será revelado a toda la humanidad como “Rey de reyes y Señor de señores.” —1 Tim. 6:15



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